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Rusia está a punto de lograr su ingreso al G8, y no es por la linda cara de Putin, sino por las reservas energéticas que tiene, así como por el hambre de hidrocarburos y derivados que tienen los países industrializados.
En la infografía podemos ver que las exportaciones petrolíferas de Rusia se han más que duplicado de 1996 al año pasado, mientras que su producción ha crecido más de un 50%.
En cuanto a los consumidores, Alemania es la campeona con un 32.6% del petróleo ruso y el 41.5% del gas de la misma nacionalidad, muy por encima del segundo lugar que es Italia. Hasta hoy, EU, Japón y Canadá mantienen niveles de consumo cercanos o iguales a cero de ambos energéticos.
Rusia, a través de Vladimir Putin ha logrado jugar adecuadamente sus cartas para colarse en el escenario político internacional después de la debacle originada por la glasnot y la perestroika, iniciadas por Mijail Gorbachov y llevada hasta extremos absurdos por el borrachín Boris Yeltsin.
Entre tanto, México se ha dormido en sus laureles, más por la pasividad, el servilismo y el entreguismo a los intereses estadounidenses.
A pesar de que hay una propuesta de la GB de ampliar el G8 a G13 para incluir a países como Rusia, México y Brasil, poco mérito tiene la administración gerencial de Fox, que se beneficia de los rebotes ocasionados por las carambolas de los grandes jugadores geoestratégicos, como la multicitada patria de Tchaikovsky, Chéjov, Tolstoi y Lenin, que por una política energética internacional.
Como es costumbre del expresidente en funciones, recogerá las migajas, si alguna quedara, de una política de altos vuelos que le rebasa sobradamente, ya que su principal papel es el de patiño que todo da y nada recibe; nada propone y sólo se pliega de manera trágicamente cómica a los movimientos del ajederez mundial de los hidrocarburos.
Quienquiera que quede como Presidente de México, deberá relanzarlo como un jugador más con la fuerza suficiente para influir en la danza energética mundial, obteniendo beneficios estratégicos para la República, y reposicionando al país en su tradicional rol de liderazgo en la región latinoamericana, más allá de las filias y fobias del ganador de la rifa del tigre, reconstruyendo lo que Foxse ha afanado en destruir: la fuerza diplomática de México, su importancia estratégica y su respeto internacional.
Technorati Tags: Rusia, G8, petróleo, energéticos, gas, geopolítica, México
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