sábado, octubre 28, 2006

Reflexiones de un soldado de los Estados Unidos

Pat Tillman, izquierda, y Kevin Tillman. Foto Familia Tillman. Clic para agrandar.

Me encontré en La Jornada este artículo de Kevin Tillman, un soldado norteamericano. Lo reproduzco en su mayor parte. Si desean verlo completo, ya saben a donde ir.

El cumpleaños de Pat es el 6 de noviembre y al día siguiente son las elecciones. Me hace pensar en una conversación que tuve con él antes que nos alistáramos en el ejército de Estados Unidos. Hablábamos del riesgo que corríamos al apuntarnos. Una vez que nos comprometiéramos, estaríamos a merced de los gobernantes y del pueblo. Nos podrían lanzar en una dirección que no deseáramos. Combatir como soldados nos dejaría sin voz... hasta que saliéramos.

Han ocurrido muchas cosas desde que entregamos nuestra voz:

Nos mandaron a invadir una nación porque de algún modo era una amenaza directa al pueblo estadunidense, o al mundo, o porque hospedaba terroristas, o porque participó en los ataques del 11 de septiembre, o porque recibía uranio de Níger para fabricar armas, o tenía laboratorios para producir armas móviles, o contaba con armas de destrucción masiva, o tenía necesidad de ser libertada, o necesitábamos instaurar una democracia, o detener una insurgencia, o detener una guerra civil que creamos y que no podíamos llamar guerra civil aunque lo fuera. Algo así.

De algún modo Estados Unidos se ha vuelto una nación que proyecta todo lo que no es y condena todo lo que es.

De algún modo nuestros gobernantes electos subvirtieron el derecho internacional o a la humanidad al poner cárceles secretas por todo el mundo, secuestrar personas, retenerlas por tiempo indefinido sin acusarlas de nada y torturarlas, todo en secreto. De algún modo esa política abierta de tortura se volvió culpa de unas cuantas "manzanas podridas" en las fuerzas armadas.

De algún modo se ha permitido que los gobernantes estadounidenses, cuyo único mérito es mentir a su pueblo e invadir sin derecho una nación, despojen de todo valor, virtud y honor a sus soldados en el campo de batalla.

De algún modo se ha permitido que quienes hace décadas tuvieron miedo de combatir en una invasión ilegal envíen soldados a morir en una invasión ilegal que ellos emprendieron.

De algún modo se tolera que se obtengan ganancias de la tragedia y el horror.

De algún modo se tolera la subversión de las garantías individuales y de la Constitución.

De algún modo se supone que la suspensión del habeas corpus mantendrá la seguridad de este país.

De algún modo se tolera la tortura. Se tolera la mentira.

De algún modo se desprecia la razón para abrazar la fe, el dogma y la estupidez.

De algún modo los gobernantes estadounidenses han logrado crear un mundo más peligroso.

De algún modo la nación más razonable y respetada, en la que más se confiaba, se ha vuelto uno de los países más irracionales, beligerantes, temidos y que menos confianza inspiran en el mundo.

De algún modo se tolera todo esto.

De algún modo nadie se hace responsable.

Kevin Tillman se alistó en el ejército estadunidense con su hermano Pat en 2002, y combatieron juntos en Irak y Afganistán. Pat pereció en este último país el 22 de abril de 2004. Kevin causó baja en 2005.

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