Consummatum est. Nada se puede hacer ya, salvo lanzarnos a una lucha fraticida, para que Felipe Calderón asuma la Presidencia de la República. ¿Qué podemos hacer quienes no votamos por él?
Primero quiero decir porqué no voté por él. No creo en la Anarquía y disiento de Elise Reclús: "La Anarquía es la máxima expresión del orden, basado en cosas naturales, sin coacciones ni violencias". Creo en la libertad y la democracia. La presidencia de Vicente Fox fue, cuando fue, anárquica, y estoy convencido que la de Felipe Calderón transitará por el mismo sendero. Creo en la Rectoría del Estado en todos los aspectos de la vida nacional, mientras que la tesis de Calderón aboga por lo contrario.
Creo en que es posible, y necesario, lograr una distribución de la riqueza nacional. Finlandia, Suecia, Suiza, Noruega y otros países son la prueba viviente de que es posible. El proyecto económico de Calderón privilegia la concentración de la riqueza, la desigualdad y cierra las posibilidades de desarrollo de México. Desdora la cultura y la educación, en mi opinión piedras angulares del desarrollo. Repudia la clase social a la que pertenece: la clase media, hoy prácticamente reducida a nada. Coloca a la economía muy por encima de la política, lo social y lo cultural.
Su visión personal y la de su partido buscan eliminar el laicisismo de la vida nacional, imponiendo su fe católica por sobre las creencias de los demás, aparentemente agrupados en minorías.
Estas son algunas de las razones por las que no voté por Calderón.
Pero la pregunta persiste: ¿Qué hacer? ¿Qué hacer ante un gobierno que promete seguir deteriorando la economía de los mexicanos; seguir degradando el nivel educacional en México; continuar con las polítias económicas y sociales que han expulsado a millones de mexicanos; mantener en declive la política exterior mexicana?
Ante todo, sobrevivir, y lo digo en serio. Mantener mi negocio abierto, evitar que se siga deteriorando nuestro nivel de vida familiar y ofrecer nuevos servicios a mis clientes. Luego, vigilar de cerca la gestión de Calderón, aunque malos augurios hay pues todo parece indicar que incorporará al gabinete a personajes muy corruptos, de los cuales ya les hablaré más adelante. Y como tercera acción, que no la última a realizar, exigirles a mis diputados federales y locales una actuación digna del cargo para el que fueron elegidos.
Este espacio será muy importante para esta estrategia, así que aunque sea a tropezones y jalones lo mantendré activo.
Si alguien tiene alguna sugerencia, me encantará oírla.
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