sábado, abril 08, 2006

¿Qué pasa con la pedofilia?

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término correcto es paidofilia. Independientemente de su nombre, este fenómeno parece mucho más común de lo que podríamos suponer. La cantidad de casos que vamos conociendo a través de los medios va en aumento, y lo más grave es que insistentemente se habla de redes internacionales de pederastas, en un coctel alarmante: políticos, religiosos y empresarios de cierta prominencia.

Un muy breve recuento de los casos más sonados, algunos de ellos recientes, confirman que esta enfermedad social puede ser una pandemia cubierta con el manto de la complicidad de las más altas esferas del poder a nivel mundial y de la hipocresía de nuestras sociedades modernas.
  • 2002. Arquideócesis de Boston. Se produce un gran escándalo al descubrirse la complicidad de de la Inglesia Católica en el encubrimiento de casos de pederastia por sacerdotes adscritos a aquella.
  • 2002-2005. Variados escándalos donde sacerdotes católicos son acusados de pederastia. La alta jerarquía católica en México es acusada de encubrimiento.
  • 2004. Se encuentra en un seminario de Viena, Austria, una gran cantidad de material pornográfico de sacerdotes teniendo relaciones sexuales con infantes.
  • 2006. Particularmente en México destacan dos noticias relacionadas con este tema hasta esta fecha, 09 de abril de 2006: El vergonzante espectáculo ofrecido por el gobernador del estado de Puebla Mario Marín, exhibido como un misógino y protector de pederastas, como mínimo, en el marco del hostigamiento a la periodista Lydia Cacho, que abrió la cloaca en la que dicho individuo habita junto con muchos otros personajes más, principalmente políticos y empresarios (hasta hoy, ignorante del significado de la palabra dignidad, no ha renunciado a su cargo y mantiene su inviable defensa); el otro es una noticia publicada el día de ayer por el diario La Jornada (http://www.jornada.unam.mx/2006/04/08/019n3pol.php), donde se da a conocer una investigación en el Hospital General de Veracruz (en la ciudad de Veracruz, capital del estado del mismo nombre), encontrándose involucrados médicos residentes y enfermeros por aparecer en fotografías teniendo sexo con pacientes del área infantil del hospital, algunos de ellos aún bebés.
¿Qué lleva a una persona a tener sexo con niños y bebés? Desconozco la respuesta, pero sólo puedo imaginar una atormentada y enferma psique que responde a estímulos tan aberrantes. Las razones que acuden a mi mente son muchas, pero ninguna de ellas me parece suficiente para justificar, apenas para explicar, tan enfermizo comportamiento:
  • Fueron víctimas ellos mismos de abuso sexual siendo niños.
  • Un nivel de autoconfianza casi inexistente que los llevan a la práctica de actos de dominación total.
  • Una sexualidad fuertemente reprimida que logran liberar con actos tan viles.
Podría continuar la lista, pero aún así, difícilmente encontraría una razón válida para actos tan monstruosos.

Otro aspecto digno de tomar en cuenta es el perfil de los pederastas: Gente con un supuesto nivel educacional y cultural que les permite saber que dichos actos son abominables: doctores, sacerdotes, maestros, políticos y empresarios. Aún más alarmante resulta el hecho de que supuestos adalides de nuestra sociedad, guardianes de nuestros valores morales, sociales, económicos, culturales, de salud, políticos y sociales, sean los principales perpetradores de estos incalificables atentados a la dignidad humana y al buen juicio.

Esta insana atracción sexual por bebés, niños y adolescentes ha existido, en apariencia, desde hace muchos años y en prácticamente cualquier sociedad, pero hoy es legitimada por el cinismo, la complicidad y el poder de las instituciones responsable de salvaguardarnos.

¿No es momento de decir ¡ya basta! a tan innobles acciones?

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