jueves, mayo 04, 2006

¿De quién es la mano?

Ayer en la noche pensaba: Pasta de Conchos, SICARTSA, 1ero. de Mayo, Atenco. ¿Se están saliendo del balance natural los actores sociales del país?

Digo balance natural, porque en el gobierno federal no hay quien haga algo por darles cauce dentro de la institucionalidad, la legalidad y el estado de derecho. El lema de este gobierno desde hace casi cuatro años es "¿Y yo porqué?".

Esta política de "dejar hacer" es el caldo de cultivo ideal para que los sectores más radicales del espectro político y social en México saquen provecho. Ya saben, "A río revuelto, ...". Con la premisa de que los vacíos de poder tienden a llenarse espontáneamente, el desbaratamiento de las estructuras corporativas del poder desde el gobierno de Carlos Salinas sin haber creado aquellas que las reemplazarían, ha ido acumulando presión que puede liberarse violentamente si no se actúa en consecuencia.

Bien lo decía la difunta, aunque siempre viva, Mafalda "El problema no es romper el sistema, sino saber qué hacer con los pedazos". Pues hasta ahora nadie ha demostrado saber qué hacer. Ni Salinas, Ni Zedillo, ni Fox han acertado a comprender que la mercantilización del país, privilegiando la economía sobre lo social, lo político y lo humano, vuelve yermo el territorio nacional, yesca que arderá con una pequeña chispa. La estabilidad macroeconómica no significa absolutamente nada si el bienestar de los ciudadanos no acaba de llegar.

Hasta ahora, pareciera que se trata solamente de hechos aislados, que el azar ha juntado en el tiempo, y por muy poco, aún no en el espacio. Pero se empiezan a delinear vasos comunicantes entre estos violentos, cruentos e irresueltos acontecimientos. ¿Hay una mano que está meciendo la cuna? ¿Hay más de una mano?

No creo en las casualidades, y menos en tiempos electorales.

Para mi desazón, hoy en el noticiero del mediodía de López Dóriga escuché el eco de mis pensamientos en la voz del mismo López Doriga y de Ruy Campos.

México y los mexicanos merecen un mejor gobierno del que hemos tenido en los últimos 40 y pico de años.

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