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martes, mayo 14, 2013

¡Albricias!

Sí, ¡albricias! porque vamos por el camino correcto, dice el gobierno a través de sus voceros oficiales y oficiosos, cobrando facturas por los servicios prestados a través de la condonación de 3 mil millones de pesos en impuestos. ¿Albricias? dice la terca realidad.

Mientras la kakistocracia (el gobierno de los peores) celebra la solidez macro económica, la fortaleza del peso, el estado de felicidad en que vivimos por recibir capitales golondrinos y la pacificación del país, la manufactura y la "infraestrochtiur" se desmoronan.

Hace unos días se anunció que las tres constructoras de vivienda más grandes del país están virtualmente en bancarrota. En su primer informe trimestral para el 2013, que acaba de publicar, el INEGI indica que el 91% de los subsectores de manufactura en México presentan retroceso, llevando la contracción del sector a su peor crisis desde 2009.

Mientras, "las reformas que necesita el país" allanan el camino para consolidarnos como maquiladores, creando empleos de baja remuneración, alta dependencia del extranjero, y dando "certeza jurídica" (Beltrones dixit) a quien tenga dinero para comprarla. ¿La cifra? 5.8% negativo.

domingo, junio 03, 2012

Reinventando la educación

Les dejo un texto que tomé y traduje del blog de Leonardo Boff.

Reinventando la educación
03/Jun/2012

Muniz Sodre, profesor titular de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil, es una persona muy preparada. Pero lo que lo hace diferente es que, como pocos otros, piensa acerca de lo que sabe. El fruto de esa actividad es su notable libro recientemente publicado: Reinventando la educación: diversidad, descolonialización y redes (Vozes, 2012).

En ese libro intenta confrontar los retos de la pedagogía y la educación que se derivan de los diferentes tipos de conocimiento desde las nuevas tecnologías y transformaciones avanzadas del capitalismo. Todo comienza con nuestro lugar social: el hemisferio sur, una vez colonizado, que atraviesa por un proceso muy interesante de neo-descolonización y de confrontación con el debilitado neo-eurocentrismo, ahora devastado por la crisis del euro.

Muniz Sodre analiza diferentes corrientes pedagógicas y educativas, desde la paideia griega hasta el mercado mundial de la educación, a la que ve a través de una burda concepción utilitaria, transformándola en negocio y mercado al servicio de la dominación mundial.

Desenmascara los mecanismos de los poderes económicos y políticos que subyacen en las expresiones que todos repiten, como "la sociedad de la información o del conocimiento". En otras palabras, el capitalismo informativo-cognitivo constituye la nueva base de la acumulación de capital. Ahora todo es capital: capital natural, capital humano, capital cultural, capital intelectual, capital social, capital simbólico, capital religioso. Capital y más capital. Pero en el fondo acecha una mono-cultura del conocimiento mecánico, expresado como la "economía del conocimiento" al servicio del mercado.

En la actualidad, un tipo de educación ha sido planeada para crear cuadros que realicen "servicios analítico-simbólicos", cuadros dotados de una alta capacidad de invención, identificación y solución de problemas. Esta educación especializa el conocimiento como si fuera una línea de ensamblaje de una fábrica.

Así, la educación pierde su carácter formativo. En las palabras críticas de Hannah Arendt: podemos continuar aprendiendo hasta el fin de los tiempos sin que esto signifique que estamos siendo educados. Educar implica saber y hacer, pero sobre todo, aprender a ser, coexistir e interesarnos en el prójimo. Implica darle sentido a la vida, saber cómo lidiar con la compleja condición humana y ser capaz de definirse a uno mismo, enfrentando nuestra condición histórica.

Lo que agrava todo el proceso educativo es la predominancia de la forma de pensar única. Los estadounidenses viven el mito del "destino manifiesto". Están convencidos de que Dios ha reservado un destino único para ellos como el "nuevo pueblo escogido" que impondrá al mundo su propio estilo, sus métodos de producción y consumo ilimitados; su esquema de democracia y sus valores del libre mercado. En nombre de este hecho excepcional, intervienen en todo el mundo, incluso con guerras que garanticen su hegemonía imperial. Tampoco Europa ha renunciado a su arrogancia. La Declaración de Blogna en 1999, que reunió a 29 ministros de educación de toda Europa, reivindicó que sólo ese continente podría producir el conocimiento universal capaz de ofrecer a los ciudadanos las capacidades necesarias para enfrentar los retos del nuevo milenio. Previo a esto, una pretendida universalidad celebró los derechos humanos, pudiendo encontrarse en textos de la cristiandad en donde se promovía a esta religión como única y verdadera. Ahora, el alcance de esta visión se ha acortado: solamente el Viejo Continente garantiza la eficiencia administrativa y la competencia, las habilidades y capacidades que permitirán la globalización empresarial. La presente crisis económica-financiera echa por tierra dicha afirmación. Los gobiernos no saben cómo salir del trance, cuya autoría detentan, y prefieren arrojar a sus sociedades al desempleo y la miseria para salver un sistema financiero especulativo, cruel y despiadado.

En su libro, Muniz Sodre presenta tres interrogantes de la realidad brasileña en el terreno educativo, que deberán encararse  en los próximos años. Ha llegado el momento de hacerles frente como individuos libres y creativos, y no como sordos ecos de otras voces. Sodre rescata los nombres de educadores que imaginaron una educación que se adapatara a nuestro potencial, como Joaquim Nabuco, Anisio Teixeira, y particularmente, Paulo Freire. Darcy Ribeiro hablaría con entusiasmo de la reinvención de Brasil, comenzando por la riqueza del mestizaje.

Esta reinvención educativa debe ayudarnos a transitar a través de la descolonialización, avasallando el pensamiento único ya mencionado, permitiendo aprender la la diversidad cultural y beneficiándose de las redes sociales. De este esfuerzo podría nacer, de entre nosotros, los primeros brotes de un paradigma diferente de civilización, conocida como bio-civilización, la cual tendría como ejes rectores a la vida, la humanidad y el planeta tierra.

domingo, octubre 09, 2011

La guerra que viene

El sistema capitalista ha vivido durante 500 años, pero se encuentra en una fase de agotamiento terminal. La acumulación de capital ha llegado a extremos suicidas al despojar a la enorme mayoría de la población mundial de su bienestar. El cinismo con que esto viene ocurriendo durante los últimos 20 años ha sido percibido, y en realidad lo es, como una enorme y descarnada burla. El 1% de la población ha acaparado la riqueza mediante saqueos impúdicos de países y pueblos, cancelando el futuro para el 99% restante. Immanuel Wallerstein augura al menos dos décadas más de agónicos estertores para el modo productivo que nos ha llevado a la aspiracional adoración del vellocino de oro.

No se necesita mucho para demostrar la decadencia del capitalismo, ya que las evidencias se acumulan por todos lados. Podemos encontrarla desde las pistas que nos dejaron siglos atrás Hegel, Marx, Bakunin y Engels, entre otros, hasta las páginas de los periódicos de hoy mismo, en donde se consignan los síntomas del delirio imperialista, entendido como la fase culminante del capitalismo: enormes crisis estructurales y protestas masivas en Grecia, España, Chile, Túnez, Islandia, Francia, y ahora en el corazón mismo de la bestia: Wall Street en los Estados Unidos.

