domingo, febrero 28, 2010

¡Qué poco se necesita!

Aún no termina la conmoción que causó el artero asesinato de 15 jóvenes en Ciudad Juárez, en la colonia Villas de Salvárcar el pasado 31 de enero, cuando nos enfrentamos nuevamente a escuadrones de la muerte que asesinan estudiantes.

Por desgracia, este tipo de hechos empieza a ser una táctica común del crimen organizado, específicamente del narcotráfico. En la misma fecha en que en Ciudad Juárez se llevaba a cabo la masacre, en Torreón, Coahuila, otro comando armado disparaba en un bar en contra de indefensos estudiantes. Días antes, en Tijuana, Baja California, tres estudiantes de bachillerato de 16 años fueron asesinados a mansalva.

Muchas preguntas se alzan de estos condenables y cobardes actos. Algunas de ellas son las siguientes.

  1. ¿Y dónde está el gobierno? El narcotráfico está atacando a ciudadanos que nada tienen que ver con esa ilegal actividad, y eso debería detonar una respuesta inteligente, coordinada, inmediata y fulminante del gobierno. Nada de eso ha sucedido. Por el contrario, con una ligereza alarmante, tanto el abogado que despacha como secretario de Gobernación, así como el michoacano que se ostenta como Presidente de la República, se apresuraron a difamar a los jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar. De esta manera, todos somos culpables hasta que demostremos lo contrario.
  2. ¿No es tiempo de rectificar el combate unidimensional? Cada día son más las voces que denuncian abusos de las fuerza armadas, especialmente del ejército mexicano, en el combate al narcotráfico. La fuerza bruta no está dando resultado, es hora de escuchar a quienes desde hace mucho tiempo sostenemos que hay que atender de manera integral los múltiples ángulos del problema: educación, empleo, seguridad, prevención, atención a las adicciones, inteligencia efectiva, estructuras financieras, etc. No obstante, CalNerón ha reiterado que la "guerra" sigue, eso sí, aderezada con algunas propuestas inconexas que solamente son paliativos: remozamiento de parques, tratamientos psiquiátricos, escuelas nuevas y medidas similares, loables y útiles en otro contexto y en una magnitud diferente.
  3. ¿Cuánto vale una vida humana? En la ya citada nota que da cuenta de la matanza de ayer, se hace referencia a la captura de otro de los supuestos agresores de la masacre del 31 de enero en Juárez, quien refiere que fue reclutado como sicario por un sueldo de $2 mil pesos semanales, lo que da $8 mil pesos al mes. Llama la atención de que por un salario tan bajo alguien se preste a matar a otras personas. ¡Qué poco se necesita para matar a un ser humano! El problema económico del presunto responsable, quien dice ser ex-policía, no quedará resuelto con tan poco dinero; no es descabellado pensar que ante una oferta muy amplia de mano de obra desempleada, las tarifas de los sicarios han caído a niveles tan ínfimos como de los que da cuenta el supuesto asesino confeso.
  4. ¿Qué persigue el narco matando a jóvenes estudiantes? Honestamente no alcanzo a percibir el "beneficio" de asesinar estudiantes. El más obvio es generar pánico en las ciudades y sus habitantes, pero ¿con qué fin? Tradicionalmente los traficantes de estupefacientes buscaban una base social, por lo que invertían cuantiosas cantidades de dinero en las comunidades donde se asentaban, por lo que eran bien queridos. Este cambio de estrategia va más allá de la lucha entre dos bandas rivales por apropiarse de mercados nuevos. Muestra de eso es el desconcierto que priva en Tamaulipas, marcadamente en Reynosa. A principios de la semana pasada empezaron a circular rumores en algunas redes sociales, como Twitter y Facebook, de que habría en dicha ciudad grandes operativos del gobierno y que la población no debería salir a la calle. Otras versiones decían que no, que se trataba de patrullas de sicarios en busca de objetivos, tanto de rivales como civiles. Mientras tanto, el gobierno estatal negaba todo y desinformaba; el gobierno federal guardaba silencio; y algunos comunicadores, como Ciro Gómez Leyva, emiten debatibles opiniones no acerca de la violencia omnipresente, sino de las redes sociales. Por lo pronto, y ante la parálisis oficial, el consulado de los Estados Unidos decidió cerrar hasta el próximo lunes. Y luego del sainete, el procurador de Tamaulipas acaba aceptando una escalada de violencia: 19 muertos en 72 horas.
  5. ¿Por qué se mide con diferentes varas? Mientras todo lo anterior ocurría, CalNerón quema su pólvora en infiernillos. Ante las acusaciones vertidas por Manuel Clouthier Carrillo, hijo del connotado Manuel "Maquío" Clouthier - ex-candidato a la presidencia por el PAN y sobre cuya muerte se ha especulado mucho que fue homicidio-, de que el gobierno federal cobijaba al Chapo Guzmán y su organización criminal, la mejor respuesta que se le ocurrió al michoacano fue desatar una feroz persecución política en contra del denunciante; contraatacar con una conferencia de prensa en donde quiso demostrar con pura retórica que no hay fundamento en las "sospechosas" acusaciones; y guardar silencio ante el señalamiento de la secretaria de Seguridad Interna de los Estados Unidos, Janet Napolitano, que el imperio de la ley en Ciudad Juárez estaba "perdido". Las evidencias de que se mide con diferentes varas a los diversos grupos criminales empiezan a ser abrumadoras, y se confirma que quien denuncia en México es traidor, mientras que se hace mutis a lo que dicen extranjeros acerca del país.

¡Qué poco se necesita! Sí, se necesita poco para ordenar el desbarajuste que vive el país, y podríamos empezar por la voluntad de hacerlo.

¡Qué poco se necesita! Sí, unos cuantos pesos para arrebatarles la vida a decenas de jóvenes mexicanos.

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