Explosiones en Michoacán: Responsabilidad histórica

Empieza a cobrar fuerza a nivel mundial la versión de que las explosiones en Morelia fueron obra del crimen organizado, específicamente del narcotráfico.

Sin otra prueba que lo dicho por Leonel Godoy, la jauría se ha desatado. Es difícil obviar algunos hechos importantes:

• Se ha desatado el rumor, insistente, de que Calderón no acabará su mandato. Filias y fobias personales aparte, el asunto es de la mayor gravedad. Si verdaderamente Calderón no tiene arrestos para cumplir el mandato constitucional de seis años, la transición se deberá hacer dentro de la ley. Por más impugnada y dudosa que haya sido la elección que lo llevó a la Presidencia, México debe respetar y rescatar la investidura del puesto, no de la persona. Todo intento violento por derrocarlo deberá ser reprobado por la sociedad entera.
• Hace unos días se llevó a cabo una masacre en el Estado de México cuando asesinaron a 24 personas, algunas de ellas dedicadas a la albañilería, según algunas versiones. La matanza de Ocoyoacac, a escasos once kilómetros del Distrito Federal, cerca del muy conocido paraje de La Marquesa, es un desafío del crimen organizado.
• Este cobarde acto se llevó a cabo en el estado natal de Calderón. Sin duda, las explosiones también son un mensaje.

Por otro lado, no podemos dejar a un lado el nivel de infiltración que el crimen organizado (de actividades tan diversas como narcotráfico, secuestros, tráfico de personas, etc.) ha logrado en el gobierno mexicano, a todos sus niveles y en todos los poderes. Esto podría ser una advertencia a Calderón desde dentro del mismo gobierno, pues la audacia e impunidad con que operan estos delincuentes no pueden entenderse sin la protección de funcionarios corruptos. Eso explicaría su inflamado discurso de hoy por la mañana.

Todos los mexicanos estamos obligados a resguardar al Estado, incluído el Gobierno mismo. No olvidemos que el Gobierno es la forma en que un Estado es conducido, mientras que el Estado es la organización misma de la sociedad a través de instituciones soberanas.

Como es evidente, el conflicto es muy serio y demanda la participación y vigilancia de la sociedad mexicana. Los Poderes de la Unión tienen una responsabilidad histórica para limpiar sus estructuras, no solamente a través de acciones policiacas, militares y judiciales, sino de responsabilidad social. El deterioro constante del nivel de vida, la falta de empleo, el pobre nivel académico y el olvido de los valores cívicos, entre otros factores, han sido el caldo de cultivo que a través de décadas ha alimentado una relación viciada entre autoridades y delincuentes.

Este es el momento de hacer algo. Podemos empezar por rechazar todo acto de corrupción, no pidamos ni demos "mordidas". Exijamos a nuestros diputados y delegados que actúen honesta y responsablemente, en aras del bien común. El camino es largo, hay que dar el primer paso cuanto antes.

Se aceptan sugerencias de otras medidas que puedan ser tomadas. Pero lo más importante es: llevémoslas a cabo, y mientras más lo hagamos, mejor.

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