El sitio se llama "Uso de Razón", es publicado por Ricardo García Damborenea, quien lo describe como
El arte de razonar, persuadir, refutar. Un programa integral de iniciación a la lógica, el debate y la dialéctica.
¡Ay Virgencita de Guadalupe! ¡Cómo nos hace falta en los días presentes!
Pues bien, una de las secciones es el Diccionario de las Falacias, en el cual encontré algo que nos viene al pelo. ¡Bueno! Más que a nosotros, a los candidotes, digo, candidatos. En dicho diccionario, define los términos Falacia ad Hominem o falacia ad personam. Disfrútenla.
Se llama así todo mal argumento que, en lugar de refutar las afirmaciones de un adversario, intenta descalificarlo personalmente. Consiste, por ejemplo, en negar la razón a una persona alegando que es fea. Al describir a un oponente como estúpido, poco fiable, lleno de contradicciones o de prejuicios, se pretende que guarde silencio o, por lo menos, que pierda su credibilidad.
Estamos ante un ataque dirigido hacia el hombre, no hacia sus razonamientos. Es una agresión, como la del jugador de fútbol que no logra alcanzar la pelota y da una patada a su adversario para derribarlo. Podemos distinguir dos variedades: el ataque directo y el indirecto.
¿De casualidad les suena conocido?
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