Estoy trabajando como burro (la gripa ya se fue afortunadamente), pues me encuentro en una encrucijada de mi vida personal y profesional de suma importancia.
Esta es la razón principal de las pocas publicaciones que he realizado. Además, estoy preparando un documento sobre el momento político actual, partiendo de 1982 y viendo hacia el futuro. Debo ser sincero, a veces creo que es delirante, pero en el pasado he tenido ideas y pensamientos que han parecido descabellados y la realidad me ha dado la razón.
Por lo tanto, me arriesgaré a compartir con ustedes el resultado de dicho ensayo, el que por su extensión es probable que publique en varias entregas. Realmente no pretendo predecir nada, menos explicar el pasado, pues como Experto de Nada no me puedo arrogar tal derecho. Simplemente haré un recuento de acontecimientos que creo están muy relacionados con los tiempos presentes y aventuraré algunas opiniones.
Ojala cuente con su retroalimentación, pues este blog, a pesar de tener muchas visitas, adolece de la falta de comentarios de quienes pasan por aquí.
2 comentarios:
Bueno, a reserva de ser tachada de tendenciosa y con evidente favoritismo, dado que comparto ambos apellidos contigo, por fin me atrevo a hacer un comentario. Invitada por esta reflexión personal que haces, me alegra saber que tu salud ha regresado, pero sobre todo, que tengas la intensión de realizar un ensayo delirante sobre el momento político actual. Delirante no ha de ser sólo por lo que implicará hacer el recuento, sino por lo delirante que es en sí ésta realidad de nuestro país, digno exponente del realismo mágico.
Confieso públicamente (que casi es a solas contigo por la ausencia de comentaristas a tu blog) que, aunque soy bastante más tendenciosa que tú (hacia la izquierda, siempre a la izquierda) me es una delicia leer la atinada selección de noticias que incluyes y los comentarios que plasmas, con el típico sabor agridulce y a veces ácido, que te caracteriza. Ni modo, y apelando a la comprensión de los posibles lectores, me asumo como tu admiradora una vez más.
En las varias ocasiones que he ingresado a tu blog me ha sorprendido no ver comentarios, y vuelvo a confesar (que no al oido de Monseñor Abascal ni de Monseñor Rivera, sálveme el Creador)que yo tampoco me he atrevido a dejar comentario alguno. Si reflexiono se me ocurre que es porque me da pánico escénico aventurar opiniones al inmenso universo ciberespacial... ya sabes, crecí en la era del lapicito, la calculadora de puntos, la máquina de escribir de esferita... y sobre todo, de la acalorada discusión cara a cara... por lo que me pregunto ¿qué hará este monstruo ciberespacial con mis palabras? ¿las someterá al abuso, a la violación o a la descalificación? ¿cómo defenderlas una vez que han partido de mi regazo?
Sin embargo, dado que compartimos la casta, me decido a tomar otro reto más en la vida -!vaya que me he tomado varios y muy grandes!- y lanzaré de vez en vez algunas de las reflexiones a las que me mueve este espacio donde ventilas tus ideas. Al final, si sólo tú y yo entramos en diálogo... tendremos algo para publicar en nuestras memorias familiares que podremos dejar de ocurrente herencia a nuestras y nuestros retoños.
Va un saludo y que corra la bolita...
Eso sí, voto por voto, casilla por casilla, por el país que amo, por mi amor a la gente, porque soy amante de la lucha por la paz con justicia y dignidad.
Bueno, tal vez ayude a perderle el miedo al Aleph ciberespacial: la expresión es derecho general, sin importar de qué lado del espectro político se esté. Asumir las opiniones y ventilarlas es una actitud responsable, y si se me permite, hasta revolucionaria (en lo social, lo intelectual, lo personal y lo colectivo).
Opinar, entonces, es más un compromiso que un ejercicio de vanidad; un divertimento que una manda; un ejercicio democrático (en el término más amplio de la palabra) que un tributo a las musas; un acto de congruencia que un acto de urgencia.
Gracias hermana, yo también soy tu fan declarado.
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