jueves, julio 09, 2009

México bipartidista

Me divierte y molesta leer y escuchar los comentarios de "analistas" políticos acerca de los resultados comiciales del pasado 5 de julio.

"El PRI volvió", "La gran derrota del PRD", "El PAN fue el gran perdedor". Frases cliché como las anteriores plagan los medios, y cada una de ellas, a pesar de ser cierto, encierra falacias en el análisis que se hace.

El PRI volvió.

El Institucional nunca se ha ido. Salió de Los Pinos, por lo menos oficialmente; se convirtió en la tercera fuerza electoral en el mismo año del triunfo de Fox, el año 2000. Pero no fueron en realidad derrotas, sino transiciones planeadas muchos alos antes. Muestra de lo anterior es que conservó los gobiernos estatales de las principales entidades del país, y lo más importante, un importante grupo de priístas neoliberales se conservó en el poder: Guillermo Ortiz, Luis Téllez, Marcelo Ebrard, Manuel Camacho, Eduardo Sojo, Francisco Gil, Luis Ernesto Derbez, Pedro Cerisola, son solamente algunos de los nombres más conocidos de militantes del tricolor que continuaron en el poder, fuera a través de puestos en los gabinetes de Vicente Fox y Felipe Calderón, como cabezas de organismos autónomos en esos gobiernos, o en diferentes partidos políticos luego de su renuncia al PRI. La mayoría de ellos sigue en activo.

Esta transición disfrazada se dió desde que Carlos Salinas de Gortari provocó una profunda división en el Revolucionario Institucional, dando como resultado tres situaciones: la primera de ellas fue la salida de una corriente "democrática" encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. La segunda fue el avasallamiento del priísimo tradicional por parte de los neoliberales, los arribistas, como les llamaban los militantes de prosapia. La tercera fue un acercamiento muy estrecho con las corrientes más duras del panismo, por un lado los llamados Bárbaros del Norte, quienes iniciaron el movimiento para desarticular ideológicamente al PAN y llevaron con éxito a Vicente Fox al poder; y por el otro lado con sectores muy corruptos, como a los que pertenece el famoso "Jefe" Diego Fernández de Cevallos. Por su lado, Cárdenas fue cobijado por la izquierda mexicana, en donde había sospechas de que era un Caballo de Troya. Todo parece indicar que efectivamente, el hijo del Gral. Cárdenas ganó la presidencia mexicana en 1988, pero negoció con Carlos Salinas de Gortari para convalidar el fraude provocado por la "caída del sistema". De esta manera, Salinas logró el control de los tres principales partidos políticos en México: El PRI asfixiado, el PAN conquistado y el PRD en manos de un dudoso líder. Pero esto también representó el cooptamiento de las tres principales corrientes ideológicas que durante décadas lucharon entre sí: la centro izquierda tricolor, la derecha moderada de los blanquiazules, y un tradicionalmente fracturado frente progresista que tenía de dulce, chile y manteca.

El nefasto Salinas de Gortari no había acabado aún su obra. Su proyecto de gobierno era de al menos cuatro sexenios, y tanto él como sus seguidores lo dijeron en cuanto foro, nacional o internacional, les era posible. Lo que nunca dijeron es que no cabía la posibilidad de hacerlo con un partido diferente al los que los llevó al poder, y el candidato natural era el PAN. Salinas torpedeó consistentemente la campaña de Luis Donaldo Colosio, una vez que se dió cuenta que su delfín tomaría un rumbo distinto al que aquél había trazado. El discurso del 6 de marzo de 1994 en el aniversario del PRI fue la ruptura del sonorense con el capitalino. Colosio habló fuerte, muy fuerte en contra de la desigualdad, de la injusticia, y muchos párrafos de su discurso se podrían interpretar como veladas alusiones al proyecto económico político de Carlos Salinas. A partir de ese momento, la campaña, la presidencia, y como se vió más tarde, la vida misma de Colosio estaban en grave riesgo. Con toda su perversa genialidad, Salinas abrió al menos dos frentes en contra de Colosio: el de Chiapas, en donde en enero de 1994 se había "levantado en armas" el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No profundizaré en este hecho, pero sí diré que se encotraron evidencias de que los hermanos Salinas de Gortari tenían vínculos con este grupo desde los lejanos días del movimiento del Ejido de Batopilas, en Coahuila. Con este pretexto, Salinas pudo poner en la palestra a su amigo Manuel Camacho Solís, perdedor en la contienda por la candidatura del PRI a la presidencia de la República, o como se conocía en aquella época, del dedazo divino. El segundo frente fue el de Cuauhtémoc Cárdenas. Conciente o inconcientemente, el Ing. Cárdenas formó parte importante del panorama político en esos días que favorecía a los planes del salinato.

