Cualquier nación, al utilizar al ejército para tareas civiles, lo hace bajo condiciones de emergencia: desastres naturales, control de revueltas, combate al crimen organizado, y situaciones similares extraordinarias.
Al hacerlo, el Gobierno admite explícita o tácitamente que el Estado (que son cosas diferentes pero intrínsecamente realcionadas) se encuentra en peligro.
Enviar efectivos de la Guardia Civil a la frontera mexicana es una aceptación implícita del gobierno de los EU de que no ha podido controlar, mediante los poderes civiles, la situación de la frontera. Es también aceptar que el gobierno ha fracasado en cumplir con sus deberes y obligaciones constitucionales de garantizar la seguridad del territorio nacional, sus ciudadanos y sus bienes. Implica también, que en el Gobierno Mexicano no hay capacidad o voluntad para realizar las tareas que le corresponden para atacar el fenómeno de la migración, el tráfico de drogas y la inseguridad.
Militarizar la frontera es un canto fúnebre al poder civil, a las garantías constitucionales de ambos lados de la frontera, a los derechos humanos y a las vías de negociación. Es la marcha triunfal de la intolerancia, la soberbia, la estulticia, y sobre todo, de los más obscuros intereses militaristas, imperialistas e intervencionistas en los EU.
No deja de llamar la atención la escasa cobertura en los medios mexicanos de esta noticia que tendrá un gran impacto en nuestro devenir como nación. López Dóriga apenas dedicó unos segundos a la nota. Los portales de Reforma, El Universal y El Financiero escamotearon la nota, simplemente no aparece.
¿Estamos ante un complot de silencio, como en 1968, para cubrir las pifias del gobierno de Fox? Ya veremos los próximos días cómo se aborda la noticia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario