lunes, julio 10, 2006

Miguel ángel Granados Chapa y su columna del 6 de julio

Gracias El Sendero del Peje he leído la columna de Miguel Ángel Granados Chapa del 6 de julio. La reproduzco íntegra.

PLAZA PÚBLICA

Mentiras del IFE y el PAN

MIGUEL Á. GRANADOS CHAPA

El Instituto Federal Electoral nos engañó. Y con ello dio pie al triunfalismo panista y a la denostación de la principal corriente opositora. Carente de eficacia jurídica, la manipulación del Programa de Resultados Electorales Preliminares surtió rotundos efectos políticos, que son la prolongación del antiguo, sostenido y peligroso esfuerzo por sustituir a los ciudadanos en la decisión de quien debe gobernarlos.

Dijo el IFE al cerrar el PREP, el lunes a las veinte horas, que al programa se habían incorporado el 98.45 por ciento de las actas. Mintió. Eran, cuando más, el 90 por ciento. Sólo veinticuatro horas después rectificó parcialmente su omisión y dio cuenta de la existencia de 11,184 actas, referidas a 2.5 millones de votos, que estaban excluidas de aquel programa. Justificó el ocultamiento de esa información (el hecho mismo de que hubiera actas “en reserva” y el monto y sentido de los votos expresados en las actas) atribuyéndolo a un acuerdo de los partidos para dejar de lado en el PREP actas que mostran “inconsistencias”. Y alegó que los partidos no sólo conocían el archivo en que fueron confinadas esas actas sino hasta lo consultaron. La explicación incluyó una nueva mentira, pues en febrero los partidos acordaron los criterios de inconsistencia, pero no intervinieron en la calificación en cada caso, ni pactaron que se guardara silencio sobre las actas respectivas.

Por lo demás, los ciudadanos, la sociedad ignorábamos lo que el IFE y los partidos conocían. Ignorábamos que la verdad no era que Felipe Calderón tuviera cuatrocientos mil votos de ventaja sobre Andrés Manuel López Obrador. El candidato panista, a sabiendas, citó al PREP en su declaración nocturna del domingo para fundar su proclamación de triunfo. Y su partido, en la noche siguiente, pretendió que esos resultados preliminares fueran suficientes para declarar triunfador a su candidato. Con ello se montó una doble trampa: dar por hecha e irreversible la victoria de Calderón y denunciar como tramposo al que denunciara la trampa. Se descalifica una vez más a López Obrador como infractor de la ley cuando en cambio pugna por su cumplimiento.

El montaje informático ha sido en extremo útil para quienes lo realizaron, como plataforma para generar efectos propagandísticos, mediáticos, políticos, si bien carece de consecuencias materiales, jurídica. Éstas apenas derivarán de la suma de los votos que se realiza desde ayer en los consejos distritales, y ese resultado será el que tenga en cuenta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para hacer el cómputo de la elección presidencial. Allí el IFE ha permitido otro momento de manipulación informativa. Ese instituto no computa la elección presidencial. Hoy mismo, o mañana o el sábado, lo más que hará su secretario ejecutivo es informar al consejo general que han concluido las sesiones de cómputo en los distritos y comunicará la suma de los resultados distritales. Al Tribunal corresponde realizar el cómputo de la elección presidencial, declarar la validez de la elección y proclamar al Presidente electo. Para ello, los consejos distritales remitirán al TRIFE los expedientes de su respectiva elección. No los envían al IFE, de suerte que de allí surgirán, hoy o mañana, o el sábado, sólo cifras totales, no una declaración jurídica.

Al cerrar por segunda vez el PREP, el martes a las ocho de la noche, quedaron incorporados los datos de las actas declaradas originalmente inconsistentes. La diferencia de votos entre Calderón y López Obrador disminuyó entonces de 400 mil del primer cierre a 257 mil. Y es que en esas actas, cuya información fue escamoteada a la sociedad hasta el cuatro de julio por la noche, había más votos a favor del candidato de la coalición Por el bien de Todos que en favor del candidato panista. Con cinismo, René Miranda, coordinador del PREP, coincidió con Manuel Espino y Andrés Sojo, propagandistas de Calderón,: aun con la corrección el panista sigue arriba, en expresión que sugiere que lo dicho en el PREP, como han querido el PAN y su candidato, asigna victoria y derrotas.

La corrección perpetrada por el IFE fue incorrecta. Las inconsistencias que obligaron a dar trato diverso a esas once mil y pico de actas desaparecieron como por encanto. Lo inconsistente se trocó en consistente. Lo ilegible en legible, lo confuso en claro. Y todo eso ocurrió en una operación asombrosa: el criterio informático para declarar inconsistente una acta operó para cada caso, en más de once mil ocasiones. Pero para la conversión de que hablamos, que permitió saber qué destino tuvieron dos millones y medio de votos se tomó de una vez, en una sola operación, curando de sus defectos a las once mil actas, sin tener en cuenta la peculiaridad de cada una. Seguramente que, como todas, las actas de esas casillas fueron ayer, y lo serán hoy y mañana, o el sábado, examinadas escrupulosamente por los consejeros electorales y por los representantes de la coalición que apoya a López Obrador, no sea que la corrección de lo incorrecto genere nuevas incorrecciones.

Los partidos y los candidatos acordaron, y aunque no lo hubieran hecho tienen obligación exigible de hacerlo, respetar los resultados formales. No los alcanza el compromiso, que mucho menos vincula a los ciudadanos, de solapar la ilegalidad, de admitir mansamente las trampas. Es preciso reconocer los resultados legalmente establecidos, no la apariencia tenida por cierta y profusamente divulgada.

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