martes, junio 20, 2006

¡Que las maten por tragonas!

¡Qué tristeza! En bloque, los países asiáticos, africanos, del caribe, y algunos europeos como Noruega, Suecia, Islandia y Rusia, han abierto la puerta para que Japón inicie nuevamente la caza de esos estraordinarios, bellos e inteligentes cetáceos, las ballenas amenazadas por la extinción.

Es particularmente extraño que las naciones en desarrollo hayan apoyado a Japón. No tienen industria ballenera, no consumen sus productos y algunos ni siquiera han visto de lejos a estos magníficos mamíferos. Huele a cochupo.

Japón fue derrotado en 4 de cinco votaciones, (las que están en rojo), pero por un margen muy estrecho. Una de las propuestas era establecer el voto secreto, para que no se supiera quién se había sumado a la barbarie.

Lo que sí fue aprobado, háganme el favor, fue declarar innecesaria la moratoria en la veda de caza de las ballenas, acunsándolas de "comer enormes cantidades de peces". Felliniana sesión, delirantes propuestas que Kafka no pudo haber imaginado, absurda resolución que Ionesco festejaría de no ser real. Pero los japoneses las idearon para ganar dinero a cambio de la vida de miles de ballenas.

¡Qué enfermos estamos!

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