Entre el jolgorio de los jilgueros se anuncia rimbombantemente el éxito del operativo contra la delincuencia organizada (eufemismo de narcos) en Michoacán y se anuncia el próximo objetivo: Tijuana.
Don Lázaro Cárdenas Batel, nieto de Lázaro Cárdenas del Río, se presenta radiante de felicidad ante los medios dando las gracias al Señor Presidente (¡but of course!) de que le haya ayudado a poner "en orden" su casa.
Mientras, una miríada de funcionariso federales, al son de "¡Pero sigo siendo el Rey!", dan cifras y hacen cuentas alegres de la cantidad de rufianes aprehendidos.
¡Ja! ¿Cuántos de los lavadores de dinero se capturaron? Ninguno. ¿Cuántos operadores financieros cayeron? Ninguno. ¿Cuantos políticos corruptos fueron apresados? Ninguno. ¿Cuántos capos mordieron el polvo? Ninguno.
Ultimadamente, ¿quién soy yo para poner en duda los triunfos de Calderón? Nadie, simplemente un Experto de Nada.
¡Pa' su ...!
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