Ahora sí hasta las formas se perdieron. El secretario general de la ONU, el sudcoreano Ban Ki-moon, aprobó el asesinato de Hussein al declarar que El Carnicero de Bagdad había cometido "crímenes odiosos y atrocidades innombrables".
Atrocidad innombrable y crimen odioso es que el máximo organismo rector de las relaciones entre los países, al menos en el papel, justifique y acepte el asesinato de Hussein, dándole carta de naturalización a la pena de muerte, cuando la posición de ese organismo siempre fue condenarla, y a la serie de irregularidades que plagaron el juicio.
Como lo dije anteriormente, no pueden defenderse los actos cometidos por Hussein, pero de eso a festinar su asesinato hay una gran distancia. Supongo que algún vocero oficioso saldrá al quite y dirá que Ki-moon no dijo lo que quería decir, que fue malinterpretado, que sus palabras se sacaron de contexto, etc. No cabe duda que la escuela Fox está dejando huella en el mundo.
Si la ONU convalidó en los hechos las recientes aventuras bélicas de EU, por lo menos había guardado las formas condenando la barbarie de Baby Bush y sus halcones. Sabemos que en política la forma es fondo, por lo que las declaraciones de Ki-moon tienen graves consecuencias para el concierto de naciones, tan desafinado últimamente.
La debilitada ONU pierde, así, más credibilidad y autoridad moral. Difíciles tiempos vivimos cuando los líderes políticos dejan de hacer política. Ki-moon debería de renunciar, pues ha cometido una pifia terrible.
Sí, terribles tiempos vivimos.
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