No puedo asegurar que Colosio haya sido asesinado por órdenes de Carlos Salinas, pero el encubrimiento posterior indica que se trató de un crimen de estado. El coordinador de campaña del sonorense lo sustituyó en la candidatura por medio de un innovador dedazo: mediante un video en donde el fallecido Colosio ensalzaba a Ernesto Zedillo. Como dato curioso, recordemos quién fue el que llevó el video a esa reunión del presidente con los gobernadores: Manlio Fabio Beltrones. Sí, él fue el encargado de destapar a Zedillo, por supuesto con la anuencia de Salinas. Otro dato curioso del Sr. Beltrones: siendo gobernador de Sonora, supuestamente por instrucciones presidenciales, tuvo una larga "entrevista" con el supuesto asesino de Colosio, Mario Aburto, a solas, sin testigos, en Playas de Tijuana, antes de ser trasladado al Distrito Federal para ser interrogado.

Zedillo era del círculo de "amigos" de Salinas. Aunque nunca fueron realmente cercanos, ambos compartían las ideas económicas que implantaron en México, mismas que han sido continuadas por los gobiernos panistas (?) de Fox y calderón (con minúsculas). Durante su presidencia, Zedillo tuvo enfrentamientos con los Salinas de Gortari, que culminaron en el encarcelamiento de Raúl. No obstante, se dedicó a continuar la labor económica y política de Carlos, por un lado profundizar el desmantelamiento del Estado como órgano rector de la economía, y por el otro lado la destrucción del PRI. Del primer tema no tengo nada de que hablar, los resultados son evidentes. Del segundo, la elección de Francisco Labastida Ochoa como candidato del PRI a la presidencia de la República constituía una derrota segura, ante dos candidatos que desde el principio demostraron ser mucho más fuertes: Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas.

Con una izquierda ya domesticada, llamando al "voto útil" para sacar al Revolucionario Institucional de Los Pinos, y con el michoacano muy desgastado por su tibieza, sobre todo al no defender su tirunfo en 1988, Vicente Fox ganó los comicios presidenciales del año 2000.

"El PAN fue el gran perdedor".

Durante la presidencia de Miguel de La Madrid, un grupo de empresarios del norte del país, de maneras ásperas y hablar muy franco, pero con pobres antecedentes ideológicos, se empezaron a sumar al PAN, y fueron llamados los Bárbaros del Norte. Algunos niegan pertenecer o haber pertenecido a ellos, otros lo presumen con orgullo, algunos otros niegan incluso la existencia de dicho grupo. Pero los Bárbaros del Norte lograron lo que al PAN, durante décadas de existencia y lucha, se le había negado: ir ganando posiciones de poder. Los triunfos de Ernesto Ruffo y Francisco "Pancho" Barrios le abrieron la puerta del poder al partido fundado, entre otros, por Manuel Gómez Morín. Ambos fueron identificados con ese grupo, así como Gustavo Enrique Madero, Manuel J. Clouthier, Luis Felipe Bravo Mena, Francisco Ramírez Acuña, Alberto Cárdenas Jiménez, Luis H. Álvarez, Vicente Fox, Rodolfo Elizondo y Fernando Canales Clariond. A últimas fechas podemos sumar a personajes tan disímbolos como Manuel Espino y Germán Martínez.

La ideología había dejado de ser importante, el ideario político del partido también, la lucha del poder por el poder mismo se colocó en el centro de la plataforma panista, por lo que empezaron a aceptar triunfos negociados. Pero las negociaciones que les permitieron acceder, primero a las gubernaturas y después a la presidencia, incluian permitir que el grupo compacto neoliberal siguiera dirigiendo la economía del país. Con un enorme poder económico, con amarres bien estructurados con las principales oligarquías del continente, y con relaciones de muy alto nivel en los principales organismos económicos en el mundo, Carlos Salinas siguió marcando el paso de la vida nacional. Por eso ni Vicente Fox ni felipe calderón se han molestado en conducir la economía, no es parte del trato.

Esta total ausencia de un plan de gobierno ha conducido a los regímenes panistas a flotar mientras transcurre su sexenio, a lucrar mientras formalmente son los gobernantes, a defender contra todo y contra todos, sus privilegios. No es de extrañar entonces la debacle panista en estas elecciones, pues no tienen nada que ofrecer. El PAN debió perder la contienda del 2006, pero los mexicanos decidimos (es un decir) otorgarle un voto de confianza. De esta manera, la sorpresa no son los pésimos resultados de este 5 de julio, sino que hayan logrado imponer a un tipo tibio, mojigato e iracundo en el 2006.

