Una de ellas,Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP, es reconocida como existente por el ejército y con
''presencia probada'' en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, además de ''evidencias de cierta presencia'' en el valle de México.
El cinturón de la miseria en México puede ser la cuna de estos atentados terroristas.
Nunca está de más condenar este tipo de acciones cobardes y sin sentido, pero no hay que olvidar que tienen una causa muy profunda y añeja: la desigualdad del reparto de la riqueza en México.
No son las causas que Vicente Fox pudo haber imaginado en su delirio para declarar que el problema de Chiapas lo resolvería en 15 minutos. La miseria, la pobreza extrema, el reparto desigual de riqueza son caldos de cultivo propicios para movimientos sociales armados.
También lo son la falta de democracia y el fraude electoral. Y así lo manifiestan en sus comunicados las organizaciones que se adjudican los atentados.
En el supuesto caso de que no hubiera mano negra en los bombazos, el gobierno federal en pleno, los tres Poderes de la Unión, deben aceptar su responsabilidad en estos hechos.
Chiapas no está resuelto, así como tampoco Oaxaca ni Guerrero. Ni el reino del terror del narcotráfico, ni la delincuencia light ni la organizada, ni la pobreza, ni un sinfín de cosas que deja pendientes el ratón vaquero saturado de Prozac.
La Nación debe demandárselo, pues ha jugado a ser presidente sin tener la más mínima cualidad para serlo. Ha sido un traidor a los intereses nacionales y debe responsabilizarse de ello.
Mientras tanto, el pelón chaparrito de lentes (si alguien sabe donde anda que avise por favor) muestra la misma insensibilidad e ignorancia al declarar que los atentados solamente "buscan desafiar".
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