La versión electrónica de La Jornada del día de hoy destaca dos notas: $323 mil mdd (millones de dólares) se inyectaron ayer a los mercados financieros más importantes del orbe; y 30 millones de personas afectadas por el mal tiempo (¿o debo decir clima?) en Asia.
De inmediato, me vino una idea a la cabeza (lo que hoy es una hazaña, pues tengo una gripe que me tiene medio idiota): ambos aspectos están hermanados.
La crisis financiera de ayer se viene gestando desde muchos años atrás, y sus antecedentes se remontan a los famosos hedge funds, esos fondos de inversión no regulados por nadie (ni por la SEC ni por la NASD, ni por el buen juicio), basados no en valores ni en activos, sino en humo: mercados de futuros, créditos de alto riesgo, opciones, monedas (como el dólar, respaldado solamente por la saliva del presidente de los EU en turno), y mercados de deuda emergentes. O sea, para los que viven a base de adrenalina, como los últimos gobiernos de EU. México tiene sus propias bombas de tiempo, aunque les llamamos PIDIREGAS (espérense tantito, que ya están por tronar).
La causa concreta de la crisis detonada ayer, que no se gestó espontáneamente, es como un cuento chino (perdón, está de moda y mi cerebro no da para más en este momento): un banco francés se da cuenta de que los inversionistas se están retirando masivamente de sus fondos de inversión de créditos inmobiliarios de alto riesgo, intenta liquidarlos (venderlos) pero no hay comprador, por lo que cierra los fondos (no permite que más inversionistas se retiren) y se desata el pánico. ¿Porqué no pudo liquidar los fondos? Por que los créditos inmobiliarios de alto riesgo que financiaba YA NO EXISTÍAN. Las bolsas de Asia reaccionaron inmediatamente y algunas cerraron con pérdidas. Por el horario, y ser viernes, Asia sale bien librada, pero en Europa sorprende a las bolsas a la mitad de la jornada, mientras que en América éstas se encuentran iniciando operaciones. Los inversionistas (esas extrañas criaturas que se comportan como depredadores, pero que están siempre nerviosas y huyendo, como presas asustadas, y que más parecen rémoras pues no realizan inversión productiva en los mercados nacionales a los que acuden, sino pura inversión especulativa) empezaron a otear pues sentían el peligro: esos fondos "sostenidos" por humo son altamente explosivos, y pueden generar reacciones en cadena devastadoras de cualquier economía (ya se vio ayer, pocos fueron los bancos centrales que no actuaron inyectando dinero a sus respectivos mercados).
Pero, ¿cómo nacieron estos engendros? La respuesta es simple: cuando el imperio norteamericano se empezó a resquebrajar. EU toma la decisión de respaldar el dólar contra su deuda-país y no contra el oro, como se venía haciendo, ahí nacieron estos fondos de inversión para tontos (tontos muy ricos, pero tontos al fin y al cabo). La economía de los EU empieza a declinar, el desempleo a crecer, y la estrategia se encamina al avasallamiento: neoliberalismo (para las mulas del tercer mundo de mi compadre), belicismo y dolarcentrismo, todo sabrosamente aderezado con salsa de energéticos, principalmente petróleo (acuérdense de Kuwait, Afganistán e Iraq).
Sumisos y entreguistas, los últimos gobiernos (es un decir) de México se han sometido sin chistar al plan neoliberal (De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón), el que ha demostrado en los hechos algunas cosas interesantes: el PIB ha caído sostenidamente desde 1982, la pobreza ha aumentado, el desemplo también, y la desigual distribución de la riqueza se ha profundizado (no es casual que tengamos al hombre más rico del mundo en un país lleno de pobres). Pero eso es harina de otro costal.
Capítulo II. La responsabilidad de los países industrializados en los cambios climáticos globales. No hay mucho más que decir a lo que todos sabemos: quienes más contaminan se niegan a tomar medidas efectivas para reducir el efecto invernadero, lo que está afectando a millones y millones de personas en todo el mundo. Destacadamente, los EU (¿quién si no?) se han rehusado a ratificar el Protocolo de Kyoto, sus esfuerzos en los últimos años van encaminados a dominar el desfalleciente mercado petrolero, se ha detenido todo lo posible alternativas comerciales a la contaminante quema de combustibles fósiles (las compañías texanas petroleras, amigas y socias de Baby Bush están muy interesadas en esto siga igual), y como la cereza del pastel, el ignorante y estúpido presidente de los EU (Baby Bush, ¿quién si no?) niega enfáticamente que estemos dirigiéndonos con pasos firmes a cambiar el clima del mundo, con resultados inciertos. Típica actitud de imperio decadente.
Como ya lo he dicho en otras publicaciones, los coletazos del imperio herido aún pueden ser letales.
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