viernes, octubre 03, 2008

Los candidatos presidenciales

Resulta harto revelador observar quiénes ostentan hoy las riendas en muchos países. Pero ahora me centraré en los candidatos republicanos a la presidencia y vicepresidencia de los Estados Unidos.

Nota irrelevante: Van varias veces en que, al escribir mis opiniones de hoy para este blog, he escrito Estados "Undidos", en vez de Unidos. Más allá de los errores mecanográficos y ortográficos, creo que mi subconsciente intenta decirme algo.

John McCain y Sarah Palin me llaman mucho la atención por sus características: inexpertos, acartonados, poco ingeniosos, rígidos, poco críticos, y aparentemente, no muy inteligentes.

Si en general es difícil ser tajante en algo, el maniqueísmo político es muy, pero muy arriesgado. Incluso en los Estados Unidos, en donde el bipartidismo facilitaría, para un observador superficial, tener el 50% de posibilidades de elegir a la persona correcta para un puesto público. Los partidos republicano y demócrata se encuentran muy próximos en el espectro ideológico: ambos son de derecha; ambos creen en el capitalismo; ambos se esfuerzan por no ser populistas, entre las coincidencias más visibles. Pero hay una diferencia importante: el corrimiento de los republicanos hacia las posiciones más extremas de la derecha los ha caracterizado desde siempre.

Esto los ubicaría más cerca de la plutocracia norteamericana, visible e invisible; de los adoradores del vellocinio de oro, de los que privilegian a la economía sobre todo lo demás, de quienes no tienen reparos en ser codiciosos y voraces a costa del bien común, de los que buscan el lucro desmedido.

McCain y Palin son los candidatos naturales de este grupo. Y ambos están muy lejos de tener las cualidades mínimas para ejercer un gobierno decente, entendido como un gobierno que busque el beneficio de las mayorías y que entregue buenos resultados en materias como economía, salud, educación, cultura y desarrollo social.

Pero las serias limitaciones de Palin se confirmaron ayer en el debate de los candidatos a la vicepresidencia. No pretendo analizar dicho debate, sino señalar el paralelismo con el escenario mexicano.

En México hemos llevado a la presidencia a dos individuos con carencias, estrechez de miras, ligas con la plutocracia, inexperiencia en puestos públicos y falta de sensibilidad. Ambos estuvieron a punto de perder las contiendas, y claramente Calderón fue el que exhibió más debilidades. Ambos lograron el triunfo formal, legítimo o no, ayudados por los medio masivos de comunicación y por la inmensa cantidad de recursos, legales y no tanto, con que fueron apoyados.

Y en este punto no puedo dejar fuera a George W. Bush, tan similar a Fox y a Calderón. Mucho se ha hablado del fraude monumental que lo convirtió en Presidente de los Estados Unidos, principalmente en el estado de Florida, donde su hermano Jeb gobernaba.

Con este preámbulo, que intenta contextualizar, llego a mi tesis central: La derecha ha olvidado la política, no sabe hacerla, no la entiende; y la ha sustituido por faraónicas campañas de mercadotecnia para ungir como vencedores a sus candidatos. Joseph Goebbels reeditado y mejorado, del "¡Calumnia, que algo quedará!" se ha pasado al "¡Bombardea, que alguien te creerá!". Ese ha sido el denominador común en los triunfos de Baby Bush, Fox y Calderón. Y si los republicanos logran retener la presidencia, responderá a lo anterior más que a sus méritos.

Pero el secuestro de la política no es privilegio exclusivo de la derecha. El mundo anda corto de política, entendida como algo "relativo al ordenamiento" de sociedades humanas; como la "actividad humana tendiente a gobernar o dirigir la acción del estado en beneficio de la sociedad y el proceso y actividad orientada, ideológicamente, a la toma de decisiones ..." (Fuente: Wikipedia en Español). O bien, como "Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados", según la Real Academia Española (RAE).

Y probablemente el debilitamiento de la política estribe en la defunción de las Ideololgías. La RAE define idelogía como "
2. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.". Ideas y pensamiento, ¿serán esas las claves del desfallecimiento de la política?

Hoy se encuentra avasallada por la Economía. Las decisiones de gobierno, en todo el mundo, se toman en función de aquella, obnubilando todo lo demás. Los esfuerzos de una inmensa porción de la gente están dirigidos a satisfacer los requerimientos más primitivos, más básicos: alimentarse y tener un techo. Las desigualdades económicas han asfixiado cualquier manifestación, necesidad y actividad humana más allá de las anteriores. La subyugación económica es una perversa estrategia que está funcionando para quienes la promueven.

Necesitamos más política y menos economía; más ética y menos gratificación instantánea; más civismo y menos cinismo.

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