Bear Sterns, Citigroup, Merril Lynch, Fannie Mae, Freddie Mac, Lehman Brothers, AIG. Parece una lista del "Who's who" de las finanzas norteamericanas, pero en realidad son las grandes empresas financieras en problemas, muy serios por cierto. También Goldman Sachs y Morgan Stanley enfrentan severa descapitalización.
El gobierno de Bush ha desembolsado miles de millones de dólares para apuntalar empresas que apostaron en el casino de la economía ficción, que la ruleta de las hipotecas chatarra puso al descubierto. Las deudas de estas y otras empresas ascienden a mil millones de millones de dólares, casi veinte veces más que el PIB mundial (54.5 millones de millones de dólares).
Los contribuyentes de Estados Unidos han aportado casi 300 mil millones de dólares solamente en septiembre 85 a AIG (ayer), y 200 a las hipotecas basura el 7 de septiembre.
Por si fuera poco, enfrenta una balanza comercial deficitaria por 800 mil millones de dólares, solicitudes de créditos blandos de las empresa automotrices por 25 mil millones de dólares, y la ayuda a las familias norteamericanas (implantada por los devastadores efectos de las hipotecas chatarra) por 168 mil millones de dólares.
Adicionalmente, en seis meses han quebrado dos íconos del sistema financiero en Estados Unidos: Bear Sterns en marzo de este año y Lehman Brothers, hace apenas unos pocos días.
El punto nodal de la crisis son los créditos: las instituciones no se prestan entre sí pues nadie está seguro de que la contabilidad del vecino sea real, cortesía de las complicadas ingenierías fiscales y contables que hacen ver sana a una empresa entrampada con inversiones chatarra.
Y qué decir de la invasión de Iraq, que le ha costado 555 mil millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos, más lo que se siga acumulando.
Los expertos han venido pronosticando desde hace años el colapso del sistema financiero de los Estados Unidos, y parece que se producirá en el futuro cercano. Este Experto de Nada ha hecho eco de esas advertencias en este mismo blog desde hace muchos meses. Con cifras tan escalofriantes, que producen vértigo sólo de imaginarlas, es razonable pensar que el impacto en la economía mundial será severo.
Una deuda con garantías inexistentes, que supera por muchas veces el PIB mundial, no puede tomarse a la ligera. Por lo tanto, el Dr. Catarrito (a quien apodan "Agustín Carstens" y que cobra como Secretario de Hacienda) miente con cinismo al declarar que la crisis nortemericana nos hace los mandados. Este mendaz funcinario sustenta su dicho en que la banca mexicana (es un eufemismo) está "fuerte y bien capitalizada, por lo que no hay riesgo de quiebra. Lo puedo decir con toda seguridad". Se le olvida a tan docto y sapiente burócrata que esa misma banca que ensalza no da créditos, que es parasitaria y no apoya a los sectores productivos del país, por el contrario, ha fomentado con demencial fervor el crédito al consumo, que ha visto crecer con rapidez alarmante su cartera vencida. Ni que decir de los créditos vencidos en el Infonavit.
Nadie está a salvo de los agónicos coletazos del imperio norteamericano. Pero para tan dilecto servidor público (otro eufemismo) se trata solamente de un problema estomacal: "Lo que estamos viendo con los bancos de Estados Unidos es un problema de digestión."
Este otorrinolaringólogo y gastroenterólogo pretende tranquilizarnos con sus conocimientos de economía (no hay cabida para otro comentario irónico, pues la realidad me superó). Por eso el precio de la gasolina registró otro incremento en esta misma semana; las remesas de los paisanos siguen cayendo; los costos de los recientes desastres naturales no han sido considerados; y el desempleo crece.
Me parece que los mexicanos debemos prepararnos para vivir horas muy oscuras, entre bombazos a la población civil, un presidente que nunca ha asumido el poder, y una economía mundial que se verá convulsionada en el corto plazo.
Que Dios nos agarre confesados.
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El gobierno de Bush ha desembolsado miles de millones de dólares para apuntalar empresas que apostaron en el casino de la economía ficción, que la ruleta de las hipotecas chatarra puso al descubierto. Las deudas de estas y otras empresas ascienden a mil millones de millones de dólares, casi veinte veces más que el PIB mundial (54.5 millones de millones de dólares).
Los contribuyentes de Estados Unidos han aportado casi 300 mil millones de dólares solamente en septiembre 85 a AIG (ayer), y 200 a las hipotecas basura el 7 de septiembre.
Por si fuera poco, enfrenta una balanza comercial deficitaria por 800 mil millones de dólares, solicitudes de créditos blandos de las empresa automotrices por 25 mil millones de dólares, y la ayuda a las familias norteamericanas (implantada por los devastadores efectos de las hipotecas chatarra) por 168 mil millones de dólares.
Adicionalmente, en seis meses han quebrado dos íconos del sistema financiero en Estados Unidos: Bear Sterns en marzo de este año y Lehman Brothers, hace apenas unos pocos días.
El punto nodal de la crisis son los créditos: las instituciones no se prestan entre sí pues nadie está seguro de que la contabilidad del vecino sea real, cortesía de las complicadas ingenierías fiscales y contables que hacen ver sana a una empresa entrampada con inversiones chatarra.
Y qué decir de la invasión de Iraq, que le ha costado 555 mil millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos, más lo que se siga acumulando.
Los expertos han venido pronosticando desde hace años el colapso del sistema financiero de los Estados Unidos, y parece que se producirá en el futuro cercano. Este Experto de Nada ha hecho eco de esas advertencias en este mismo blog desde hace muchos meses. Con cifras tan escalofriantes, que producen vértigo sólo de imaginarlas, es razonable pensar que el impacto en la economía mundial será severo.
Una deuda con garantías inexistentes, que supera por muchas veces el PIB mundial, no puede tomarse a la ligera. Por lo tanto, el Dr. Catarrito (a quien apodan "Agustín Carstens" y que cobra como Secretario de Hacienda) miente con cinismo al declarar que la crisis nortemericana nos hace los mandados. Este mendaz funcinario sustenta su dicho en que la banca mexicana (es un eufemismo) está "fuerte y bien capitalizada, por lo que no hay riesgo de quiebra. Lo puedo decir con toda seguridad". Se le olvida a tan docto y sapiente burócrata que esa misma banca que ensalza no da créditos, que es parasitaria y no apoya a los sectores productivos del país, por el contrario, ha fomentado con demencial fervor el crédito al consumo, que ha visto crecer con rapidez alarmante su cartera vencida. Ni que decir de los créditos vencidos en el Infonavit.
Nadie está a salvo de los agónicos coletazos del imperio norteamericano. Pero para tan dilecto servidor público (otro eufemismo) se trata solamente de un problema estomacal: "Lo que estamos viendo con los bancos de Estados Unidos es un problema de digestión."
Este otorrinolaringólogo y gastroenterólogo pretende tranquilizarnos con sus conocimientos de economía (no hay cabida para otro comentario irónico, pues la realidad me superó). Por eso el precio de la gasolina registró otro incremento en esta misma semana; las remesas de los paisanos siguen cayendo; los costos de los recientes desastres naturales no han sido considerados; y el desempleo crece.
Me parece que los mexicanos debemos prepararnos para vivir horas muy oscuras, entre bombazos a la población civil, un presidente que nunca ha asumido el poder, y una economía mundial que se verá convulsionada en el corto plazo.
Que Dios nos agarre confesados.
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