El eje de las protestas es uno, en despecho de las diferencias culturales y geográficas: la cancelación de oportunidades de bienestar, especialmente para las futuras generaciones. Jóvenes que han debido hipotecar su porvenir para pagar sus estudios universitarios en un sistema educativo privatizado para luego no encontrar trabajo; pensionados y jubilados que sobreviven en condiciones cercanas a la miseria; legiones de desempleados víctimas de la "eficiencia" y la "productividad" globalizadas y globalizadoras; millones de agricultores, campesinos y familias expulsados de los campos hacia las ciudades por la pobreza; la polarización social que conduce al resurgimiento de los neonazis y la extrema derecha en el Viejo Mundo como fuerza política (y ni qué decir acerca del ultra conservador Tea Party en los Estados Unidos); sistemas de salud privatizados que dejan en la indefensión a millones de personas en aras de aniquilar el "nocivo" tutelaje del estado; las "auto reguladas" fuerzas del mercado marcando el paso de la actividad económica mundial; los enormes fraudes de los fondos de riesgo con los que las más poderosas, e impúdicas, entidades financieras mundiales han quebrado al sistema monetario internacional, echando a la calle a cientos de miles de familias al arrebatarles sus casas por una falsa crisis hipotecaria inducida dolosamente; el "rescate" de esas mismas firmas financieras por parte de gobiernos de todo el mundo con dinero público; vastas extensiones de tierras de siembra acaparadas por multinacionales, junto con sus respectivos aprovisionamientos de agua, con la complicidad de los gobiernos de todo el orbe; la depredación de los recursos naturales, incluido el petróleo, nos ha colocado a la vera de una crisis ambiental de escala mundial.

La lista podría continuar por un buen rato, pero estos ejemplos ya son lo suficientemente demostrativos, y apocalípticos, para ilustrar la situación actual que guarda el "orden mundial". "Hacer más con menos" es el mantra del imperialismo, sin importar que en el proceso las ganancias sean privadas y las pérdidas se adosen a las sociedades.

Pero entonces surge la pregunta: ¿Qué sigue? Decía la filosófica Mafalda que lo difícil no es romper el sistema, sino saber qué hacer con los pedazos. Y parece que ni los unos ni los otros tenemos claro este punto. La kakistocracia mundial se ha quedado sin ideas (por ejemplo, a Grecia le piden que se de un tiro en la sien con la pistola de la profundización de los recortes a los gastos sociales y a las inversiones productivas para entonces acudir a rescatarla), mientras que la gente de a pie intentamos comprender qué está sucediendo. Una pancarta en las protestas llevadas a cabo recientemente en Wall Street rezaba: Debido a los recortes en los gastos, la luz al final del túnel ha debido ser apagada. ¿Debemos desempolvar a Marx? ¿Debemos inventar un nuevo sistema productivo? ¿Debemos arroparnos en el amor para coexistir con la naturaleza y eliminar la desigualdad, como propone Leonardo Boff? ¿Bastará solamente con suavizar y reinventar al capitalismo? ¿Qué hacer? se preguntaba Lenin.

Gracias a los dioses celestiales, no tengo la respuesta a estas preguntas. Lo que sí creo saber es lo que NO debemos hacer. La enajenación de la clase gobernante para con sus gobernados, que ha conducido al estado actual de las cosas, tiene su génesis en el alejamiento de los ciudadanos de la participación política. Les dimos manga ancha a los políticos para que nos "representaran", y todo ha sucedido menos dicha representación. Los políticos crearon, a la vera de nuestra apatía, una nueva clase social parasitaria: la clase política. Lo que menos debemos hacer es dejar que este esquema continúe. Dicho de otra manera, la primera acción que debemos emprender es la participación ciudadana. El precio que hemos pagado por nuestras omisiones ya es demasiado alto, como para elevarlo más. Si persistimos en nuestra inacción inevitablemente llegaremos a una guerra, que bien puede librarse entre los países dominantes para acabar de apropiarse de la riqueza de los países dominados, o bien, de los gobiernos y estados en contra de sus propios ciudadanos. ¿Y porqué el desenlace tiene que ser necesariamente una guerra, en caso de prolongarse la situación actual? El capitalismo, y sus conductores en turno, nunca se han caracterizado por su humildad, por lo que la posibilidad de que rectifiquen está cancelada desde ahora. Distribuir la riqueza que han acumulado salvajemente no está en sus planes, ni siquiera para tirarnos migajas que calmen nuestros ánimos. La historia nos ha mostrado, sobre todo la moderna, que cuando los estados prósperos entran en crisis, recurren a la redistribución de los recursos y las hegemonías mediante conflictos armados, incluso a nivel mundial. Hoy, los sectores más duros de las oligarquías del orbe reclaman el inicio de hostilidades a mayor escala para encontrar un nuevo orden internacional sin poner en duda la viabilidad del sistema capitalista. Inglaterra y los Estados Unidos son la mejor muestra de lo anterior al cultivar, alentar, estallar y mantener conflictos regionales en Palestina, Iraq, Kuwait y Afganistán, por citar solamente algunos ejemplos. Aquellas naciones han defendido, mediante la agresión, un orden unipolar monetarista, basado en la chatarrización del dólar y acumulando monstruosos déficits fiscales. Por otro lado, las guerras siempre han aceitado convenientemente la maquinaria económica de las naciones hegemónicas, y hoy más que nunca, buscan desesperadamente la generación y apropiación de más riqueza para paliar sus crisis estructurales.
Sin redistribución de la riqueza, sin nuevas ideas y con severas crisis fiscales y financieras, ¿qué les queda a los países dominantes? La guerra, solamente la guerra, no por necesidad, sino por avaricia y pereza. ¿En contra de quién? En contra de quien se oponga, y solamente pueden oponerse otras naciones o sus propios ciudadanos. La virulencia con que los gobiernos, supuestamente de diferentes signos políticos, han respondido a las protestas pacíficas en España, Grecia o Estados Unidos, lo demuestra. El futuro nos ha alcanzado, y solamente la acción individual puede desembocar en movilizaciones masivas que pongan freno a la escalada del conflicto. A los gobiernos siempre les ha sido más difícil disparar en contra de sus ciudadanos que contra soldados y civiles de otros países. Nuestra labor es, entonces, impedir que la brecha entre gobernantes y gobernados se ahonde, permitiéndoles a aquellos considerarnos extranjeros en nuestra propia tierra.

Las herramientas para la acción individual están ahí, a nuestro alcance, desde las nuevas tecnologías hasta los canales institucionales largamente existentes. Alzar nuestra voz para que la clase política nos escuche; organizar boicots de consumidores; recurrir a la solidaridad para instrumentar acciones colectivas son algunas de las armas efectivas que podemos utilizar, so pena de que el siguiente paso sea tomar las armas y enfrascarnos en luchas fraticidas.

miércoles, noviembre 11, 2009

Sin trabajo, sin casa, sin dinero

El mundo entero sufre los estertores de un modelo económico, financiero e ideológico que agoniza.

Cientos de miles han sido lanzados a la calle al perderse su fuente de trabajo. Millones han visto deteriorarse su modo de vida en unos cuantos años. Familias enteras han perdido su patrimonio. El neoliberalismo, que ha hecho del capital el vellocino de oro y le ha conferido cualidades autoregulatorias que no tiene, ha sumido al mundo en una profundísima crisis financiera, causando el colapso de las economías de los países y propiciado la vergonzosa concentración de la riqueza en unas pocas manos, mientras que millones de seres humanos pagan las consecuencias de los falaces postulados neoliberales.

No sorprende que el perverso esquema de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias haya rebasado su carácter monetarista y esté generando una descomunal crisis social. Tanto que Europa entera ha iniciado un movimiento contra el desempleo. José Saramago, premio Nóbel de Literatura, aporta su grano de arena mediante un texto que ha publicado en su blog. Rescato un fragmento para compartirlo aquí.

Lo que está pasando es, en todos los aspectos, un crimen contra la humanidad y desde esta perspectiva debe ser analizado en los foros públicos y en las conciencias. No es exageración. Crímenes contra la humanidad no son solo los genocidios, los etnocidios, los campos de muerte, las torturas, los asesinatos selectivos, las hambres deliberadamente provocadas, las contaminaciones masivas, las humillaciones como método represivo de la identidad de las víctimas. Crimen contra la humanidad es también el que los poderes financieros y económicos, con la complicidad efectiva o tácita de los gobiernos, fríamente han perpetrado contra millones de personas en todo el mundo, amenazadas de perder lo que les queda, su casa y sus ahorros, después de haber perdido la única y tantas veces escasa fuente de rendimiento, es decir, su trabajo.


