¿Se acuerdan del famoso ¡Hoy! de Don "Y Yo porqué" (Fox para los despistados)?
Pues si no, ahí les va. Eran las campañas presidenciales del 2000. Se reunieron Francisco Labastida Ochoa (candidato del PRI), Vicente Fox (PAN) y Cuahutémoc Cárdenas (PRD) en la casa de este último, para discutir la fecha del debate que sostendrían los tres. Labastida y Cárdenas querían fijar una fecha próxima, pero Fox empezó a insistir que fuera ese mismo día. A los argumentos de sus rivales, sólo respondía con un lacónico ¡Hoy!, incluso interrumpiéndoles en algunas ocasiones.
Esto fue interpretado por un amplio sector del electorado como firmeza de caracter, cuando en realidad se trataba de la necedad derivada de la falta de argumentos que le ha caracterizado siempre. Finalmente su infantil berrinche no prosperó en su intento de tener el debate "en caliente", aunque sí le reportó otros beneficios, como ya lo dije.
Pues si algo hay que reconocerle al forjador del término "lavadora de dos patas" para referirse a las mujeres, es su congruencia, a mi juicio, totalmente involuntaria. Siempre ha sido un necio autoritario, un ignorante misógino, y un testarudo deslenguado. En eso no ha cambiado Don "Comes y te vas".
Pues fiel a su línea, ahora se le está alborotando el avispero de los obreros, tranquilo durante tanto tiempo gracias a las "maiceadas" y la corrupción. Gracias a su errónea decisión de designar a Francisco Javier Salazar Saénz como Secretario del Trabajo, se manejó de la peor manera posible la tragedia de la mina de Pasta de Conchos. En un arranque de prepotencia característico de El Yunque, organización secreta de ultraderecha a la que pertenence la mayor parte del gabinete foxista, Salazar destituyó a Napoleón Gómez Urrutia, corrupto líder nacional del sindicato de mineros quien heredó dicho puesto de su también corrupto padre.
Esto alertó a las cabezas del sindicalismo en México, pues no les gustó el mensaje enviado por Fox. Sintiéndose amenazados en su ilegal privilegio de lucrar de manera escandalosa con las cuotas de sus agremiados y con la fuerza política directamente proporcional al número de trabajadores afiliados a sus respectivos sindicatos, decidieron salir a marchar enarbolando la peor bandera posible: la defensa de Gómez Urrutia, mejor conocido como "Napito", para ser diferenciado de su homónimo padre.
Con cierto tino, el debilitado movimiento sindical mexicano ha rectificado parcialmente la plana. Ya no insisten tanto en la defensa del nefando Napito, pues han pasado a defener la autonomía sindical, así como a solicitar la remoción del Secretario del Trabajo. Este juego de intereses desembocó en la represión de los obreros de Sicartsa en Michoacán, en paro desde hace varias semanas como protesta a la intromisión del gobierno en el sindicato minero, con saldo rojo, muertos incluídos.
Pues bien, coherentemente, este asunto también fue manejado, ya no digamos con las patas, sino con las pezuñas. Ni Gobernación, ni la Secretaría del Trabajo, ni el mismo Fox atinaron a sanar las heridas abiertas. Por el contrario, Don "No se cambia de caballo a la mitad del río" (¿y no podríamos cambiar de jinete de manera anticipada?), ha sido congruente una vez más y necea al negarse a remover a Salazar, con la misma berrinchuda vehemencia que demostró cuando repetía su letanía de "¡Hoy, hoy, hoy!".
Como es lógico pensar, el avispero ha empezado a rezumbar. Ayer miles de obreros salieron a las calles y 4 millones pararon, total o parcialmente, sus labores. No creo que el motivo de todos sea el mismo. Me parece que los líderes luchan por sus privilegios, mientras que los jodidos de siempre, parafraseando a Emilio Azcárraga Milmo, desean gritar su malestar por años de políticas económicas que los han empobrecido aún más. ¡Eso es lo peligroso!
Es de esperarse que Don "México ha cambiado" se calce las botas, a despecho de las instrucciones médicas que se lo impiden, y continúe pateando el avispero. Tendremos que rogar, entonces, que la prudencia quepa en los obreros y la ambición sosiegue los perversos intereses económicos de los líderes.
Por lo pronto, la Cd. de México ayer sufrió un aguijonazo al verse estrangulada por diversas marchas y mítines, como el de la imagen al calce. Esto sucedió en el cruce de dos de las principales arterias de la ciudad: Circuito Interior y Marina Nacional, prácticamente en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Foto de José Carlo González publicada en La Jornada del 29 de abril de 2006.
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