sábado, mayo 24, 2014

Construir, construir, construir

El mantra repetido hasta la enajenación es "construir, construir, construir". Seguir construyendo en una ciudad al borde del colapso.

Mega torres, torrezotas, torrecitas y mini torres alzan sus negros esqueletos en toda la ciudad. Los señores feudales babean mientras firman los permisos de construcción y los cambios de uso de suelo. Las bendiciones delegacionales son otorgadas a diestra y siniestra, y nadie se sorprendería de saber que es con un diezmo mediante. Claro, en este país de milagros, el diezmo puede convertirse, multiplicarse, como los panes y los peces, en un 20 o 30 por ciento. O más, no hay que ser tímidos. Y la Ciudad de los Palacios sucumbe ante la imposibilidad de dotar de servicios a los hongos inmobiliarios que crecen por todas partes. Y la Región más Transparente se envuelve en brumas contaminantes.

Construir, construir, construir, que el sexenio no es eterno. Y los cajones de estacionamiento, (en las calles, los edificios, los comercios, los condominios), se vuelven cada vez más escasos y valiosos; y el agua es un commodity exclusivo; y la recolección de basura se desarticula por los enormes volúmenes generados; y las calles se encuentran en un colapso constante por obras mal planeadas y peor ejecutadas, como el segundo piso del periférico; y el transporte público mal conceptuado agrava los congestionamientos cuando se roban dos, tres, cuatro carriles a los ejes viales que tantos sacrificios nos costaron realizar. El imperio intocado del automóvil, el reino del consumo de los combustible fósiles.

Construir, construir, construir, que los que vienen atrás remarán, y si no pueden, pues ni modo. Y la ciudad crece desmedidamente, sin planificación, sin coordinación, sin un plan rector. La seguridad, nuevamente, es subyugada por criminales de todas las layas, desde los asaltantes de crucero hasta las poderosas mafias del crimen organizado, sin olvidar a los que con creciente libertad asaltan en el metro, peseros, camiones suburbanos y taxis.

Construir, construir, construir, que algo quedará, algo se derramará a los bolsillos de los funcionarios. ¡Y qué importan los murales de Siqueiros en el Polyforum! Vamos a construir un centro comercial, a elevar una torre de 50 pisos (otra más), a lucrar hasta la náusea. Pero, ¿cómo justificar el sacrilegio? Pues con una plañidera campaña diciendo que el mantenimiento del recinto y de la obra son "insostenibles", que hay un déficit mensual de 4 millones de pesos (cifra inverosímil en sí misma). Mientras tanto, en lo oscurito, se negoció el cambio de uso de suelo, los permisos del INBA, la bendición presidencial (del enano moral) y el financiamiento.

Construir, construir, construir. Es el mantra. Hasta que no haya quien pueda entonarlo.

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