Para algunos el calificativo de "crimen contra la humanidad" puede parecer excesivo, pero para quienes resienten los efectos de un sistema rapaz apenas les parecerá justo. Por nuestra parte, los mexicanos, deberemos de pagar durante muchos años la miopía de los gobiernos neoliberales, amén de la incapacidad de los dos últimos.

sábado, octubre 10, 2009

La salación de calderón

calderón (con minúscula) se ha empeñado en convencernos de que su mala suerte es la causante de la debacle que vive México en todos y cada uno de los ámbitos de la vida nacional: economía, educación, salud, seguridad. Y digo mala suerte porque calderón atribuye los desastrosos resultados de su sexenio a males externos: crisis económica mundial; una nueva cepa de la influenza; el deterioro a nivel mundial de los niveles educativos; el consumo de estupefacientes y el tráfico de armas desde Estados Unidos.

Pues insisto en lo que he dicho en esta bitácora: esas son falacias. Me ocuparé de la famosa crisis económica que vino de afuera. Desde años antes de que calderón llegara a la presidencia, cuando aún penaba en puestos menores dentro de la administración federal, los analistas y especialistas económicos y financieros alertaban de la burbuja que los mercados de riesgos e hipotecario estaban creando: pura economía ficción alimentada por una supuesta autoregulación de los mercados financieros, apuntalada por el mendaz gobierno de George W. Bush.

Este mismo blog, desde su creación en 2006, ha documentado profusamente el crecimiento de dicha burbuja. Por lo tanto, las declaraciones de calderón y su gabinete económico de que la crisis los tomó por sorpresa los delata, al menos, como negligentes, irresponsables y displicentes.

Si hacemos caso a sus proclamas, entonces el ineficaz michoacano debería cambiar su apellido de calderón a "salderón", por la salación, o mala suerte, que insiste que le persigue. Pero no, el mal estado que guarda el país no es producto de la mala fortuna, sino de su falta total de preparación y previsión. Durante meses, él y la runfla de ineptos de la que se ha rodeado, enfocaron sus esfuerzos a minimizar el tsunami económico que se nos venía encima, con memeces como: catarrito; barco de gran calado; economía blindada; etc.

La mitomanía con la que intentaron conjurar el futuro no sirvió de nada. A diferencia de otros países, como Brasil, se sentaron a esperar que las cosas no fueran tan graves como parecían y apostaron a cubrirse con el paraguas de la economía norteamericana. Su razonamiento, imperfecto, decía que el gigante mundial no podía zozobrar ante la tempestad económica, y que el sufrimiento al que sería sometida esa nación resultaría breve, por lo que la reactivación de dicha economía acabaría por salpicarnos unas cuantas gotas de prosperidad, con las que lograríamos humedecer el yermo panorama de nuestras finanzas públicas. Para no variar, se equivocaron.

Hoy "salderón" y su gabinete chillan a gritos que el país está quebrado, que se necesitan medidas recesivas para tapar el boquete económico que causó su negligencia; que aplicar nuevos y más impuestos es la única manera de salvarnos. Todo esto lo pregonan a los cuatro vientos cuando en todo el mundo se toman medidas contrarias: incentivos al empleo, a la seguridad social, a la salud, al empleo, a la educación y a la inversión productiva, entre otros. Mientras tanto, el subnormal "salderón" aplica recortes en todos esos rubros, dejando los privilegios burocráticos, partidistas y fiscales intactos.

Merece también una mención las mentiras y sandeces del papanatas secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos. Contagiado de la fantasiosa realidad que su jefe insiste en dibujar, se dedicó a aseverar que la influenza sería un mal recuerdo luego de la epidemia que azotó a nuestro país la primavera pasada; que estaríamos preparados para el rebrote esperado para finales de este año; que se tomarían las medidas para garantizar la inmunización de la población; que ya teníamos 20 millones de vacunas para el otoño.

Pues ninguna de sus declaraciones es sustentable o cierta. Recientemente se supo que las ya mencionadas 20 millones de vacunas prometidas para el otoño serán solamente cinco, y llegarán para la Navidad; que el resto llegarán entre enero y marzo del 2010; y que están negociando mejor precio para otros 10 millones de dosis.

Esta otra calamidad que nos vino de fuera, según "salderón", ha sido enfrentada como todos los otros males que aquejan al país: con la boca abierta profiriendo estulticias, los dedos cruzados, los ojos cerrados, las manos caídas, y a veces, en el mejor de los casos, embistiendo molinos de viento como bovinos enceguecidos.

Por lo tanto, Felipe Calderón miente descaradamente. Miente cuando dice que hizo lo correcto para encarar las crisis económica y de salud; miente cuando dice que no se pudo haber hecho más; miente cuando afirma que trabaja para el país; miente por incapacidad o por esquizofrenia.


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martes, agosto 18, 2009

Dinero para el boquete

El confiable Sr. Agustín Carstens nos dice que hay un "boquete" en las finanzas públicas, que según sus estimaciones rondará los 800 mil mdp, sumando el faltante para los años 2009 y 2010.

Pues bien, no se angustie ni se acongoje. El país sí tiene dinero, y mucho. Aquí le van las pistas de dónde puede encontrarlo, de modo que se deje de pensar en clavarnos más y mejores impuestos.


  • Los privilegios fiscales le han costado al país más de cuatro billones de pesos (trillones anglosajones) de 2002 al 2009.
  • El rescate bancario, el FOBAPROA-IPAB, tenía un saldo de casi 800 mil mdp a diciembre de 2008, y la deuda que debemos pagar crece mes con mes.
  • En marzo-abril de este año, su jefe calderón contrató casi 80 mil mdd de deuda externa con el FMI (47 mil mdd) y con la Reserva Federal de los EU (30 mil mdd), triplicando el saldo existente de 40 mil mdd a febrero de este año, según Hacienda.
  • El Banco de México anunció que de octubre de 2008 a marzo de 2009 vendió casi 19 mil mdd de nuestras reservas para saciar a los especuladores que apuestan contra el peso.
Como verá, la suma de todos esos recursos araña los 0cho billones (trillones anglosajones) de pesos. Con el 10% de todos esos recursos que son saqueados cotidianamente del erario público puede hacerle frente al boquete del que nos habla.

Por cierto Sr. Carstens, no me llame para darme las gracias, realmente no quiero hablar con usted. Y ya encarrerado, dígale a su jefe que no me llame "amigo" en cada discurso que pronuncia, ni lo soy ni lo quiero ser, pues suelo elegir cuidadosamente a mis amistades.

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Las marismas calderónicas

En diversos foros repitió que México era un navío de gran calado que capotearía cualquier tempestad económica.

Y felipe calderón intentó sustentar su dicho con frases huecas y vanas: blindaje de la economía, responsabilidad y disciplina fiscal, y cosas por el estilo. Su secretario de Hacienda, un antiguo y menor funcionario de un organismo financiero internacional, le hacía la ronda: que cuando mucho nos daría un catarrito ante la neumonía financiera internacional.

Pues su barco de gran calado ha encallado en las caóticas marismas que él mismo engendró. Con múltiples frentes de guerra abiertos, aunque solamente uno reconocido, el michoacano persiste en los vicios de micro management que Carlos Castillo Peraza le recriminaba paternalmente. Prácticamente no hay un solo rubro de la vida nacional que no se encuentre en crisis, mientras que el joven, inexperto y solitario presidente porfía en andar por la misma senda que nos conduce al abismo.

Tal como le sucedió cuando era candidato presidencial, hoy calderón se distancia hasta de sus aliados y promotores por sus pésimos resultados. Los empresarios, las instituciones financieras mexicanas que gozan de alguna independencia, su partido, las organizaciones civiles que comulgaban con él, la Iglesia misma, todos a una, le recriminan su gestión y le exigen acciones efectivas. Ya ni qué decir de sus opositores y adversarios políticos, así como de un creciente sector de la ciudadanía, que desde su habitual parálisis, empieza a manifestar una pronunciada y justificada preocupación respecto al rumbo, o la falta de, que acusa el país.

