Difícilmente encuentro alguna justificación para esta medida que agrede por igual a quienes le han apoyado y a quienes le han atacado. Como antiguo gobernante de la capital del país debe conocer perfectamente los efectos de tal medida. La única razón con la suficiente magnitud para entender esta acción extrema es evitar alguna intriga palaciega, ya en curso, para que el TEPJF falle de acuerdo a los intereses del candidato oficial Felipe Calderón.
En este tenor, supongo que López Obrador sabe algo que no nos ha dicho, grave y amenazante, por lo que decidió sorprender a todos proponiendo los campamentos, aunque nunca mencionó los bloqueos. Revisando las crónicas del domingo pasado y hablando con militantes de alto perfil, que incluso pernoctaron en el Zócalo ese día y hablaron con López Obrador, tengo suficientes evidencias como para afirmar que pocos, muy pocos, sabían de la propuesta que lanzaría AMLO. Incluso miembros del equipo cercano de López Obrador no sabían nada. El mismo Carlos Monsiváis exige hoy que se levanten los bloqueos, pero no los campamentos: "De haber intervenido (en la reunión donde se decidieron los bloqueos), me habría opuesto a esto que me parece una insensatez".
De no ser así, asistimos a una maniobra audaz que difícilmente tendrá matices en su cauce final: o siginficará el suicidio político de AMLO, o le dará la presidencia.
Por lo pronto, el TEPJF aceleró el ritmo e inició la revisión del Recurso Madre donde se solicita el recuento unitario de los votos. La ruta crítica era empezar por las casillas impugnadas de la elección presidencial, para posteriormente pasar al Recurso Líder o Madre. Con el anuncio, el Tribunal ha adelantado la revisión de este último, por lo que en este momento se analizan de manera paralela las impugnaciones individuales y el Recurso Líder. La consecuencia lógica es que tendremos presidente electo mucho antes del 6 de septiembre, fecha límite establecida por la ley para terminar la calificación de la elección presidencial y hacer la declaratoria correspondiente, o en su caso, determinar la nulidad de los comicios presidenciales.
Alejandro Encinas debe hacer a un lado su conflicto de intereses, como gobernante del DF y como perredista que defiende el supuesto triunfo de su candidato, para reabrir el Paseo de la Reforma, permitiendo los campamentos, que incluso podrían bloquear parcialmente esta vital arteria. No hacerlo es rendirse a la parcialidad y renunciar a su deber de gobernar para todos.
A despecho de que coincido en términos generales con la plataforma de gobierno de AMLO, aunque persisten diferencias irreconciliables en ciertos puntos, no puedo omitir el hecho de que López Obrador ha catalizado el conflicto poselectoral y polarizado a la ciudadanía de manera acelerada con los bloqueos. Para muestra un botón tomado de la columna Astillero de Julio Hernández en La Jornada:
Los riesgos de la violencia están a la vista. Como en la etapa del desafuero, Vicente Fox escucha protestas por donde quiera que va. Ayer, en Aguascalientes -otro de los estados de gran rapacidad panista- hubo coros promoviendo el recuento de votos. Lectores identificados, pero cuyo nombre será guardado en secreto por esta columna, reportan que por el rumbo de Tepito se están organizando grupos de choque para provocar y, en su caso, desalojar a quienes están en campamento contra el fraude electoral. A otro lector, que ayer venía del aeropuerto capitalino por Viaducto, le llamó la atención ver cinco camiones del Ejército que llevaban soldados vestidos de civil, lo cual "no sería extraño por sí mismo, pero sí el que en uno de ellos venían todos los soldados vestidos como campesinos, soldados maduros usando sombrero de faena de campo; en otro venían únicamente soldados adolescentes, vestidos como chavos banda, y en los otros camiones venían combinados".
No es AMLO el único responsable de estos inquietantes indicios de posible violencia. Esta bola de nieve la echaron a rodar Vicente Fox con su descarado papel de porrista pendenciero; Felipe Calderón con su guerra sucia y su insistente negativa a realizar el recuento voto pot voto; Luis Carlos Ugalde con su vergonzosa actuación al frente del IFE; Elba Esther Gordillo por su mercenaria aportación al conflicto; y todos aquellos que enturbiaron el río para ser pescadores de ganacias y favores.
Hoy es responsabilidad de los ciudadanos llamar al orden a las partes, y que la Ley, el Estado de Derecho y las Instituciones desfagan este entuerto.
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