Mucho se ha dicho que cuando la economía de EU estornuda, a México le da gripa. Pues ahora también se aplica a la política.
La militarización de la frontera, que el gobierno federal se niega a reconocer haciéndola de corifeo de Bush, es una jugada política interna de EU, pero que tendrá consecuencias devastadoras para la política interna de México, al igual que para la exterior.
La demostración de fuerza e intolerancia de Bush busca ganarle el apoyo de los sectores más duros, más radicales, la élite de la ultraderecha, que lo habían venido reprendiendo a últimas fechas. Los sondeos de opinión en EU colocaron a Bush en niveles inferiores al 30% de aceptación, un mínimo histórico. Esos sondeos revelaban que incluso los republicanos rechazaban las políticas de Baby Bush. La militarización es una respuesta para ellos: los he escuchado y haré lo que sea para recuperar su simpatía.
Es también un mensaje para los migrantes: mano dura para los legítimos reclamos de una población extranjera que genera un buen porcentaje del PIB de EU sin tener los derechos mínimos.
Pero, ¿cómo afectará esto a México? En primera instancia vuelve a exponer la debilidad extrema de la política exterior de Fox, que es como el traje del Emperador: sólo él la ve bien. Porque dudo que su gabinete se trague el optimismo de Fox, pero lo tienen que defender a ultranza por varios motivos, uno de los principales: su ideología empata con la visión unipolar actual de la Casa Blanca. En buen romance se diría "Sólo mis chicharrones truenan", y el gobierno del cambio aplaude a rabiar. También pone en evidencia la pobre estatura de estadista de Fox, su mínima credibilidad en foros internacionales, su poco prestigio personal, y la débil posición en que los panistas y neoliberales han colocado la política exterior mexicana. En suma, destapa lo patético del gobierno foxista.
En el plano interno, esto significa que si ya los incontables Jinetes del Apocalipsis Mexicano (Corrupción, Delincuencia Organizada, Migración, Pobreza, Inequidad en la distribución de la riqueza, etc.), olían la oportunidad de enseñorearse por el país, en un caldo de cultivo propicio como el escenario pre-electoral, ahora saben que tienen carta blanca para cabalgar impunemente, pues no hay gobierno que los contenga.
Los recientes sucesos confirman la descomposición de la vida nacional: El gober precioso, los Bribiesca, Pasta de Conchos, Sicartsa, Atenco, Marcos, la guerra sucia, los asesinatos realizados por el crimen organizado en Guerrero, Chihuahua, Tijuana, Sinaloa, y el reciente ataque con granadas de fragmentación en Monterrey, sólo por nombrar algunos.
Fox no puede menos que repetir como chachalaca los argumentos de Baby Bush: No hay militarización de la frontera, sólo sacaron a pasear a la Guardia Nacional para que ayude a los turistas en la franja fronteriza. De otra manera, estaría aceptando su nula personalidad política, su creciente desprestigio, el fracaso de su políticas migratoria y exterior. En fin, reconocería lo que todos sabemos. Y dudo que el Prozac lo pueda mantener en su mítico e idílico mundo ideal, lo que conocemos como Foxilandia.
Tendremos que ver cómo reaccionan los demás poderes de la Nación, principalmente el legislativo y el poder ciudadano. ¿Tendremos que salir a marchar a las calles para repudiar esta nueva agresión? ¿Tendremos que generar boicots generalizados? ¿O seguiremos acumulando soterrados odios contra los gringos?
Es un tiempo de definición para la República, y sabemos que no contamos con el Poder Ejecutivo porque se encuentra formalmente en las manos de un apátrida inepto.
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