Parece ya muy tarde para intentar salvar la presidencia de calderón, sobre todo por la soberbia, la obstinación y la insensibilidad que lo caracterizan. Pero no es tarde para salvar a México. En estos aciagos días que corren, la crisis provocada por el presidente debe analizarse como lo que es: una crisis integral, sistémica y estructural. Partiendo de la base de que los vacíos de poder tienden a llenarse espontáneamente, los poderes fácticos buscan su consolidación, pero al mismo tiempo, es una gran oportunidad para la ciudadanía de recuperar los espacios que le han sido arrebatados.

En lo personal, veo dos grandes peligros para México: la balcanización del país, y un estallido social. Ambos escenarios no son excluyentes, como tampoco lo son inclusivos, por lo que existe el riesgo de que ambos se produzcan. En el primer caso, la terrible inseguridad que vive el país, marcada pero no exclusivamente en el norte; la quiebra de las finanzas nacionales que están llevando a los gobiernos estatales y municipales a la parálisis; una presidencia azorada e inerte que arrastra el lastre de un gabinete incapaz; el enorme poder económico de la delincuencia organizada que ha sabido permear a la sociedad desde sus cimientos; la cerrazón de la oligarquía a crear válvulas de escape al descontento; y la renuncia del gobierno de ser el instrumento para que el Estado garantice la unidad y la protección de La Nación, son solamente algunos de los ingredientes que pueden romper el pacto federal.

Por el otro lado, el creciente descontento de la clase media mexicana, que ha visto mermarse sin pausa y aceleradamente su nivel de vida, se configura como la chispa que puede encender la mecha del descontento que priva en los estratos más desprotegidos que sufren de una pobreza progresiva, mientras que las clases pudientes también luchan por conservar sus privilegios. Como ya lo he dicho aquí mismo, las revoluciones más grandes y sangrientas han provenido justamente de esas capas de la población: las que se encuentran por encima del nivel de pobreza. Baste mirar las luchas libertarias de México en 1810 y 1910 para corroborar lo anterior. El intrínsecamente débil pacto social, o contrato social de acuerdo a Juan Jacobo Rousseau, puede quebrarse.

Encuestas recientes de diferentes empresas ubican como la principal preocupación de los mexicanos a la economía, incluso por encima de la inseguridad, que ha sido el tema preponderante en la agenda del inquilino de la antigua Hacienda de La Hormiga, hoy Los Pinos.

El ánimo que nos acicatea anualmente a celebrar nuestra preciada Independencia difícilmente tendrá algo con qué alimentarse el año venidero, cuando por partida doble deberíamos festejar dos centenarios: el primero de nuestra Revolución y el segundo de nuestra Independencia.

Está en nuestras manos, entonces, definir si tendremos algo que celebrar el próximo año.

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sábado, junio 27, 2009

El desafiante calderón

calderón (con minúsculas) desafía a los mexicanos. A los estigmas de la inseguridad; el dominio del crimen organizado en el país; la ruina económica so pretexto de la crisis mundial; el movimiento de rechazo a la cleptocracia y la ineficiencia de los partidos políticos; y la protección criminal de los responsables de la muerte de 48 niños, hasta el momento, víctimas de la negligencia en el incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora; suma al menos dos agravios más.

El primero de ellos es continuar pisoteando el principio de no intervención en los asuntos de otros países, conocido como Doctrina Estrada. Sin pruebas de por medio, y en su calidad de presidente de México, declara alegre e irresponsablemente que Michael Jackson murió por el uso de drogas. Así, de un plumazo, y sin la menor consideración, pasa por encima de los esfuerzos del gobierno de la ciudad de Los Ángeles por poner freno a las especulaciones sobre el fallecimiento del famoso cantante. Atropella la soberanía de una ciudad y un estado extranjeros, pertenecientes a una nación soberana y poderosa, la de los Estados Unidos de América. También sin contemplaciones, abona a la tragedia que los hijos de Jackson viven en este momento. Nada importa, nadie importa, solamente la voz del oráculo michoacano. Independientemente de que la muerte de Jackson efectivamente responda a la farmacodependencia y al abuso de sustancias controladas, diplomáticamente es una pifia garrafal descalificar el procedimiento de investigación forense en un país vecino.

El segundo agravio es el profundo desprecio que muestra por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, aquella que prometió respetar y hacer respetar. En un acto oficial evangeliza y generaliza, minimiza y engaña. Atribuye el crecimiento al consumo de drogas entre los jóvenes mexicanos a que no creen en Dios, obviamente refiriéndose a su dios católico. En sí mismo, un "razonamiento" tan reduccionista es una estulticia ofensiva, pero lo grave es que ignora el mandato constitucional de laicisimo del Estado mexicano. También agravia a los que profesan religiones distintas a la católica, e incluso, a quienes no comulgan con ninguna.

Fustiga también, en el mismo acto por el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, solamente, exclusivamente a los jóvenes pobres:

tienen poco que creer; que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela; que no creen en Dios, porque no lo conocen.

El siguiente paso es criminalizar la pobreza. La pobreza gramatical de su aserto palidece ante la pobreza ideológica del mismo. Es sin duda, la visión de un presidente "pirrurris".

En la misma línea discursiva de su jefe, el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, declaró:

Al gobierno de México le preocupa que la sociedad sea indiferente ante los delitos y acepte la convivencia con los delincuentes

Supongo que la solución es simple, a los ojos de estos aprendices fascistas de brujo: eliminar a la sociedad. Por eso, y sin viso alguno de culpa, el plan de calderón y la oligarquía subyacente actúa, o deja de actuar, para lograr la estabilidad en el país. Unos pocos ejemplos de esta estrategia inhumana:

Estos son solamente algunos ejemplos de sucesos ocurridos en el mes de junio, sin contar los pésimos indicadores económicos; el creciente desempleo; la quiebra de las finanzas públicas; el brutal incremento de la deuda externa; la continua militarización del país; el crecimiento de la pobreza; el deterioro de la educación; la pérdida del liderazgo regional en América Latina y el Caribe (no formamos parte del BRIC (grupo emergente geopolítico y económico formado por Brasil, Rusia, India y China), ni estamos cercanos al G-8, a diferencia de Brasil); la estrepitosa caída de la industria petrolera; etc., etc., etc.

Culpar a la crisis económica mundial es falaz y doloso; culpar a la sociedad del estado actual de la nación es miope y tendencioso.

Los desafíos de calderón apuntan a un solo objetivo: la implantación de un régimen autoritario, represor y contrario a la escencia del Estado, al buscar que éste subyugue a los ciudadanos.

Mediante la omisión criminal se traiciona a la Patria; mediante la enorme desigualdad social, económica y política se tiene el caldo de cultivo; la impunidad impone la ley de la selva; la enorme corrupción institucional es la mecha; calderón ha encendido el fósforo. En nuestras manos está permitir que el país se incendie.


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sábado, mayo 23, 2009

OCDE: la economía mexicana es un desastre

A nadie debe sorprender esta aseveración de José Ángel Gurría, el Ángel de la Dependencia, actual director general de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Se preguntarán: ¿Por qué no debe sorprendernos, si está extendiendo el acta de defunción del bienestar de los mexicanos? Por dos razones fundamentales:

La primera de ellas es su inexperiencia. Los mexicanos elegimos (es un decir) a la persona menos capacitada de las posibles para gobernar: calderón (con minúsculas) nunca tuvo un puesto de elección popular (llegó a la Cámara para concretar el atraco del IPAB/FOBAPROA por la vía de la mayoría relativa). Por el contrario, contendió por la gubernatura de Michoacán y perdió; nunca gobernó ni en una humilde alcaldía municipal, por lo que no tenía la más mínima experiencia como cabeza de gobierno; su paso por la administración federal fue fugaz y lleno de tropiezos, pues solamente duró unos meses en Banobras (en donde lo más sobresaliente de su gestión fue autoprestarse 3.5 millones de pesos) y en la Secretaría de Energía, desde donde impulsó la privatización de los energéticos nacionales e inició turbios negocios con Juan Camilo Mouriño. En ambos casos acabó renunciando poco después de ser nombrado.

