LA PROFUNDA DESIGUALDAD en la distribución del ingreso que predomina en los países latinoamericanos constituye un problema y un obstáculo que no se limita a una brecha de ingresos, ya que remite, como causa y consecuencia, a brechas en materia de bienestar social, capital humano, activos productivos y pleno ejercicio de los derechos ciudadanos. En particular, la desigualdad y la pobreza atentan contra el derecho a un nivel de vida adecuado, ya sea medido en términos absolutos (línea de pobreza) o relativos (comparaciones entre estratos de ingresos).Lo anterior lo comenta Carlos Fernández-Vega en su columna México SA en La Jornada. No se necesita ser un experto para entenderlo (por eso este blog se llama Experto de Nada, de lo contrario, no lo publicaría). Por tal motivo insisto en lo que ya dije en otra de mis publicaciones: la desigualdad no garantiza la paz social, porque es sinónimo de una creciente disminusión en los niveles de vida de la población.
Que México sea la décima economía en el mundo, pero el septuagésimo lugar en ingreso por habitante, y octagésimo en poder real de compra de la población, indica que la estructura de la distribución de la riqueza del país debe cambiar radicalmente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario