miércoles, febrero 18, 2009

La guerra de Calderón va viento en popa

Fotografía de Julia Antonieta Leduc para La Jornada.
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El día de ayer hubo un enfrentamiento en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas entre miembros del ejército y fuerzas policiales contra presuntos narcotraficantes.

Felipe Calderón debe estar de plácemes: civiles en riesgo - incluyendo niños en medio de una balacera -, granadas, bazookas, fuego de alto poder, persecuciones dentro de las ciudades, convoyes de militares circulando por las calles, y balazos, muchos balazos. Y heridos. Y muertos.

Sin planeación alguna, desde el inicio de su sexenio, Calderón se lanzó al ataque. Llevamos dos años sufriendo la violencia inaudita del narco con episodios inéditos en México, o rara vez vistos: bombazos contra la población civil; ejecuciones de militares de alto rango; violencia generalizada en el territorio nacional; militares tomando discretamente las calles de las principales ciudades del país; muerte y destrucción.

Recién el lunes hice un largo viaje por el periférico de la Ciudad de México, prácticamente de extremo a extremo de ida y vuelta, y me encontré al menos con tres vehículos militares con soldados armados y en traje de campaña. Uno de esos vehículos era una especie de tanqueta circulando por los carriles centrales del periférico, a la altura de Viaducto Tlalpan, una zona donde muy raramente se veían vehículos militares, y menos CON armas.

El Sr. Calderón puede llenarse la boca, al igual que sus jilgueros, con que el crimen organizado está desesperado, acorralado, debilitado, mermado, aterrorizado y todos los adjetivos que quieran usar para seguir construyendo el castillo de naipes que sustenta una guerra sin estrategas.

Todos sabemos el encubrimiento y complicidad que funcionarios de los diferentes niveles de gobierno, así como autoridades policiales y de impartición de justicia sostuvieron con el crimen organizado, principalmente el narcotráfico, desde el sexenio de José López Portillo. Como botones de muestra recordemos al infame Arturo "El Negro" Durazo - gran amigo de López Portillo -, o el asesinato del agente de la DEA Enrique "Kiki" Camarena en el sexenio de Miguel de la Madrid. Con Carlos Salinas de Gortari, el narcotráfico escaló hasta casi convertirse en delito de "cuello blanco", tal era el involucramiento de la "famiglia" Salinas de Gortari en el tráfico ilegal de estupefacientes. Uno de los casos con mayor repercusión internacional durante el trágico sexenio de Carlos Salinas fue el de Kaveh Moussavi, un inglés que representaba comercialmente a la corporación IBM en una licitación de un nuevo sistema de tráfico aéreo en México, que entre otras cosas se suponía mejoraría la capacidad de detección de vuelos ilegales que ingresaban al país, presuntamente con drogas provenientes de latitudes más australes del continente americano. Algunas referencias del caso las pueden encontrar en La Jornada, El Universal, The Guardian e Índice Político. Andrés Oppenheimer documenta en su libro Ojos Vendados que la intención era que ese nuevo sistema dejara un corredor libre, sin cobertura del sistema de radar, en el sureste del país para permitir el ingreso de los vuelos cargados de droga. En ese mismo libro se documentan las cuentas que los bancos de Estados Unidos permitían abrir indiscriminadamente aún con la sospecha de que se trataba de dinero ilegal, y da cuenta de lo fácil que fue para Raúl Salinas de Gortari obtener varias.

Han sido del dominio público los domicilios, negocios, asociados, relaciones y ubicaciones de los capos del narco en las ciudades del país desde donde operan.

Por otro lado, los especialistas sugieren seguir el dinero del narcotráfico, lo que permitiría asestar golpes realmente mortales a las organizaciones delictivas. De igual manera, censuran la pobre inteligencia de las agencias de seguridad mexicanas. Para que llueva sobre mojado, denuncian que el (des)gobierno de Calderón ha ignorado sistemáticamente la poca información de inteligencia relevante que se genera en el país o se recibe de agencias extranjeras.

No es, entonces, la mejor estrategia salir a la calle a tirar balazos, sino dirigir los esfuerzos contra la yugular del crimen organizado: el dinero. Calderón no ha podido o querido hacerlo, por lo que la violencia es producto de su mal ángulo de ataque con el que inició su "guerra" y con el que porfía hasta el día de hoy.

Dejo dos videos para dar constancia de los "triunfos" que está logrando la actual administración.






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