"¡No me lo toquen! ¡No me lo toquen!" Así se oyó decir a los diputados acerca del presupuesto federal destinado a sus respectivos partidos políticos.
Como es bien sabido, después de banquero o Amigo de Fox/Calderón, el ser propietario (como el caso de la familia González, dueña de ese próspero negocio llamado Partido Verde Ecologista Mexicano) o usufructuario de la carretada de billetes que cada año se les otorga a los partidos políticos, es el mejor negocio del mundo.
Desvirtuada su intención original, apoyar a los partidos más débiles, los recursos asignados a dichos institutos se ha convertido ya en una ofensa para los mexicanos: se les da más dinero que el asignado a la educación, la ciencia, la cultura, los adultos mayores, la salud pública, etc. Cuando la propuesta de reducir la partida para los partidos, para no partírnosla, fue realizada (recuerdo que fue una diputada, pero no su nombre ni su partido), todos aplaudieron el arranque de honestidad. Pero cuando vieron que iba en serio la iniciativa, la bloquearon, congelaron y rechazaron.
Por lo tanto, los mexicanos seguiremos financiando los excesos de los políticos que supuestamente nos representan, así como la de sus partidos. Por cierto, el IFE (el de las urnas limpias y el voto inútil) pidió para el 2007 un presupuesto mayor al del 2006 en un 23% ($625 millones de pesos). Esto es inverosímil dado que no habrá elecciones federales el próximo año, y a pesar de que hay dos partidos más que obtuvieron su registro (entre quienes supuestamente se repartirán esos $625 millones), no alcanzo a ver la justificación de tal incremento, salvo que Ugalde piensa cobrar muy bien por los favores realizados.
En fin, partidos van y vienen, al igual que los presidentes, y todo sigue igual en el país: saqueo, impunidad y desigualdad.
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