miércoles, septiembre 13, 2006

Entre preciosos, papás y reyes

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La Jornada - Magú

La mierda, con su perdón, se filtra por todos lados del sistema político nacional. Un sistema político ajeno, lejano y extraño para casi la totalidad de los mexicanos.

Gobernantes sordos, frívolos, corruptos que no escuchan a sus gobernados; políticos metidos en los más variospintos negocios, legales o no; triquiñuelas, componendas, transas, cochupos, machincuepas y malabares para beneficiarse del poder público otorgado por los ciudadanos a esa casta de zánganos; partidos políticos convertidos en un lucrativo negocio (casi 5 mil millones de pesos a repartirse entre ellos en un año). Lejos, lejos, lejos todos ellos del pueblo, de los electores, de los ciudadanos, ... de México.

Pero cerca, cerca, muy cerca, demasiado cerca de los empresarios, de los barones, de la oligarquía. Un sistema político basado en prebendas, privilegios, canonjías, excepciones y amiguismo.

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La Jornada - Ahumada

Ni hablar de las recientes grabaciones de la conversación telefónica de Gamboa Patrón y Kamel Nacif, llamada que originalmente fue para el gobernador de Veracruz Fidel Herrera, quien le pasó la bocina al hoy diputado precioso. Es una evidencia más de las perversas y turbias relaciones de la élite política nacional con empresarios deshonestos, por decir lo menos.

Mientras esto sucede, la República se desmorona: grabaciones ilegales dadas a conocer sin el menor rubor y sin que nadie se preocupe de quién las hace, cómo se obtienen, por qué se realizan y cómo se distribuyen, además de los motivos para darlas a conocer; el aparato de seguridad nacional al servicio de los más bajos intereses; los medios festinando un acto ilegal pues alimenta el morbo nacional; los mexicanos asistiendo pasivamente a tal carnaval de horrores; las instituciones impartidoras de justicia dejando pasar todo; la función legislativa convertida en mercancía disponible para el mejor postor; los intereses de la Nación olvidados por todos.

"Papá", "mi Rey", "precioso", "papito". ¿Habrá un psicólogo que nos diga por qué se llaman así? En mis muchos años como empresario, consultor, amigo de importantes hombres de negocios, y familiar de prominente político, nunca, y lo repito, nunca escuché una conversación en ese tenor. Por supuesto que el florido lenguaje es parte escencial de una conversación privada, pero jamás me llamaron "mi rey" o llamé a alguien "papito".

Así, mientras que los reyes, papás, preciosos y papitos negocian, siguen apareciendo decapitados, ajusticiados, "levantados", encajuelados. Las mafias siguen matando a representantes del sistema judicial y policial en México: comandantes, agentes, oficiales de policía, peritos, etc.

La infiltración de la delincuencia en las estructuras políticas ha traído como consecuencia la descomposición de prácticamente todos los niveles de gobierno.

¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo a los "reyes" y "papitos"?

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