Lo más sobresaliente de su trayectoria fue ocupar puestos de importancia al interior de su partido y en la Cámara de Diputados, nuevamente por haber sido impulsado por el PAN. Muestra de esto es que fue coordinador de la bancada blaquiazul, que como ya lo dije, ayudó al PRI a legalizar el robo del IPAB, ahora FOBAPROA, luego de que se tragó sus palabras de que dicho fraude insistucionalizado no pasaría, que de eso él se encargaba. Su carrera partidista la hizo a la sombra de Carlos Castillo Peraza, principalmente.

Su campaña fue un desastre, incluso en Monterrey los barones del dinero plantearon que fuera sustitutido por alguien menos malo, con el argumento de que su campaña "no prendía". Sin experiencia administrativa ni de gobierno, ¿en serio alguien pensó que podría gobernar este complejo y extenso país? Mis anteriores aseveraciones están profusamente documentadas en este mismo blog.

Para rescatar su candidatura, calderón vendió su alma al diablo, o las diablos. Hizo alianzas con las fuerzas políticas más oscuras de México, preponderantemente con Elba Esther Gordillo, quien se encontraba en el trance de romper con el PRI. Así mismo, recurrió a los artilugios de la guerra sucia del publicista español Antonio Solá Reche, vinculado con José María Aznar, recalcitrante ultraderechista español del Partido Popular, que fue presidente de ese país Ibérico; fungió como comparsa de Bush en la ilegal invasión a Iraq; y demostró su baja estatura moral en los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004, incurriendo en delitos al intentar desviar las investigaciones acusando a ETA de los atentados, cuando desde los minutos siguientes a las explosiones la policía tenía evidencias que vinculaban a extremistas islámicos con esos cobardes actos. La intención de Aznar era engañar a sus compatriotas para que su partido no perdiera las elecciones, pues el ajuste de cuentas de los seguidores de Alá calaría hondo en el ánimo español, cuya ciudadanía en su mayoría rechazaba la participación de España en la inmoral e ilegal invasión y ocupación de un país soberano. Fue Solá quien ayudó a que los vínculos de calderón con la madre patria se estrecharan más, al entregarse de manera desesperada a los servicios y oficios del propio Solá y de Aznar. Dichos vínculos los había iniciado Mouriño con los dudosos negocios de su familia, tanto en el sureste mexicano como en España; fue Aznar quien quiso cerrar la pinza para quedarse con los hidorcarburos mexicanos entregándolos a Repsol como pago a sus servicios. El incipiente y exitoso imperio PANibérico se derrumbó al igual que el avión donde el llamado Iván encontró la muerte.

No obstante, la suerte estaba echada: calderón ganó oficialmente las elecciones del 2006, aunque la legalidad de las mismas fue severamente cuestionada. No obstante, los pasivos contraídos con Gordillo, Aznar y el mismo PRI los tendría que pagar a precio de oro. Así inició el inexperto michoacano su acotada presidencia. Nuevamente debemos preguntarnos, ¿alguien se atrevería a decir que los augurios y antecedentes permitirían pensar en una presidencia exitosa?

La segunda razón es que José Ángel Gurría es un rabioso promotor del neoliberalismo, corriente ideológica implantada en México por el inefable Carlos Salinas de Gortari, con quien sigue teniendo estrechas ligas, al igual que Elba Esther Gordillo. Las intenciones de Gurría pueden ser todo, menos sanas. Castigar tan severamente la gestión de calderón desde uno de los foros económicos más importantes del mundo, rezuma de intenciones soterradas. La denuncia de Miguel de la Madrid Hurtado fue un golpe devastador para las intenciones de Salinas de lavar su imagen y regresar a la palestra mexicana. Este ajuste de cuentas, esta llamada de atención al debilitado calderón es una advertencia, no solamente para él, sino para todos los mexicanos, incluidos Carmen Aristegui y la familia Vargas, propietaria de la estación de radio que difundió la entrevista con el auto descalificado ex presidente De la Madrid. Los enormes, monumentales, gigantescos vacíos de poder que han dejado las presidencias de Vicente Fox y felipe calderón en el sistema político mexicano los han llenado, espontánea y perversamente, las huestes neoliberales, al igual que los buitres. El enorme poder económico de la corrompida familia Salinas de Gortari ha sido la bujía para extender sus redes políticas en el mercenario, putrefacto y filisteo escenario político en México.

La misma camarilla que inició la depredación de la riqueza nacional amparados en reformas constitucionales, así como de leyes, normas y reglamentos menores, sin descontar la endémica corrupción, es la que sigue gobernando en México: Guillermo Ortiz, Eduardo Sojo, Luis Téllez, Manlio Fabio Beltrones (autor material del video destape de Ernesto Zedillo tras el misterioso asesinato de Luis Donaldo Colosio y quien fue el primero en entrevistarse a solas con su supuesto asesino, Mario Aburto), Emilio Gamboa Patrón (al que se acusa de haber amenazado de muerte a De la Madrid y a su familia si no se retractaba de sus acusaciones al clan Salinas de Gortari), Ernesto Zedillo (con quien los Salinas se distanciaron), el mismo Gurría, Manuel Camacho Solís, y no menos importante, uno de los principales operadores de los Salinas: Diego Fernández de Cevallos.

No, Carlos Salinas de Gortari no es un nosferatu, tampoco un mefistófeles. Simplemente es una persona enfermamente sagaz e inmoral, con el suficiente dinero que le permite seguir siendo muy influyente en los altos círculos de la vida pública mexicana. La debilidad de regímes títeres, como los de Fox y calderón, son el caldo de cultivo ideal para sus agendas personales, y quizá, para las agendas del capital internacional.

No hay terreno, entonces, para sorprenderse por el responso que Gurría hizo por la economía mexicana, lo que nos conllevará, esto sí con bases, a un período muy difícil en el país, y que incluso podría desembocar en una revuelta social de consecuencias impredecibles, para perpetuar el violento ciclo mexicano de las últimas centurias: 1810, 1910, ¿2010?

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viernes, mayo 22, 2009

Pies y traspiés

El señorito calderón (con minúsculas), ahora se llena la boca declarando:

"estamos encarando la adversidad con determinación, y no sólo estamos de pie, sino que estamos saliendo adelante. Eso es posible gracias a un factor clave: la unidad"


Me permito corregirle la plana al Hijo Desobediente, al presidente de la humanidad, al defenestrador de muertos de hambre (con todo respeto para los haitianos, la rebuznada fue de calderón, no mía): México está de pie A PESAR de los traspiés de calderón.

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domingo, febrero 22, 2009

El reino del caos de Calderón

Tomado de la página de El Universal.
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La situación del país empeora momento a momento y las voces se levantan desde diferentes frentes: empresarios, ciudadanos, e incluso senadores del PAN.

En la imagen de la izquierda se puede apreciar que en la página principal de El Universal a las 2:14 de la mañana del día de hoy, se daba cuenta de la escalada de violencia en el país: nuevas balaceras con armas de alto poder, granadas contra las fuerzas del orden, Estados Unidos alertando a sus ciudadanos, la Coparmex diciendo que no hay paz, la extorsión a la que cedió el director de Seguridad Municipal de Cd. Juárez, y Calderón ... bueno, Calderón ... este, Calderón ... haciendo declaraciones.

Foto de La Jornada.
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Mientras tanto, en la imagen a la derecha se puede ver que la economía no está mejor: el dólar a quince pesos o más. Y Calderón ... (¡ejem!) Calderón ... (¡gulp!) Calderón ... ¿Y Calderón?

