Primero, hay una reunión secreta en Canadá para hablar de "alianzas estratégicas" con empresas petroleras (¡juar, juar! ¿Alianzas ya es sinònimo de privatización?). Segundo, como lo prometió, dará continuidad "al cambio", pero de manos de la riqueza nacional.
El premio Nobel de Economìa Joseph Stiglitz habla de la corrupción generada por la privatización en todo el mundo.
... al contrario de lo que supuestamente iba a lograr, la política de privatización ha empeorado tanto las cosas que en muchos países ya se le conoce como la política de sobornización; la retórica del fundamentalismo del mercado afirma que la privatización reducirá la búsqueda de rentas por parte de los funcionarios, (pero en los hechos) o bien se quedan con parte de los beneficios de las empresas públicas o conceden contratos y empleos a sus amigos.
Este es el esquema de "continuidad" del que Felipe Calderón hace profesión de fe. Stiglitz no se refiere solamente al caso mexicano, sino a la "panacea" que debiera de ser la privatización, en el entendido de que la iniciativa privada tiene blindaje anticorrupción, que es eficiente, y que es la única que sabe cómo ganar dinero.
La experiencia, y la historia, nos han enseñado que no es así.
Pues que la privatización energética nos coja confesados.
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