lunes, noviembre 10, 2008

Desafortunados los que somos gobernados por él

No se puede soslayar el impacto producido en la sociedad mexicana por la repentina y trágica muerte de Juan Camilo Mouriño. Tampoco puede dejar de entenderse el dolor que su deceso provocó en sus familiares y amigos. Es natural que el país entero se encuentre en vilo esperando que se esclarezcan las causas que originaron el percance, o al menos, que se tenga más información para determinar este acontecimiento que nos conmocionó.

Lo que de ninguna manera puede entenderse, ni aceptarse, es la desmesura de Felipe Calderón en los elogios al amigo caído, como tampoco el lucro político que intenta obtener con la sangre de Mouriño. No puede olvidar Calderón su investidura presidencial, no se puede ser Jefe del Ejecutivo a ratos. Los discursos que ha pronunciado, tres hasta ahora, a raíz de la caída del avión donde viajaba el secretario de Gobernación han sido todo menos mensajes de un estadista, de un presidente de la República. Desde elegías personales hasta homilías, pasando por un discurso belicista velado y ominoso.

El homenaje que ayer se le rindió a Mouriño adolece de los mismos excesos y desvaríos en los que Calderón ha venido incurriendo. Entre otras cosas, dijo en la sede nacional del PAN:

  • Que Mouriño ejerció el poder “con todas sus consecuencias, con todas sus amenazas, con todas sus flaquezas, con todas sus ingratitudes". Hablar de consecuencias y amenazas no contribuye a apoyar la versión oficial de un accidente. Si fue un atentado, Calderón está obligado a informar a la Nación. Si no lo fue, está inquietando innecesariamente al país.
  • " ... es muy fácil pontificar sentados, como dije alguna vez, desde la columna de mármol, desde el pedestal que se convierte, precisamente por la inacción, en pedestal de imbéciles”. ¿Es este beligernate lenguaje el que debe utilizar un presidente en un acto público, en una República, en un estado de derecho y en tiempos de paz? ¿A qué ciudadano o ciudadanos mexicanos llamó imbéciles? ¿Cuáles son las razones para atacar desde su alta investidura a innombrados enemigos, fuera a quien fuere, con tal descaro? ¿Representan estos "imbéciles" un peligro real para el país o simplemente son febriles alucinaciones en su mente?
  • Ensalzó durante 42 minutos, cuarenta y dos, a quien fue acusado de firmar jugosos contratos para las empresas familiares al amparo del poder. En días pasados le llamó honesto, valiente, y le llenó de elogios. Ayer completó la faena calificándolo como “invencible, inderrotable, líder natural, impulsor del idealismo pragmático”, a quien Acción Nacional le debe el triunfo de 2006 y que “irradiaba luz”. Resulta totalmente excesivo un homenaje de este calibre para alguien que murió de manera accidental. Resulta desmesurado que el presidente de México no haya tenido en su agenda otro tema desde el día del supuesto accidente. Resulta inadmisible que mientras en Monterrey se reunían empresarios y políticos para buscar fórmulas para menguar los efectos negativos de una recesión mundial y se consumaba un desastre electoral más para el PAN, ahora en Hidalgo, Felipe Calderón insistía en su agenda personal: llorar, y ahora lucrar, con los restos mortales de Mouriño.
  • Endilgó dudosos triunfos políticos a Mouriño, desde el ampliamente cuestionado "triunfo" en las elecciones presidenciales del 2006 hasta el Acuerdo por la Calidad Educativa, entre otros supuestos méritos.
  • Al decir que Mouriño seguía ganando batallas después de muerto, lo comparó con el Cid Campeador, un personaje español (but of course) histórico que libró guerras fraticidas (del lado del rey Sancho II en contra de su hermano Alfonso VI); contribuyó a la conquista de territorios musulmanes; libró batallas religiosas contra los infieles moros; y acabó ejerciendo un gobierno autónomo sin responder a autoridad alguna. En política la forma es fondo, y una comparación así solo puede inquietar.
  • Exigió a los panistas dejar atrás "mezquindades, envidias, ruindades que los atrapan en pleitos, alejan al partido de los ciudadanos y los hacen perder las elecciones" mientras su partido perdía en Hidalgo y el quórum al homenaje acusaba notables ausencias, como las de Vicente Fox y Manuel Espino.
  • Llamó a "seguir luchando contra los enemigos de México con la convicción y determinación con la que él (Mouriño) lo hizo". Nuevamente el aparentemente gratuito tono beligerante encendiendo hogueras contra invisibles adversarios.
  • Una y otra vez Calderón ha recurrido a referencias religiosas en actos públicos. El críptico mensaje de ayer fue rematado con un "Que Dios te cuide". ¿Así encomienda al país en estos tiempos de severa crisis económica? ¿Así gobierna?
  • De manera consistente Calderón intentó llevar agua a su molino invocando el fantasma de su fallecido amigo y colaborador, sin rubor ni vergüenza.
  • Este monotemático y unipersonal mensaje solamente puede agraviar la memoria de Arcadio Echeverría, el otro panista fallecido en el avionazo, así como la del resto de los que murieron ese día en el trágico evento. Para el amigo, la gloria; para los otros, el desprecio y el olvido.

Helguera. La Jornada.
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Dejaré a un lado los tintes melodramáticos, facilones y edulcorantes, que salpicaron este agraviante homenaje. Convertir el duelo genuino y legítimo, tanto el propio como el ajeno, en un circo mediático que abone a su contabilidad política personal es un acto indigno de un mandatario, una afrenta para el país, y una preocupante desnudez de la agenda y pensamiento de quien se supone que gobierna a México.

Por otro lado, el insultante silencio que ha guardado respecto al trabajo y la figura de José Luis Santiago Vasconcelos no ha de tener nada contentos a los militares, con quien éste guardaba una estrecha relación. Dicho mutismo ha enfurecido a muchas personas, entre ellos, a Samuel González Ruiz, quien en el pasado fue prominente figura en la lucha contra el crimen organizado en la desaparecida Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO). González Ruiz reclamó fuerte y claro a Calderón durante la entrevista que Carmen Aristegui le hizo en CNN cuando aún humeaban los restos de la aeronave caída.

Días atrás parafraseó pasajes de la Biblia refiriéndose a los "bienaventurados" (su amigo, obviamente). Hoy hago lo propio pero en antítesis: Desafortunados quienes somos gobernados por él.

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