Hoy El Universal también da cuenta de lo que yo esbozaba ayer: el peligro de ceder ante la extorsión. Parece que esto se ha convertido en una industria rentable para el crimen organizado. Como todo empresario que se respete, cuidan su fuente de ingresos ejecutando a los que usan su nombre para hacer negocio, como es el caso de "La Línea", grupo de extorsionadores en Ciudad Juárez, Chih.

Y las voces empiezan a alzarse, así como los signos de alarma que se dejan ver:
Así es, Calderón no evade la realidad y nos dice con la firmeza que gentilmente proporcionan la ignorancia y la autocomplacencia:
  • En ningún sentido busca “evadir la realidad” derivada de la crisis económica.
  • Con información sustentada en hechos se mantendrá el rumbo de largo plazo del país (N. de la R.: lo que sea que signifique esto).
  • Su gobierno tiene un compromiso decidido por hacer que impere la legalidad en México y por ello mantiene una lucha sin cuartel contra el crimen organizado.
  • Esto para garantizar la seguridad de los mexicanos y fortalecer las condiciones indispensable para promover la inversión y el crecimiento en el país (N. de la R.: Con la invaluable ayuda de Gerardo Ruiz Mateos que habla de que México está, o estaba, a un tris de tener un presidente narco).
  • La crisis financiera mundial debe atenderse con medidas económicas y requiere reafirmar la confianza, con el fin de evitar un deterioro de la realidad y expectativas de la nación (Nota de la R.: es que la realidad cotiza en bolsa).
  • Las fortalezas de México para enfrentar la crisis económica son: la solidez en la capitalización del sistema bancario y financiero nacional, el nivel de endeudamiento manejable existente, las coberturas en el precio del petróleo y las importantes reformas estructurales impulsadas por su gobierno y apoyadas por el Congreso de la Unión.
Bueno Sr. Calderón, lamento decirle que sus pilares económicos están tambaleantes. Pero eso es harina de otro costal. Es una lástima que el empleo, la planta productiva, los sistemas de salud, las empresas pequeñas y medianas, y el ciudadano de a pie no merezcan ni siquiera una mínima mención en su discurso.

El país se nos cae a pedazos y no hay nadie que ponga orden. ¿Al igual que los delincuentes, los ciudadanos tendremos que llenar los vacíos de poder que Felipe Calderón está creando? ¿Son estos los primeros brotes de una revolución floreciente? Tanto en enero de 2007 como en el cercano septiembre de 2008 hablé de los ciclos violentos en México: 1810, 1910 y 2010. Estamos a menos de un año del 2010, y las condiciones económicas, políticas, de seguridad, de bienestar y de gobernabilidad se deterioran a pasos agigantados, mientras que Calderón ... el Sr. Calderón ... Don Felipe Calderón ... no hace nada más que parlotear.

Me gustaría soñar con que Felipe Calderón lograra salir del marasmo en que se encuentra y se ponga realmente a gobernar a México, que tomara las riendas del país y pusiera orden, pero no veo mucha tela de donde cortar.

El futuro inmediato se ve incierto.

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martes, febrero 10, 2009

Slim abre la Caja de Pandora

Carlos Slim Helú es un personaje polémico de la vida nacional, sin duda. Uno de los hombres más ricos del mundo, severamente criticado por la forma en que se hizo de Teléfonos de México, y muchas veces señalado como prestanombres de Carlos Salinas de Gortari.

Pero de vez en vez habla, y habla fuerte. En el foro "México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?", hizo trizas el cinismo e inacción oficiales, al decir que nos dirijimos a una hecatombe económica. No dejó títere sin cabeza: instruyó a los diputados a que dejen de hacer foritos y se pongan a legislar para impulsar el empleo, el ingreos familiar, el apoyo al campo, a las PyMES y al desarrollo de la infraestructura, y a "privilegiar el nacionalismo económico en el consumo". Al gobierno federal también le tocó su talladita: que dejen de usar los energéticos como fuente de ingresos fiscales, que ya no aumenten sus precios, y que la inversión extranjera no es obra de la caridad internacional, sino de tener las conidiciones adecuadas para los inversionistas.

También le dió su repasada a los primos güeritos: que la política "compren americano" (buy american) es proteccionista. Nota: Sr. Slim, usted propone lo mismo para México.

Y lo dijo con todas sus letras: nos va a llevar el pintor si no hacemos algo, luego no anden chillando.

No quiero ser catastrofista, pero ante el colapso económico el PIB se va a desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando.

Mientras tanto, el país se cae a pedazos. Olvídense de las ejecuciones, que por cotidianas nos han desensibilizado, los signos alarmantes de desgobernabilidad siguen apareciendo. Ahora, presuntamente explotó una granada de fragmentación a unos metros de Televisa en Veracruz.

Mientras tanto, Don Felipe Calderón porfía en sus Juegos de Guerra, ahora dijo que "Nada nos intimidará ni nos detendrá".

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lunes, diciembre 22, 2008

Vamos ganando jefe

Hernández. La Jornada.
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¡Güeno! Nos la pelan porque haiga sido como haiga sido los ocho pelones decapitados son de puro coraje de la moquetiza que le estamos metiendo al narco.

La anterior aseveración la pueden poner en boca de cualquiera de nuestras autoridades o representantes, obviamente respetando la sintaxis, léxico, prosodia, gramática, ortografía y lógica propias de tan augustos personajes. A golpe de declaraciones vamos ganando la guerra contra el crimen organizado, especialmente contra el narco.

No soy nada proclive al morbo, y me la pensé mucho antes de decidirme a poner la fotografía de los militares ejecutados cuyas cabezas fueron cercenadas. Pero no puedo imaginar qué puede llevar a su Serenísima Majestad Felipe El Nono a decir que estos crueles asesinatos son una respuesta del narco porque va abajo en el marcador.

Juzguen por ustedes mismos si las imágenes corresponden a un sonado triunfo.

Foto AP en La Jornada.
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A la barbarie Calderón la enfrenta con un discurso desgastado: responderemos con "la acción firme del estado". A ver si la Comisión Nacional de Derechos Humanos no lo acusa de haber matado de risa a varias decenas de despiadados criminales.

El abierto desafío a las fuerzas armadas mexicanas no puede interpretarse de ninguna manera como signo de debilidad, ni de desesperación y mucho menos de temor por parte de la delincuencia que ha infiltrado los órganos de procuración de justicia del país en todos los ámbitos y todos los niveles. Desde el primer día de su gobierno, Felipe Calderón anunció una "guerra" contra el crimen organizado sin demostrar que había una cuidadosa planeación que la sustentara. Conforme pasa el tiempo se evidencian la improvisación, desconocimiento, ligereza e irresponsabilidad con la que se lanzó esta cruzada anti crimen. Es del conocimiento popular que los más altos niveles del gobierno, por lo menos desde el sexenio salinista, han prohijado la descomposición de las instituciones en aras del lucro desmedido resultante de las actividades criminales en las que esos gobiernos se han involucrado. Esto ha debilitado y puesto en gran riesgo al Estado mexicano, y por ende, a la República y a los mexicanos.

¿Se han preguntado la razón por la que la mayoría de los secuestradores, extorsionadores, gatilleros y encubridores del narco son policías? Pues porque conocen perfectamente el sistema de justicia en México y están seguros de que podrán salir impunes después de haber manchado su plumaje al cruzar el pantano del crimen organizado.

Los llamados del presidente a la unidad nacional para que los ciudadanos emulen al Pípila y participen activamente en las hostilidades en una estulticia, por decir lo menos. ¿Unidad en torno a qué? ¿A una sarta de discursos que se oponen a las armas de alto poder? ¿A unas desarticuladas policías de todos los colores, sabores y calibres para combatir a unos cárteles perfectamente organizados? ¿A una tímida voluntad ciudadana que topa con los altos muros de la corrupción? ¿A un conjunto de medidas improvisadas? ¿A un gobierno reactivo, en el mejor de los casos?

