lunes, septiembre 11, 2006

Los saldos de julio

Aún es muy temprano para hacer un balance definitivo del proceso electoral que inició hace casi un año, pero se pueden ver ya claramente los saldos en algunos rubros, la mayor parte de ellos preocupantes.

1. Los procesos electorales en México son demasiado largos y excesivamente costosos. Entre precandidaturas, candidaturas, treguas navideñas y calificación del proceso electoral hemos llegado prácticamente al año. El presupuesto del IFE para 2006, según su propio proyecto, ascendía a 12.9 mil millones de pesos, de los cuales 4.9 mil millones eran para partidos políticos. El programa Oportunidades recibió casi 11.9 mil millones de pesos (cifra menor al presupuesto del IFE en mil millones de pesos), mientras que los partidos políticos ejercieron en su conjunto un presupuesto mayor que el de la SEGOB (3.4), SRE (4.3) o STPS (3.2) (Todas las cifras están en miles de millones de pesos). El PRI solamente recibió cinco veces más dinero que el asignado al combate contra el SIDA (1 mil 265 millones contra 251 millones).

2. Las instituciones electorales siguen bajo el yugo del Ejecutivo. Particularmente Vicente Fox supeditó la presidencia de la República a los empresarios ("un gobierno de y para empresarios"). La credibilidad que se había logrado con muchos sacrificios y mucho, muchísimo dinero, fue dilapidada por Ugalde (ya ni de su nombre me quiero acordar), mientras que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) quedó en entredicho fungiendo más como padre regañón que como calificador de la elección, que es su principal función.

3. La participación ciudadana fue notable a la hora de votar, y por lo menos dos tercios de los votantes rechazaron claramente el proyecto de gobierno al que Felipe Calderón piensa darle continuidad.

4. Hay grandes lagunas en la legislación electoral, las que permitieron campañas políticas que sembraron desconfianza y división entre los mexicanos. El candidato triunfador deberá hacerse cargo de esa factura y pagarla, pues no solamente fue el principal instigador, sino que ahora deberá gobernar para TODOS los mexicanos.

5. Los partidos políticos se representan a sí mismos y a intereses lejanos a los de la ciudadanía. Hoy estos institutos políticos se encuentran alejados de los mexicanos y algo deben hacer para salvar esa distancia.

6. La coacción y la compra de votos no han sido desterradas de la política mexicana.

7. Felipe Calderón inicia su presidencia, en la etapa de presidente electo, acotado, temeroso y maniatado. Tiempo atrás señalé que ese era el principal riesgo que enfrentaba por su precaria ventaja, su actitud ora beligerante, ora desconcertada; por su cerrazón a contar los votos y por continuar atacando a su principal econtrincante, sin haber tomado nunca la estatura de un estadista. Se ha quedado, como lo hizo Fox, atrapado en su papel de candidato. El país requiere que supere rápidamente ese estigma, y que lo haga renunciando a la violencia, la venganza o la traición. ¿Cuál es la forma más sencilla? Hacer Justicia. Hoy existen muchos temas que agravian a los mexicanos, desde el ancestral nepotismo hasta la falta de empleo, así que áreas de oportunidad hay muchísimas, depende de Calderón verlas y aprovecharlas.

8. Andrés Manuel López Obrador ha sido el segundo gran triunfador de esta contienda, incluido el conflicto postelectoral. A pesar de haber perdido formalmente las elecciones, su capital político se ha visto acrecentado, sobre todo entre la inmensa mayoría de los mexicanos: los pobres. Desde la oposición puede hacer mucho bien al país y responder a las expectativas de quienes votaron por él. Considero que debe renunciar a sus actitudes mesiánicas o de mártir, según sea el caso, para asumir un papel más político y evitar que México pase otros seis años deteriorándose, sobre todo en la distribución de la riqueza y el bienestar general, que fueron sus banderas de campaña.

9. Hay poco que decir de Vicente Fox: durante tres años fue el candidato triunfador y nunca evolucionó a Presidente de México; hace tres años renunció a gobernar al declarar que la carrera presidencial estaba abierta, lo que le debilitó aún más; ahora ha "cerrado la cortina" para que Calderón tenga recursos, abdicando casi con tres meses de anticipación a su encargo. Ojala pudieramos borrar de la historia mexicana a tan gris, incompetente y entreguista personaje, pero irónicamente ocupará un lugar preponderante en ella, al haber sido la única persona que pudo derrotar al PRI en una elección presidencial (hoy el PRI es una lastimosa sombra de los que fue).

10. Carlos Salinas de Gortari es sin duda el primer ganador de toda esta historia. Jaime Serra Puche declaró que el proyecto salinista (neoliberal) era de cuatro sexenios, y lo ha logardo: él mismo, Zedillo, Fox y Calderón.

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