Mientras el PAN dice que el conteo parcial no cambiará el resultado de los comicios, seguramente asistidos por su bola de cristal, López Obrador sigue montado en su macho de desconocerse hasta a sí mismo.
Esta tragedia empieza a tomar tintes de comedia, donde en caso de perdurar el diálogo de sordos, acabaremos teniendo una ópera bufa.
El principal argumento, si alguno, que esgrime el PAN para negarse al recuento, es el de que México ya votó y contó los votos. El PAN no se ha distinguido por su elevado nivel intelectual, así que no asombra la pobreza de ese discurso. Nadie ha puesto en duda que los mexicanos votamos. Tampoco podemos hacerlo con el hecho de que se contaron los votos. Aclaro esto para informarles a los panistas, no vaya a ser que no sepan de lo que hablan. El problema, a mi juicio, fue la forma en que se contaron los votos en el IFE.
Por desgracia, López Obrador y su equipo no coinciden con este punto de vista, pues en las irregularidades expuestas ante el TEPJF, no se menciona este hecho mas que de pasada. La Coalición por el Bien de Todos, especialmente el PRD, desdeñaron este argumento, que ha sido estadísticamente sustentado por científicos mexicanos. En su lugar, se han aferrado únicamente a los indicios, que no pruebas jurídicas en la mayoría de los casos, del fraude a la antigüita.
En escencia, vemos en el siglo XXI una batalla reeditada, en argumentos y tácticas, de las que se llevaban a cabo en el siglo pasado.
La diferencia básica es que el gobierno en el poder se actualizó tecnológicamente en 1988 y 2006, mientras que la oposición de izquierda sigue pastoreando vacas en los campos mexicanos con su 30-30 al hombro.
La Coalición tuvo años, (sí, ¡años!), para prepararse, o como está de moda decir, blindarse ante el fraude cibernético. No solamente desperdiciaron la oportunidad, sino que hoy siguen pasmados sin atinar a entender qué sucedió.
No desdeño la lucha y el esfuerzo de millones de mexiacnos que han salido, y no, a defender su voto. Mi respeto para ellos. Las estructuras políticas atrás de ellos son el blanco de mi crítica. Sea por negligencia, por ignorancia o por conveniencia (sí, dije conveniencia), la Coalición, y nuevamente debo destacar al PRD, se han distinguido por su tortuguismo, su estrechez de miras y su rechazo a mirar al futuro en la cara.
Hoy todos los partidos políticos están fracturados y heridos, ya no responden a las exigencias de los tiempos y de la ciudadanía, son máquinas del tiempo útiles solamente para allegarse recursos y acceder a puestos de poder.
Se ha hablado mucho de la Reforma Política, pero para llegar a ella debemos primero tener una Reforma de Partidos, de lo contrario, todo habrá cambiado para no cambiar nada.
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