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sábado, junio 10, 2006
¡Ajum! Otro día de futbol
Pues este mundial ha comenzado aburrido. Recuerdo muy claramente un partido de Holanda en donde se decretó la muerte de la emoción en los mundiales.
Como soy Experto de Nada, no recuerdo los detalles, pero ese partido le daba la clasificación a la siguiente ronda tanto a Holanda como a su rival si empataban. Probablemente fue en el Mundial de Italia. Ambos equipos salieron a pelotear, sin importarles un comino las protestas de los espectadores, y lógicamente el encuentro acabó 0-0 y ambos pasaron.
Me da tristeza que haya sido Holanda quien enterró al espectáculo y le dió carta de naturalización a la especulación en el futbol mundial. A partir de entonces, el estilo de juego es muy similar al que hemos visto en estos dos días: falta de emotividad, especulación de futbol de las grandes potencias, cero espectacularidad, y ... mucho aburrimiento.
Y para muestra, los tres botones de hoy.
Inglaterra apenas le pudo ganar a un desorientado Paraguay 1-0 con autogol de Gamarra. Nada digno de cronicar.
Trinidad y Tobago le sacó un empate a Suecia en aburrido encuentro: 0-0. Nada que comentar.
El partido más emotivo de este joven Mundial fue el de Argentina contra Costa de Marfil. El resultado fue de 2-1 a favor de los suramericanos. Con todo y ser lo mejor que se ha visto hasta hoy, Argentina quedó mucho a deber. Se dedicó a jugar el primer tiempo, y con la ventaja de dos goles, sacaron las hamacas y las hachas, las primeras para echarse en su territorio, y las segundas para repartirle leña a los rivales. El gol de el Conejito Saviola fue muy bueno, y sin duda, lo mejor del partido.
En el segundo tiempo, la oncena argentina se echó para atrás, cediéndole la iniciativa a Costa de Marfil, que debido a sus serias limitaciones, no llegó mas que a inquietar en pocas ocasiones el arco de Abbondianzieri. El gol del descuento de los africanos fue de buena factura, gracias a su velocidad y elusividad, pero ya muy cerca del final como para darles tiempo de hacer algo más. No obstante, Argentina sudó la gota gorda para mantener su raquítica ventaja de 2-1.
Argentina pudo desplegar un mejor futbol, pero no quiso. Esto causó la silbatina del público en el estadio, a la que me uní desde la sala de mi casa. El portero Tizie es terriblemente malo. Estuvo a punto de regalar dos goles, y uno de los que sí lograron meter los suramericanos puede achacársele a él, pues su falta de liderazgo en el área creó confusión.
El arbitraje del belga Frank de Bleeckere fue muy malo. Avaló las malas mañas de los argenitnos sacando tarjetas amarillas o cobrando faltas comiéndose enteritos los clavados de los albicelestes. Por lo menos en dos ocasiones las cámaras demostraron que los africanos no tocaron a los jugadores argentinos, y estos en un alarde de juego sucio, se tiraban espectacularmente al césped, para que el distraído de Bleeckere cayera redondito en el garlito.
En suma, otra aburrida jornada de futbol.
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