miércoles, octubre 28, 2009

Que el poder legislativo nos represente

La propuesta de calNerón de gravar las telecomunicaciones con un 3% ha desatado una revuelta de un sector de la sociedad mexicana, especialmente en los usuarios de Twitter. Quizá no sea un sector muy amplio de la sociedad, pero sin duda es bastante representativo. Me explico. Los mexicanos que usan Twitter, llamados tuiteros, son en su mayoría integrantes de la declinante clase media, o como un lector de la columna Dinero de Enrique Galván en La Jornada la calificó: la nueva "clase pobre alta". Son personas con un nivel cultural y educativo que los hace interesarse en la política, aunque no participen cotidianamente en ella a través de los canales institucionales existentes, como partidos políticos, asociaciones civiles, ONG o contacto directo con legisladores.


Cuando se supo de la inminente aprobación de la Ley de Ingresos por parte de los diputados con el ya mencionado impuesto a las telecomunicaciones, se empezó a generar una ola de protesta en Twitter que culminó, en su primera fase, con la audiencia que otorgaron algunos senadores, encabezados por el presidente del Senado Carlos Navarrete, a una treintena de ciudadanos. En esa reunión expusieron su rechazo total al impuesto, haciendo hincapíé en el gravámen a Internet. Los senadores perredistas Navarrete y Javier Castellón, así como el senador por Convergencia Dante Delgado, hicieron eco de las demandas de los llamados tuiteros, comprometiéndose a buscar el consenso en la Cámara Alta para eliminar el impuesto a Internet. Con esto se satisfizo parcialmente el disgusto, pues se pidió eliminar los nuevos impuestos a las telecomunicaciones, incluidos teléfonos celulares.


No puedo pecar de ingenuo creyendo que la apertura de los mencionados senadores se debió solamente al movimiento que en Twitter se llama #internetnecesario, en el cual participo. Tampoco es posible afirmar que el consenso que hoy existe en la Cámara de Senadores contra el gravámen del 3% lo hayan construido Navarrete, Castellón y Delgado. Sin duda, la inercia ya existía. Tampoco considero que las atenciones de los multicitados senadores sean desinteresadas. Pero sin duda hay algo rescatable en todo esto, y no me parece menor.


En primera instancia, se gestó un movimiento social espontáneo y sin líderes formales, tal como sucedió con la corriente anulista en las pasadas elecciones de julio. Hablar del voto nulo sé que despertará demonios aletargados, pero no es mi intención hablar de eso ahora, sino de llamar la atención sobre las similitudes en las respectivas génesis. Segundo, #internetnecesario le ha demostrado a un sector de la sociedad que sí es posible dialogar, interactuar e influir en las políticas públicas. Tercero, las instituciones republicanas son muy ajenas a las personas que las dirigen y operan, por lo que deben ser utilizadas por la ciudadanía. Esto lo digo debido a que algunos tuiteros plantean que haber votado nulo y acudir al Senado es una contradicción insalvable. En el fondo sí es una contradicción, pero no insalvable. Si ya están ahí, que se pongan a trabajar para nosotros; si ya les pagamos su dieta, que vean por nuestros intereses; están obligados a servir a todos los ciudadanos, hayan votado por ellos o no. Cuarto, hay que aprovechar las herramientas que tenemos a nuestro alcance, independientemente de los caminos nuevos que se puedan abrir.


Por todo lo anterior, decidí publicar el contenido de un correo que dirigí al presidente de la comisión de hacienda del Senado, el panista José Isabel Reyes Trejo. Tenemos la facultad, el derecho y la potestad no ejercidos de hacernos escuchar, de exigir que las políticas públicas atiendan nuestras necesidades. Actuemos ahora o suframos las consecuencias. Aquí el texto referido:



Senador Trejo, las difíciles circunstancias por las que pasa el país requieren de soluciones, no de placebos. Mientras las naciones del mundo buscan programas que alienten la inversión, la producción, el empleo y la educación, de modo que el impacto de la crisis financiera internacional, que se anunciaba desde 2006, afecte lo menos posible a sus respectivas poblaciones, en México optamos por medidas recesivas, regresivas y que profundizarán dichos efectos.


El Poder Ejecutivo debe asumir su responsabilidad en la magnificación de los efectos de la crisis, pues no tomó a tiempo las medidas necesarias, desdeño su peligrosidad, no previó su magnitud y soslayó las graves consecuencias que acarrearía a la ciudadanía; amén de desatender problemas que históricamente viene arrastrando el esquema impositivo actual, como una estrecha base de contribuyentes, la evasión, y los privilegios fiscales que le cuestan anualmente a nuestro país cientos de miles de millones de pesos. Por lo tanto, debe llevar a cabo acciones efectivas para tapar el mal llamado "boquete" fiscal.


Por otro lado, no es gratuita la crisis de representatividad que vive el poder legislativo en nuestro país, y una muestra clara es la insensibilidad de ambas cámaras a la situación actual que enfrentamos los ciudadanos que no tenemos privilegios. Especialmente los diputados han escenificado sainete tras sainete en el curso de la casi nula discusión de la Ley de Ingresos, dejándoles a ustedes, los senadores de la República, la complicada tarea de convalidar la afrenta o parchar un dictamen que no resuelve ninguno de los problemas actuales, sino como se dice popularmente, patea la piedrita para adelante. Así, cualquier decisión es difícil de tomar.


Es responsabilidad histórica del Senado mantener la cohesión del pacto social emanado de nuestra Carta Magna, que hoy se encuentra debilitado. Si deciden renunciar a llenar los vacíos que hoy pueblan dicho pacto, también deberán hacerse cargo de su inacción. Actuar conlleva un costo político, pero hacerse a un lado traerá, sin duda, un costo aún más alto. La aparentemente insalvable distancia que existe hoy entre la ciudadanía y el poder legislativo puede acortarse hoy mismo, la decisión es de ustedes. El día de mañana puede no ser así, y todos lo lamentaremos.


Finalmente sostengo que es falso que no haya recursos económicos para sortear los actuales problemas de la hacienda pública. El problema tiene dos caras: la primera es en qué están siendo empleados; mientras que la segunda es la enorme cantidad de recursos que están comprometidos, o no se reciben, merced a privilegios fiscales, rescates empresariales, corrupción y dispendio. Vale aclarar que en este problemática bidimensional se encuentra el abandono a que han sido sometidas las empresas estatales de energía, como PEMEX, CFE, la recién extinguida Luz y Fuerza del Centro, y otras. El país no soporta más la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias. Pueden patear la piedra, con el alto riego de provocar un alud.


Hago votos porque la razón triunfe sobre la obstinación; la responsabilidad sobre la displicencia y el confort; y el interés por el bien común sobre los intereses de grupo o partido.



Aquí les dejo la lista completa de los senadores y sus correos electrónicos.


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