Con políticas económicas erradas; con el olvido de las políticas de salud, educación, bienestar social y empleo, entre otras; la complacencia oficial para con la impunidad y la desigualdad, que solamente fortifican a la corrupción; la terrible descomposición del sistema político, especialmente de los partidos; una crisis económica mundial, que no por anunciada es menos devastadora; se ha logrado un caldo de cultivo en donde el imperio de la ley de la selva tiene todo lo necesario para prosperar.

El deterioro del nivel de vida de los mexicanos es campo fértil para que muchos de ellos opten por actividades ilícitas o degradantes: migración ilegal; economía informal; secuestros de todas las magnitudes; hurtos; y hasta involucramiento en la siembra, producción, distribución, transporte, e incluso consumo, de enervantes. Siempre habrá quien opte por el camino fácil, pero cuando los medios legales y honrosos de ganarse la vida se van clausurando la gente voltea a ver alternativas que bajo otras circunstancias no consideraría.

Y si no fuera suficiente, a los mexicanos nos llueve sobre mojado: ninguno de los poderes en México ha anunciado planes de austeridad. Los diputados y senadores se regalan aguinaldos insultantes; las cuentas de gastos de los miembros del poder ejecutivo son escandalosas; el poder judicial no se queda atrás con el dispendio y salarios exorbitantes en épocas de crisis; el gobierno de la capital del país tampoco ha mostrado sensibilidad para rebajar sueldos o prestaciones a sus altos funcionarios; los partidos políticos siguen recibiendo carretadas de dinero. En pocas palabras a todo el mundo le vale queso la crisis por la que hemos empezado a transitar, y no puedo enfatizar lo suficiente que apenas inicia el calvario.

Prueba de lo anterior es que diputados y senadores se van muy contentos a sus casas después de lamentar, solidaria y responsablemente, que la crisis económica nos golpeará duramente. Debido a sus desencuentros no fueron capaces de elaborar un plan contra el desempleo galopante que empieza a azotar al país.

Sin duda Felipe Calderón puede llenarse la boca diciendo que vamos "ganando" la guerra contra la delincuencia basado en los "excelentes" resultados que todos los mexicanos podemos constatar día con día.

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viernes, diciembre 12, 2008

Retablo Guadalupano

Con su tradicional agudeza, ironía y capacidad de síntesis, El Fisgón opina sobre los turbulentos tiempos que vivimos.

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martes, noviembre 11, 2008

La Victoria de Obama: Una revuelta de ciudadanos consumidores.

Hoy me topé con un interesante artículo en el BusinessWeek. Su autora, Shoshana Zuboff, hace un interesante planteamiento relacionado con el resultado de las pasadas elecciones presidenciales en los Estados Unidos y las condiciones que colaboraron al triunfo de Barack Obama. Es extenso, pero vale la pena leerlo. La traducción es mía. Aquí se los dejo.

Esta columna está dedicada a los altos ejecutivos de las empresas norteamericanas cuyas políticas y prácticas de negocios ayudaron a asegurar la victoria de Barack Obama. La demanda de cambio que sonó a través del país no está limitada a nuestros nuevos Presidente y Congreso. Esa llamada también sonó para ustedes. El triunfo de Obama fue encendido en parte por su falla de entender y respetar a sus consumidores, clientes, empleados y usuarios finales. La desesperación que alimentó el ansia de Norteamérica por un cambio y una esperanza creció y maduró en sus jardines.

Millones de norteamericanos escucharon al Presidente Electo Obama hacer eco de su frustración, su impotencia y su rabia cuando el seguro médico de su madre se negó a cubrir sus tratamientos por cáncer. Peor aún, cada uno de ellos sabe exactamente cómo se sintió. La indignación cocinada a fuego lento durante mucho tiempo es ahora la experiencia definitoria de cada consumidor de servicios de salud, hipotecas, seguros, viajes y servicios financieros, entre muchos otros.

Obama fue elegido no solamente porque muchos norteamericanos se sintieron traicionados y abandonados por su gobierno, sino también porque esa sensación finalmente convergió con la impresión de haber sido traicionados por las corporaciones de Norteamérica. Sus experiencias como consumidores y ciudadanos se unieron para crear una creciente revuelta contra el status quo – como ocurrió en la Revolución Norteamericana. Desconfíen de quienes recomiendan que todo siga igual. Este período post electoral es un punto de quiebre para la comunidad de negocios. Demanda una actitud de sobria revaloración y una disposición hacia una reinvención fundamental. Si dicha comunidad no lo hace, alguien más lo hará.

Las semillas de la Desesperación.

Mucho antes del siniestro florecimiento de esta crisis económica, nuestras empresas se habían arruinado. Un indicador de esto fue la casi completa ausencia de confianza de los norteamericanos hacia las empresas y sus líderes. Pero no siempre fue así.

Después de la Segunda Guerra Mundial y hasta casi el final de la década de los años 70, las empresas se vieron a sí mismas como parte del tejido social. A mediados de los años 50, 80% de los adultos de los Estados Unidos (EU) decían que las Grandes Empresas eran algo positivo para el país, y 76% creían que necesitaban de pocos o ningún cambio (Roper, Agosto 1954). Las empresas eran reconocidas por la creación de empleos, su efectividad como productores masivos, por el desarrollo y mejora de productos, por ser grandes contribuyentes al fisco, y por apoyar la educación (Encuesta del Centro de Investigaciones de la Universidad de Michigan, Julio de 1951).

En 1966, 55% de los estadounidenses tenían una gran confianza en los líderes de las grandes compañías (Encuesta Harris # 22, Febrero 28 de 2008). En el 2006, solamente un 5% de los norteamericanos dijeron que las corporaciones trataban bien a sus consumidores, mientras que sólo un 7% expresaron un alto grado de confianza en los líderes corporativos (Lichtman/Zogby, Mayo de 2006). En esos cuarenta años un abismo insalvable se abrió entre las corporaciones y la gente que dependía de ellas como empleados o consumidores. ¿Qué sucedió con la confianza? A diferencia del espejismo de la riqueza generada por la ingeniería financiera, ésta no se desvaneció de la noche a la mañana. Se fue desgastando, agonizando poco a poco a través de las décadas.

La gigantesca Máquina del Dinero.


Hace 30 años, las corporaciones insertas en el tejido social del período posterior a la Segunda Guerra Mundial fueron replanteadas como una gigantesca máquina de hacer dinero. Inició como algo muy inocente. Mientras que la competencia global afectaba a las industrias de los EU, muchos se preguntaron cómo lograr incrementar la productividad de los mandos medios. La idea era que las gerencias no actuaban para proteger los intereses de los accionistas y obtener las máximas ganancias. Los teóricos ofrecieron múltiples razones de por qué debería ser así, desde inercia e interés propio hasta lealtad a la comunidad, e incluso “honor”.

Una solución se impuso, eventualmente, a las otras: los mercados controlados por las corporaciones. Una nueva generación de inversionistas lideró la compra, frecuentemente hostil, de aquellas compañías cuyas acciones consideraban que estaban subvaloradas. Muchos accionistas simplemente optaron por tomar la mejor oferta. Incrementar la deuda y establecer las nuevas economías de escala combinando o reorganizando los recursos fue visto como una manera de imponer disciplina en los grupos gerenciales, reduciendo la divergencia con el objetivo de los accionistas de elevar al máximo las ganancias. Nuevas compensaciones e incentivos se añadieron a los planes de remuneración de los ejecutivos ligados al comportamiento del precio de las acciones de las empresas.

