sábado, junio 24, 2006

México, bien representado

El autor del gol de México, Rafa Márquez, celebrando.
Foto AP a través de espndeportes.


La pasión generada en las competencia internacionales involucra muchas cosas, desde el elemental sentido de pertenencia de un individuo a un grupo, en este caso un país, hasta el reforzamiento de la identidad nacional, pasando por muchas cosas que se encuentran en el medio.

El futbol particularmente arrastra multitudes, independientemente de las razones que se utilicen para explicar este fenómeno. Ver a los mejores jugadores del mundo medirse en una misma competencia no es cosa menor, y verlos entregarse en la cancha es una recompensa para los seguidores de cada uno.

Hoy México dejó todo en el terreno de juego, incluso la calificación a cuartos de finales. Me encuentro aún molesto y triste, pero no decepcionado. Hacer un balance de la actuación de la selección mexicana no es fácil, porque deben dejarse de lados cuestiones extra futbol, como los intereses de las federaciones y los federativos, de los patrocinadores, de las televisoras, etc.

Descascarar la nuez, sobre todo después de una derrota como esta resulta un ejercicio harto difícil, pero se debe hacer más temprano que tarde. Debo admitir con pesar, de que México no quedó eliminado hoy, sino desde el partido con Angola. Haber empatado con los africanos, para después llegar a una derrota ante Portugal producto de la confusión y el nerviosismo, nos llevó directamente ante un serio contendiente a llevarse la Copa: Argentina. En algún momento debíamos de enfrentar a un rival de ese nivel, y nos tocó ahora, pero no puedo dejar de pensar que la mala planeación y la excesiva confianza nos afectaron seriamente. Es una lección que debe aprenderse.

Hoy a los tricolores no se les puede reprochar nada, pelearon, jugaron muy bien, llegaron al límite de su rendimiento físico, mostraron un mejor juego de conjunto que Argentina, quien se vió preocupada, muy preocupada, y por momentos desorientada. México le jugó sin complejos, sin miramientos. Ojala siempre la selección tuviera ese nivel.

Otro aspecto a considerarse es la preparación física de los seleccionados. Demasiadas lesiones debilitaron al equipo. Hoy mismo dos jugadores debieron ser reemplazados por lesión en el transcurso del partido, y qué decir de Borgetti que perdió dos partidos por la misma razón.

En lo personal, Lavolpe no es santo de mi devoción, pero creo que hizo un buen trabajo, a secas, en el tiempo que estuvo al frente del cuadro mexicano. Ignoro si seguirá, pero su labor no fue sobresaliente, incluso por momentos fue errática, como los experimentos que se tiró a probar en el juego ante Portugal: pésimo momento para experimentar y cero planes contingentes en caso de que el esquema no resultara.

Pero vayamos a los jugadores. Desde mi punto de vista la única parte débil del equipo es la delantera. Sin mencionar nombres, solamente analizando las posiciones, es donde tenemos mayor fragilidad. La defensa, desde el portero hasta los zagueros, muestra una solidez de roca, tanto que es calificada como uno de los mejores cuadros defensivos del mundial, y hay quien se atreve a decir que tenemos los mejores zagueros del mundo.

Por lo que toca a la media cancha, se ve asentada con buenos jugadores que cumplen más que decorosamente sus funciones, desde proveer balones a los artilleros, sumarse al ataque, hasta contener los embates de los oponentes. Pero la delantera no me acaba de convencer. Insisto que no desprecio a quienes hoy ocupan esa posición en el cuadro nacional, simplemente digo que no se encuentran al nivel del resto del equipo. Tenemos gente como Fonseca, que es puro corazón, o a Borgetti que tiene el nivel suficiente para jugar en Europa, o a Omar Bravo, que siendo joven aún tiene mucho para dar. Pero la debilidad es tan manifiesta que tuvimos que echar mano del Guille Franco. El caso de Sinha es diferente. En primer lugar es medio y en segundo, ese sector de la cancha no presenta tantos problemas en su conjunto. Mi punto es que en México no somos productores de delanteros. Los goleadores del torneo regular mexicano son extranjeros.

Este es uno de los aspectos en que los federativos, clubes, directivos y autoridades deben de trabajar. Conservar el buen nivel de la defensa, incluídos los porteros, así como de la media cancha, pero establecer programas para desarrollar delanteros talentosos y con un alto nivel técnico, desde las fuerzas básicas.

El golazo que nos dejó fuera del mundial fue obra de un medio, el Maxi Rodríguez, pero con una técnica muy depurada, y hay que admitirlo, una enorme dosis de suerte. Los mexicanos pusieron en serios apuros al Pato Abbondianzeri, quien nos arrebató al menos tres goles, pero hubo muchas otras oportunidades en donde la técnica personal podría haber cambiado la historia del juego, y en ves de obuses vimos petardos.

México debió haber ganado, pudo haber ganado, pero la definición falló una y otra vez. Además, los cambios forzados por las lesiones, redujeron las posibilidades tácticas.

No me puedo sentir satisfecho con la derrota y la eliminación, al contrario, me llena de rabia porque fuimos mejores que los argentinos. Esto demuestra el alto nivel que pueden alcanzar nuestros jugadores en un mundial, y hablan de la calidad futbolística de cada uno. Solamente es cuestión de que se decidan a hacerlo. Con esto, abordo el último tema. A través de los años hemos sufrido muchas decepciones mundialistas, pero las más vergonzosas se dieron cuando la confianza de los seleccionados era nula, y de esto no hace mucho tiempo. Hoy el equipo tricolor se ve en la ruta correcta de adquirir una mentalidad ganadora. Este es otro aspecto que se debe de trabajar: hemos demostrado que podemos hacerlo, ahora hay que asumirlo como un sello, como una actitud, incorporarlo a la mentalidad del representativo nacional. La demostración está en el campeonato mundial logrado por nuestra selección juvenil.

México fue bien representado y debemos celebrar los buenos momentos de la selección, así como rechazar las malas actitudes asumidas ante Angola y Portugal. En ese momento, alcanzaremos niveles de excelencia y llegaremos a campeones del mundo. De no hacerse así, seguiremos siendo los "ya merito".

Bienvenida a México, Selección Nacional.

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