domingo, junio 04, 2006

¿Qué se ha ganado en Irak?


Muchos nos preguntamos acerca de los posibles beneficios obtenidos al invadir Irak, si alguno pudiera existir, especialmente para EU y sus mendaces aliados.

Los objetivos que esgrimieron Baby B, Tony Blair y el inefable José Ma. Aznar, ahora metido a emisario imperialista de promoción a la ultraderecha ejecutando sin rubor acciones intervencionistas en la vida soberana de las naciones de América Latina, fueron básicamente que Saddam Hussein era un peligro (¿les suena la cancioncita?) debido a que estaba armando a Irak hasta los dientes con armas "prohibidas", entiéndanse armas químicas de destrucción masiva.

La caída, aprehensión y juicio de Hussein podrían ser un triunfo evidente, y por lo tanto se podría concluir que la misión fue cumplida y la prueba superada. Pero no podemos quedarnos en un análisis tan superficial.

Las verdaderas razones de la ilegal, ilegítima e inhumana, como se ha comprobado día a día, invasión a la antigua Mesopotamia estaban más relacionadas con la apropiación del petróleo iraquí y la recomposición del tablero geopolítico en el Medio Oriente. Sin duda, uno de los destinatarios de la dedicatoria que llevaba esa acción militar cobijada por razones espurias era Irán. Pero este tema lo abordaré más tarde.

Uno de los efectos inmediatos del nuevo juego de guerra de la dupla anglosajona Blair-Baby B, y sus patiños como Aznar y Berlusconi, fue el creciente repudio de la opinión pública internacional por haber procedido en contra de una nación soberana con dos agravantes: en su momento no pudo demostrase que existieran las armas químicas que justificaban la intervención en Irak; y se violentaron las formas en la ONU, lesionando gravemente la credibilidad y respetabilidad de esta organización. México se salvó por un pelito, pues la aportación de Adolfo Aguilar Zinser como nuestro embajador en la ONU y representante en el Consejo de Seguridad, fue al mismo tiempo modesta y grandiosa: se opuso a la locura de Fox de apoyar la Invasión.

El tufillo de la mentira y el engaño precedió a la invasión, y se pudo constatar sin sombra de duda, que efectivamente se había mentido flagrantemente, y que la cruzada de la "coalición" no era mas que un ejercicio imperialista, injerencista y codicioso.

Los millones que salimos a marchar a las calles repudiando la invasión, junto con millones más que se mostraban escépticos, neutrales o incluso simpatizantes de la "causa" anglosajona, vimos con horror y sorpresa los excesos cometidos por los ejércitos invasores. Todavía hoy esa cloaca sigue exudando atrocidades que no serán castigadas, crímenes de lesa humanidad que permanecerán impunes. El desprestigio obtenido por criminales como Baby B y Tony Blair aún no acaba de afectar a sus naciones.

Otro efecto fue el corrimiento hacia los extremos del espectro político en las relaciones internacionales, tensando aún más las existentes entre las naciones islámicas y las occidentales. La mención como posible justificación de una guerra santa entre infieles y puros, benefició únicamente a los sectores más radicales de ambos tipos de fundamentalismo: el cristiano y el islámico. Al mundo no le aportó nada, al pueblo de los Estados Unidos tampoco, mucho menos al sobado e inexistente combate al terrorismo, sino por el contrario, nos pone a la vera de una confrontación mundial.

El botín geopolítco también se les escurrió de entre las manos a Baby B y a los turbios intereses que representa, muy mal, por cierto. Sus torpes y desaseadas acciones para conformar un gobierno afín a su causa, han fracasado, y el estrépito de tan monumental pifia sólo es acallado por el manto de la incomprensión de la opinión pública mundial de la compleja política del Medio Oriente. El gobierno que Washington encumbró en Irak no le es afín, al contrario, es hostil y los tiene acorralados. El régimen de Nuri Al-Maliki representa a la comunidad chiíta, más cercana a Irán que a Estados Unidos. Esto tiene un doble efecto: Irak hoy es más proclive a Irán, y los chiítas se han apoderado de las regiones sunitas, de donde procedía Hussein, ricas en petróleo. La prueba está en el reciente apoyo del nuevo gobierno iraquí a los planes nucleares de Irán.

Esto prefigura un resultado adverso más de la increíblemente mal planeada invasión a Irak: el petróleo iraquí hoy está más lejos que nunca de la garganta sedienta de energéticos de Estados Unidos y la Gran Bretaña. Si le sumamos el hecho de que el petróleo latinoamericano también se aleja, en virtud de los recientes reacomodos en la región provocados por Chávez en Venezuela y Morales en Bolivia, EU y sus aliados innobles se van quedando sin acceso a importantes mercados petroleros. Mientras tanto, México a través del nefando Fox, le hace el trabajo sucio a Bush, boicoteando la integración petrolera de la región a través de retomar la construcción de una refinería en Centroamérica para abrir una válvula de escape a la presión que ejerce la política de Chávez, quien está asfixiando a Estados Unidos en su propio patio trasero. Dicha refinería se planteó incialmente que tendría 40% de inversión del gobierno mexicano, 40% de la iniciativa privada y 20% de gobiernos centroamericanos. El petróleo, como es lógico suponer, lo pondría México. Pues ahora el régimen Fox dice que no invertirá, y que el premio se le queda a la iniciativa privada, y el petróleo, por supuesto, lo seguirá poniendo México (¿no es esto Traición a la Patria?). Entre tanto, China se relame sus bigotes de mandarín celebrando acuerdos en materia petrolera y económica que la encumbran política, económica y geográficamente.

Brevemente mencionaré un tema que ya he abordado antes: la muerte anunciada del petrodólar. Rusia, Venezuela e Irán le están tendiendo la cama al dolarcentrismo, al pugnar por convertir al euro, o al rublo en el caso de Rusia, en la moneda de uso corriente para sus transacciones petroleras.

Otro tema es el enorme déficit estadounidense, tanto doméstico como internacional. Es el país más endeudado del mundo mientras su moneda se debilita. Otros damnificados de esta alucinante aventura que intentaba encarnar la oligofrenia del unilateralismo, son los medios masivos de comunicación. El baño de desprestigio de la mendacidad anglosajona los empapó.

¿Y qué decir de los muertos? Militares y civiles de ambos bandos cubren con su sangre las manos del idiota de Bush. El calificativo lo uso en su significado más académico: corto de entendimiento. Como esbirro ha demostrado ser una nulidad, ni siquiera sabe obedecer a los oscuros y viles intereses que representa, menos planear, y muchísimo menos ejecutar.

¿Y qué decir de los vivos? Tanto de los que han regresado de esa absurda guerra como los que asistimos como mudos testigos a este monumento a la estulticia, sin omitir a los principales afectados: la población iraquí que ha vivido ese horror y vive para contarlo.

Ni petróleo, ni armas químicas, ni combate al terrorismo, ni posicionamiento geopolítico, ni reconocimiento de la opinión pública estadounidense y mundial. Ni hegemonía económica, ni política, ni energética, ni geográfica, ni militar. No han ganado nada, y perdido mucho, los impulsores de esta barbarie.

Asistimos a la agonía del imperio estadounidense, así como a la de la oligarquía petrolera y armamentista. Los estertores de muerte son violentos, y debemos estar preparados para los coletazos finales antes del fatal desenlace. Los analistas internacionales han empezado a anunciar una más de esas inminentes patadas de muerte: el ataque nuclear a Irán.

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