La empresa se transformó en una máquina de transacciones diseñada para obtener las mayores utilidades posibles, desligándola de su comunidad, sociedad y país. Las plazas de trabajo se trasladaron a los proveedores externos, los costos se redujeron al mínimo, y los estados financieros dependían de una creciente y misteriosa ingeniería contable. Las compras hostiles de compañías dieron paso a las fusiones. Las industrias se consolidaron, limitando las opciones de los consumidores. Volcarse hacia dentro de la empresa fue algo a lo que los mandos medios siempre fueron vulnerables, alejándolos de las necesidades de clientes y empleados. La seguridad de conservar el trabajo se debilitó, y muchas familias dependían de dos fuentes de ingresos. Una creciente mayoría de empleados deseaban mayor flexibilidad en sus trabajos de la que los patrones les otorgaban. Los padres y madres que trabajaban, especialmente estas últimas, entraron en crisis. Los clientes eran considerados anónimos y desechables.

Sí, la productividad se elevó. Pero los mecanismos existentes para compartir los beneficios se habían esfumado tras años de disminuir la recaudación fiscal a base de trucos contables y exitosas campañas corporativas de cabildeo. Por el contrario, las compensaciones ejecutivas se dispararon, así como las fortunas de una nueva clase de especialistas financieros que identificaban y facilitaban esas prácticas.
Mientras tanto, este nuevo y exitoso modelo se propagó a todas las organizaciones públicas y privadas: agencias gubernamentales, hospitales, consultorios médicos, escuelas. Si alguna vez se preguntó por qué solamente podía ver durante siete minutos a su doctor, por qué los hospitales medían sus resultados por la ocupación de camas, o por qué no podía encontrar a nadie en una oficina gubernamental que le ayudara – esa es la razón.

La pérdida de la Confianza.

Durante esas mismas décadas, los estadounidenses mejoraron su educación y se formaban una mejor opinión de las cosas. Viajaban y participaban de una nueva era de información. El acceso a la misma, la interacción y comunicación mejoraron con la Internet. Los norteamericanos cobraron conciencia de que eran individuos únicos y complejos que querían ser escuchados – a medida que las empresas de las que dependían se tornaban más despiadadas, ajenas, gigantes e impersonales. El resultado fue una epidemia de estrés y una rápida pérdida de la confianza hacia prácticamente todo tipo de organización, especialmente aquellas de las que la gente dependía en mayor medida – servicios de salud, seguros, servicios financieros, transportación, vivienda, telecomunicaciones y medios de información.

En “La Economía Sustentable: Por qué las Corporaciones le fallan a los Individuos y el Siguiente Capítulo del Capitalismo", mi coautor Jim Maxim y yo alegamos que esta erosión de la confianza determinó el fin de una etapa del capitalismo, pero sentó las bases para una nueva era de creación de riqueza. Al enfrentarse con una alternativa real, los consumidores dieron su lealtad y dinero a quienes les ofrecían relaciones confiables dirigidas a satisfacer sus complejas necesidades en vez de otorgarla a distantes adversarios que ofrecían transacciones impersonales.

El reto es cambiar la forma en que organizamos los activos y potenciar la tecnología de manera que sea posible atender necesidades individuales a un precio razonable. Hemos descrito un giro radical en las empresas a la manera de Copérnico, que ponga al consumidor en el centro del sistema solar comercial de la misma manera en que Apple con el iPod y el servicio iTunes coloca al consumidor de música en el centro de la nueva configuración de la industria musical. Esto representa oportunidades históricas para una nueva clase de competidores.

A pesar de que nuestro análisis fue aceptado en muchas partes del mundo, encontramos a las gerencias de las empresas estadounidenses obstinadamente indiferentes a la crisis de confianza. Se sentían inmunes a las consecuencias. Decían que por algo casi todos los competidores en muchas industrias operaban de la misma manera. Y mientras los consumidores carecieran de opciones reales, la urgencia por cambiar no existía. Muchos de ellos pensaban que la práctica de la Máquina de Dinero era inevitable y que no existía alternativa. También sabían que la gente está muy ocupada en otras cosas como para armar un alboroto por dichas prácticas. Finalmente, existía la creencia de que mientras los consumidores tuvieran acceso a créditos baratos y continuaran gastando no había nada de qué preocuparse.

Sí, debemos hacerlo.

Tan recientemente como este pasado verano, mientras que la economía se desmoronaba (BusinessWeek 14 de julio de 2008), viajé un par de veces a Silicon Valley con la esperanza de encontrar líderes que pudieran aprovechar la crisis relativa a la destrucción de la confianza. Me reuní con los ejecutivos de Facebook, pero estaban obsesionados con encontrar la forma de comercializar su portal con los anunciantes. Sus usuarios no eran individuos, sino “ojos”. Le pregunté a Eric Schmidt, Director Ejecutivo de Google, cómo podría desarrollar y mantener la confianza de sus usuarios. Su respuesta fue mencionar los dos tipos de acciones bursátiles creadas para aislar a la alta gerencia de las presiones de los inversionistas. Di una plática acerca de la crisis de confianza. La respuesta de la auto proclamada bufón de la corte de Internet Esther Dyson fue consistente con lo que había estado escuchando en el viaje: En lo personal, no me preocupa que la gente no confíe en las grandes instituciones.

Unas pocas semanas más tarde el pánico se apoderó del mercado bursátil. Estuve en el noticiario dominical de ABC con George Stephanopoulos, solamente para oír decir al economista Larry Summers que el sorprendente alcance de la catástrofe económica se debía a la pérdida de confianza en las instituciones. Lo que no dijo es que es se trata de un fenómeno creciente, como la acumulación de las aguas en un mar, a través de décadas enteras. La debacle económica de los créditos de alto riesgo, con el consecuente congelamiento de todo el sistema crediticio, simplemente marcaron el momento cuando el dique que contenía al mar finalmente se rompió.

Decenas de miles se reunieron en el Parque Grant al atardecer del 4 de noviembre para escuchar al Presidente Electo Barack Obama. Sus rostros lucían animados – no por la sorpresa, sino por la identificación. Sus necesidades, sus anhelos y los insultos recibidos habían sido ignorados durante un largo tiempo. Al fin había un hombre que expresaba sus experiencias comunes de haber sido traicionados y que compartía sus esperanzas de cambio. El sendero para reinventar a las Empresas Norteamericanas estaba marcado en los rostros de quienes se congregaron esa noche. Sabían exactamente lo que tiene que hacerse.

¿Podremos inventar un modelo de negocios en el cual el apoyo, la participación, la sinceridad, la confianza, y el relacionamiento se entrelacen? ¿Podemos escribir la frase anterior sin evocar temor, escepticismo, cinismo o burlonas carcajadas? Las malas prácticas que acabaron con la confianza son incomprensibles para la mayoría de la gente, estén atrapadas dentro de la máquina de dinero o en el otro extremo, donde finalizan las operaciones. Pero después de esta elección, las respuesta a estas preguntas han cambiado irremisiblemente. La respuesta de hoy podría ser no solamente “Sí se puede”, sino también “Sí, debemos hacerlo”.

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jueves, octubre 16, 2008

Los demócratas con mejores para los negocios

El New York Times (NYT) publicó el pasado día 14 de este mes un artículo donde analiza el comportamiento de la bolsa de valores de Standard & Poor's durante las presidencias demócratas y republicanas en los Estados Unidos.

El resultado final es que si se hubieran invertido $10,000 USD en aquella época, los rendimientos serían los siguientes (dar clic en las imágenes para agrandarlas):

  • Con los republicanos, los $10,000 hoy serían menos de $12,000.
  • Con los demócratas, hoy serían poco más de $300,000.
Esto significa que el rendimiento anualizado promedio de los republicanos es del 0.4%.


Mientras que el crecimiento promedio anual con los demócratas es del 8.9%.


A los republicanos les han explotado dos bombas gigantescas: a Herbet Hoover la de la Gran Depresión en 1929, y en el 2008 a George W. Bush la del catarrito de Carstens. El NYT pone dos escenarios en el análisis republicano: con y sin la presidencia de Hoover, que arrojan 0.4% y 4.7% respectivamente. Creo que si se incluye la de Bush hijo, debe incluirse la de Hoover.

A la luz de estas cifras, parece que a todos nos conviene que Obama gane la presidencia.


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