martes, febrero 12, 2008

Todo va a cambiar

Viendo la televisión, el noticiario de Adela Micha, escucho la noticia de que la Conferencia del Episcopado hace un llamado a los narcotraficantes para que dejen sus actividades delictivas que le hacen tanto daño al país.

No pude menos que soltar una sonora carcajada. El problema del narcotráfico en México no es cuestión de conciencias limpias o sucias, de pecadores y virtuosos. Es cuestión de dinero, simple y llanamente.

Las redes de complicidad que se han tejido entre todos los niveles del gobierno y los narcos no responden a otra cosa que la codicia. Por otro lado, la tambaleante y deteriorada situación económica de México, que con o sin jinete el jamelgo nos sigue llevando a la ruina, ha orillado a miles de mexicanos a dedicarse, o integrarse activa o pasivamente, a esta lucrativa actividad.

Finalmente el enorme mercado de los Estados Unidos, no tocado pero ni con el pétalo de una rosa, genera miles de millones de dólares al año a los que se encuentran insertos en el negocio.

La candidez de la Iglesia Católica, a través de los píos cándidos de la mencionada Conferencia, es un reflejo de que cada día ésta se encuentra más a la zaga de las condiciones de vida de un mundo convulsionado y polarizado entre la riqueza insultante y la pobreza lacerante que el modelo neoliberal ha producido.

Si no tienen nada positivo que decir, nos harían un favor guardando silencio.

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