viernes, enero 08, 2010

Herencia y legado

Tres jóvenes estudiantes fueron acribillados con ráfagas de AK-47 en Tijuana, BC. Todos tenían 16 años, todos fueron abatidos. De suyo, esta noticia conmueve y mueve a reflexión, pero preocupa más cuando es solamente una más de las muchas notas de asesinatos que atiborran los medios de información.

No hay espacio geográfico en el país libre de este flagelo: el norte, el sur, el bajío, el centro; asesinatos en Chihuahua, levantones en Guerrero, decapitados en el Estado de México, ejecuciones públicas en cafeterías del Distrito Federal, emboscadas en Michoacán, matanzas en Baja California ... La lista es interminable, tristemente.

Los que hoy somos adultos heredamos un país con múltiples vicios y problemas, pero lo que le estamos dejando a las generaciones que nos siguen es francamente lamentable. Básicamente les hemos escamoteado presente y futuro, les estamos robado la esperanza (recordemos a la ahora llamada Generación Ni-Ni, Ni estudian Ni trabajan), pues no pudimos hacer lo necesario para darles seguridad, salud, educación y trabajo, entre otras cosas.

La salida fácil es culpar al gobierno, que aunque es responsable en gran medida del caos que vivimos, no está solo. Tanto sociedad como todas las instituciones de gobierno hemos fallado en honrar el pasado, cuidar el presente y construir un futuro viable.

Hoy la ciudadanía no puede seguir rehuyendo su responsabilidad: hemos cerrado los ojos a la corrupción, la impunidad, y la desigualdad. El país ya no aguanta más, y más nos vale que nosotros, los ciudadanos, hayamos encontrado ya, ahora, nuestro límite.

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