El Financiero en linea: "El líder moral del PAN, Diego Fernández de Cevallos, recomendó a su candidato presidencial Felipe Calderón Hinojosa, ... 'no dar por muerto' al candidato de la Alianza por México, Roberto Madrazo, luego del 'levantón' que mostró el abanderado de la Alianza por México en el segundo debate."
Ya estoy grandecito para creer en coincidencias. Hace unos días reaparece Raúl Salinas de Gortari en un acto oficial al que acudió la madre de sus pilluelos, Doña Marta Sahagún. Luego, revive José Córdoba Montoya, el poder detrás del trono de Carlos Salinas de Gortari. El Ángel de la Dependencia, José Ángel Gurría, llega a la presidencia de la OCDE. Marcos anda viendo como agitar el panal. Hoy Zedillo hace declaraciones sobre el país desde su fortaleza en la iniciativa privada estadounidense.
Ayer, balean a la familia de Ahumada, los diputados priístas proponen privatizar Telmex, y finalmente, el Jefe Diego da vida a Madrazo.
¿Saben de donde proviene el mote del hoy Senador del PAN? En el sexenio de Salinas, todos, absolutamente todos pasaban a checar tarjeta a la oficina de Córdoba Montoya antes de pasar con el entonces presidente, si es que el francés les daba luz verde. No importaba si se trataba de gobernadores o secretarios de estado, con mayor razón políticos o funcionarios de menor rango. El todopoderoso Córdoba decidía quién pasaba y quién no.
Pues bien, Diego Fernández de Cevallos era el único, además de Córdoba, que tenía derecho de picaporte en la oficina de Salinas: entraba y salía cuando quería. Al ver esto, los priístas le empezaron a apodar "El Jefe" Diego, pues tenía más privilegios que los mismo compañeros de partido del presidente. De ahí viene el mote que ha sobrevivido hasta hoy.
¿Podemos pensar, entonces, que las declaraciones de Fernández de Cevallos pueden ser casuales? ¿O que le mueve un legítimo interés en alertar a su partido y a su candidato? Yo no lo creo.
El Jefe Diego le resolvió el asuntito del fraude electoral del '88 a Salinas en la cámara de diputados. Fue el que se negó a abrir los paquetes electorales que contenían las boletas, impidiendo el recuento de votos. El ejército, que resguardaba los mencionados paquetes, apuntaban con las armas cargadas a los representantes populares que osaban intentar tener acceso al recinto, en el sótano del Palacio Legislativo, donde se guardaban los paquetes. Fue Fernández de Cevallos el que prácticamente de manera clandestina, logró que se quemaran los mentados paquetes para imposibilitar, de una vez por todas y para siempre, el recuento de votos, sellando la declaratoria de triunfo de Salinas.
Hay muchos episodios más en la oscura y casi criminal trayectoria del Jefe Diego, que demuestran que no es ingenuo, sino calculador; que no es abierto, sino retorcido y turbio; que no actúa en beneficio del país, sino del suyo propio. Algunos de ellos: el escándalo de Punta Diamante; su doble papel como Senador de la República y como abogado triunfante del demandante de la Secretaría de la Reforma Agraria, que nos costó a los mexicanos 1,200 millones de pesos; su principalísimo papel en la conversión a deuda pública de los pagarés firmados por Zedillo para el FOBAPROA, que engendró al IPAB, dejándonos una deuda a todos los mexicanos de 800 mil millones de pesos.
Hasta aquí el recuento de las hazañas de tan sombrío y perverso individuo.
Estos hechos, comprobables y verificables, cimentan mi dicho de que no es casual lo que Fernández de Cevallos declaró hoy.
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