sábado, mayo 20, 2006

Dolorosa recomposición del espectro político mexicano

A últimas fechas hemos visto entre divertidos, asqueados, indignados y curiosos, el revoltijo en que se ha convertido la vida partidista en México: políticos que saltan sin el menor rubor de un partido a otro, y lo que es peor, son acogidos como hijos pródigos por quienes en el pasado los vilipendiaban. A raíz de esto, los antiguos compañeros ahora nos advierten de lo nefasto que son los que les han dejado.

¡Qué manera tan acomodaticia de cambiar de partido, de chaqueta y de opinión!

Resulta ahora que el PCL (Pelón, chaparrito de lentes), se ha reunido con lo más granado (¡¿?!) de lo que fue el gabinete de Zedillin: Genaro Borrego Estrada, Jesús Reyes Heroles (socio de la encuestadora GEA-ISA, dato que seguramente alimentará las cuchareadas preocupaciones de AMLO), Carlos Ruiz Sacristán y Luis Téllez. ¡Ah pa' grupito!

Calderón se equivoca al darle tanta relevancia a este encuentro a estas alturas de las campañas por la presidencia del país. Comete el mismo pecado que tanto ha criticado: fomentar y aprovecharse del "Chaquetazo". Ignorantes de lo que es la política, no la comedia de enredos que hoy recibe ese nombre, el equipo de Calderón presume contactos con ex funcionarios zedillistas.

AMLO y ¿su? partido han venido aportando su granito de arena desde hace tiempo. El ejemplo más evidente: Manuel Camacho Solís como pieza clave de su equipo de campaña. Y como pilón, el mismísimo AMLO, distinguido priísta años ha.

Bobito Madrazo, cariñitativo de Bob, también quiere bailar, cuando alerta (¿ o amenaza?) que lo que suceda con él como resultado de las elecciones, será lo mismo que suceda con el PRI.

De la chiquillada, ya ni ocuparse, como por ejemplo, del infame PVEM y su Niño Muerde.

Me parece que asistimos a la agonía de los partidos políticos que hemos conocido por años. Después de esta promiscuidad partidista, es muy probable que veamos retoñar nuevas organizaciones políticas de las cenizas, por la chamusquina más que por el símil con el ave fénix, de las actuales. No necesariamente serán mejores, pero sin duda serán diferentes.

Ojala que esa diferencia sea cualitativa.

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