lunes, enero 22, 2007

¿Regresar al pasado? ¡Nunca!

Foto José Carlo González. La Jornada.
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Fox nos dio el cambio (pero de escudo nacional), sacó al PRI de Los Pinos (formalmente, porque Salinas de Gortari lo había sacado en su sexenio), y enterró a la Presidencia Imperial (bueno, solamente a la Presidencia).

Ahora Calderón exhuma las viejas prácticas de control informativo llevadas a cabo por casi todos sus antecesores.

Cuando el pelón chaparrito de lentes nos advertía, buena onda que es, de que López Obrador era el chamuco, que nos llevaría a la ruina, que era un peligro, que borraría el tiempo y nos llevaría al populismo, que retomaría prácticas autoritarias, que causaría inflación, y que se sacaba los mocos, no contaba con que la terca realidad lo haría caer en algunas de las prácticas de las que nos alertaba.

Pues Su Serenísima Majestad Felipe El Nono, antes conocido también como el Hijo Desobediente, ha decretado, por los poderes que le confiere el Imperio Panista Ibérico (publicaré en otra oportunidad la manera en que España se ha lanzado a la reconquista de México), que toda dependencia de su gobierno deberá cuidar la imagen del Emperador Calderón.

La orden es clara: todos los voceros de las dependencias federales deben recibir, los lunes y jueves de cada semana, instrucciones sobre la política de comunicación social del gobierno calderonista. La intención es "cuidar y recuperar la imagen institucional del Presidente de la República", controlar la información y "no caer en contradicciones" que pudieran desembocar en confrontaciones entre funcionarios, como ocurrió en el sexenio pasado.

Esta modernísima práctica fue revivida, y redimida, por los inefables Juan Camilo Mouriño (parte de la flota corsaria española que tiene a México en su mira), flamante Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, y por Maximiano Cortázar, vocero de Su Majestad.

... el objetivo es "posicionar" al jefe del Ejecutivo ante la opinión pública y cuidar que ninguna información, liberada para su difusión, se contraponga al hilo discursivo de Calderón.


Lo malo es que la realidad es la que se le atraviesa al discurso de Felipe El Nono.

Pero el cuidado, desarrollo y conservación del incipiente Imperio Panista Ibérico todo lo justifica. Este súbdito Esperto de Nada baja el testuz y ¿llora?, ¿rie? acordándose de las promesas de campaña del pelón chaparrito de lentes.

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