"La gran derrota del PRD".

La llegada de Jesús Ortega estuvo signada por el escándalo, por la defraudación y por el contubernio con el gobierno panista y el neoliberalismo. La Nueva Izquierda siempre ha sido una corriente entregusita y mercenaria. Haber sentado sus reales como dirigente del PRD no podía resultar en otra cosa más que en una pérdida masiva de votos. La derrota fue calculada y buscada. Ortega no se irá, a diferencia de Martínez en el PAN, pues aún es muy útil para mantener a raya a la izquierda formal mexicana. El partido del sol azteca también ha renunciado a su ideología, a su representatividad, a su lugar como contrapeso en la incipiente y golpeada democracia nacional.

Difícilmente el partido amarillo podrá recomponerse de cara al 2012, convertirse en una opción viable para millones de mexicanos, como lo fue desde hace casi un cuarto de siglo. Esto deja la mesa servida para una contienda bipartidista: el PAN que conservará su segundo lugar y el PRI que recuperará la presidencia, con un PRD muy distante en el tercer lugar, y después, la chiquillada: partidos que son más franquicias que insitutos políticos, como es el caso del Verde Ecologista y el elbista Nueva Alianza.

Dudo mucho que la estamina de Enrique Peña Nieto le dure para el inicio de la próxima década. Simplemente funge como patiño para que Manlio Fabio Beltrones logre su tan acariciado sueño: ser presidente de México. Nadie dentro del PRI tiene el peso político del sonorense, ni nadie ha estado tan cercano a los episodios más oscuros y pestilentes de la historia reciente del país.

Conclusiones.

Quienes se declaran sorprendidos por los resultados del 5 de julio lo hacen por cliché o por su profundo desconocimiento de la historia de nuestra nación. Es un largo proceso que arrancó desde antes de la elección de 1982 con Miguel de la Madrid, se consolidó con Carlos Salinas y se ha desarrollado de acuerdo a lo planeado, gozando de cabal salud.

En el país campean la desigualdad, la impunidad, el cinismo, la corrupción, la pobreza y la falta de sensibilidad. Los ciudadanos nos estamos quedando sin opciones, pues los partidos políticos son uno y lo mismo, pues difiero de quienes arguyen diferencias y rescatan las pocas, escasas, famélicas y raras excepciones de personajes honestos y congruentes. Estadísticamente no existen, son tan pocos que acaban ahogados, ignorados en el mar escatológico que nos rodea. Esta realidad es altamente explosiva.

Vivimos una crisis de valores. Transar es permitido, todos somos corruptos, poco o mucho; la simulación es una forma de gobierno; la civilidad, la ética y la honradez son vocablos en desuso; hacer dinero, y mucho, es sinónimo del éxito, sin importar la forma en que se hizo, y los que no lo logran son pendejos. Ser joven es un delito; ser pobre es un estigma; nos volvemos más intolerantes; el pacto social está al punto del quiebre.

Nuestro sistema educativo se hunde bajo el peso de las componendas y las adecuaciones a modo para mantener un estándar de analfabetos funcionales, desprovistos de herramientas para hacer un análisis de la realidad del país, y lo que es peor, de su propia realidad.

El Estado no nos protege y el Gobierno no nos escucha. Las Instituciones Republicanas, Constitucionales, se deterioran a pasos agigantados, enviándonos sin escalas, a un sistema donde impera la ley del más fuerte.

Los empresarios no generan riqueza ni empleo; el campo no produce; el sistema financiero está en manos extranjeras, lo que es altamente peligroso para el país. Los cuerpos de seguridad son vistos con creciente desconfianza; las oportunidades de empleo se hacen menos y más malas, con sueldo ínfimos y condiciones laborales que solamente convienen al empleador.

Estamos desbaratando al país, nos estamos quedando sin casa. El voto nulo retrata a una clase media enojada, desesperada, descontenta, sin opciones, sin voz, y por voluntad propia, sin voto.

Esta es la realidad del país, un sistema bipartidista solamente vendrá a empeorar las cosas. Pero estamos a tiempo de rescatar a la Nación y rescatarnos a nosotros mismos. Nada impedirá que el PRI regrese a la presidencia de México, excepto eventos que nadie quiere. Por lo tanto, debemos empezar a asumir desde hoy nuestra responsabilidad ciudadana: vigilar, demandar el cumplimiento del mandato popular, participar.

Los mexicanos necesitamos aprender a mandar, debemos de dejar atrás el estigma que Octavio Paz diagnosticó y retrató brillantemente en "El laberinto de la soledad": debemos dejar de ser hijos de la chingada y recobrar nuestra dignidad. Eso o el caos, es nuestra decisión.

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