Los grandes equipos siguen regateando el buen juego, los jugadores consagrados se cuidan como primas donnas, la emoción ha sido desterrada de los estadios, la especulación se enseñorea en el deporte más popular del mundo. ¿Qué está pasando?
En mi opinión, se trata simplemente de dinero. Las ligas, principalmente las europeas, exprimen a sus jugadores hasta la última gota de vigor con un calendario, largo, complejo y abultado; las primas económicas para las selecciones son el principal factor de cálculo de entrenadores, directivos y jugadores en las ecuaciones mundialistas; los contratos de publicidad le han succionado la sangre a los representativos nacionales, sustituyéndola por oro líquido; los derechos de transmisión establecen fuertes compromisos para las federaciones nacionales del balompié; los jugarores llegan exhaustos y resentidos físicamente al mundial, lo que ha incrementado el número de lesiones y la necesidad de cuidarse para preservar los generosos contratos que tienen firmados. En fin, la mano del dinero le ha robado la magia al futbol, remplazándola por un juego mediático que nada aporta al deporte, y mucho menos, al aficionado.
Este preámbulo explica las lamentables actuaciones del día de hoy, principalmente de dos de los representativos consagrados con campeonatos mundiales: el pentacampeao y los galos.
En el primer encuentro, Japón y Croacia hicieron lo suyo, empataron 0-0, lo que refleja la pobreza de ambos seleccionados. No puede reprochárseles mucho, así como tampoco cronicar algo.
Brasil es el gran estafador. En lo personal profeso una gran simpatía por este cuadro, más por su grandioso país, su extraordinaria gente y sus glorias pasadas, que por lo que ha hecho en los últimos cinco mundiales. Hoy Brasil salió a ganar con el nombre: estático, sin imaginación, sin individualidades, sin pasión, sin juego de conjunto, sin sus estrellas aportando algo, sin samba. Solamente la verdeamarelha ondenado al viento. Sin duda, el estandarte de este pobre Brasil, es Ronaldo: lento, pasado de peso, displicente y desesperado.
Australia fue quien puso la dignidad, la garra, el empeño, el desgaste físico en la cancha. Lamentablemente, esto no le alcanzó. el resultado de 2-0 no le hace justicia.
Por su parte, Francia siguió con su espeso futbol, su regateo deportivo, su impersonal y aburrido estilo, y su falta de efectividad. Sacó un vergonzoso empate ante Corea del Sur, que mostró más ganas que contundencia. Injusto, también, el resultado para ambos equipos: Francia debió perder y Corea debió ganar.
Pero lo más injusto de todo, es el pobre despliegue futbolero para los millones de personas que aún confiamos en este tipo de justas mundialistas.
Tabla de resultados del 18 de junio 2006.
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