Clic para agrandar.Bajo el pretexto de proteger a dos soldados israelíes secuestrados por las milicias del Hizbulá o Hezbollah, el gobierno de Israel ha desatado el infierno en Líbano.
Israel no se ha destacado nunca por su diplomacia, sino por la fuerza bruta de sus armas; tampoco por la razón y el humanismo, sino por la rabia, la venganza y el odio. Y esto es un ejemplo más de su histérica concepción del mundo, al que pone al borde de un conflicto regional, y quizá mundial, de pronóstico reservado.
Las tragedias que ha vivido el pueblo judío de ninguna manera justifican su proclividad histórica a la sangre, la muerte y el dolor, así como tampoco la flagrante violación al derecho internacional.
Su objetivo es acrecentar la tensión en el área, hacerse de la Palestina, expulsar a sus "enemigos" y, en suma, conquistar por la más brutal de las fuerzas a los palestinos. Los soldados secuestrados solamente le dieron a Ehud Olmert, primer ministro israelí, la oportunidad de lanzar una ofensiva.
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