No hablo de los bloqueos mentales de los diputados panistas, esos que nos remiten a la edad media por sus oscuras raíces feudales. No, hablo del bloqueo de la tribuna parlamentaria.
Ahora los pacíficos de manos limpias combaten fuego con fuego. Resulta que los adalides de la democracia, los apóstoles de la tolerancia y los apologistas del libre albedrío han adoptado las actitudes que tanto critican en sus adversarios. Para impedir que los diputados del PeRDeré tomaran la tribuna desde hoy buscando arruinar la coronación de Felipe IX (noveno, nono o no-no, como prefieran), bloquearon a su vez el acceso a las oficinas panistas en San Lázaro y a la tribuna del salón plenario. Como resultado de esta estrategia oaxaqueña de echarle gasolina al fuego, los diputados en conflicto se liaron a golpes.
¡Pura civilidad parlamentaria modelo siglo XXI!
No cabe duda, en política los extremos acaban tocándose.
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